Piñera y la apuesta por un nuevo comienzo

24.03.2017 Sebastian Piñera ( En la Imagen) , hoy Candidato a la presidencia, da entrevista a Suplemento Reportajes, de Diario La Tercera, en su oficina Ubicado en Apoquindo 3000, en la oportunidad es entrevistado por Editores de Reportajes Gloria Faundez y Alejandro Trujillo. Fotos: Patricio Fuentes Y./ La Tercera

Recién a inicios de marzo de 2017, el Mandatario logró sellar el respaldo de su familia para repostular a La Moneda. El rechazo a una nueva aventura presidencial había sido tan cerrado que Piñera alcanzó a escribir una carta dirigida a Chile Vamos para declinar competir. Aunque pudo imaginar los problemas de una segunda administración, nada lo preparó para lo que tuvo que enfrentar.


“La primera vez quería ser candidato y tenía el apoyo de mi mujer. La segunda vez, tenía dudas y no tenía el apoyo de mi señora. En conclusión: hay que hacerles caso a las mujeres”.

Cuando personeros de su círculo íntimo le preguntan al Presidente Sebastián Piñera si está arrepentido de haber repostulado a La Moneda en noviembre de 2017, el Mandatario, medio broma, medio enserio, da esa respuesta.

Los pocos que han hablado con él del asunto -en especial tras el estallido social de octubre de 2019 y el golpe de la pandemia que aún continúa- aseguran que Piñera nunca ha sincerado estar arrepentido de haber disputado la presidencia por segunda vez, aunque sí ha dado señales de complicación en los últimos años y del elevado costo familiar de su decisión.

El primer paso por La Moneda del Presidente (2010-2014) tampoco fue fácil. Antes de asumir, un fuerte terremoto -”el quinto más fuerte de la historia de la humanidad”, como le gusta recordar- cambió abruptamente sus planes iniciales y lo obligó a concentrarse en la reconstrucción del país.

Pero la comparación con el segundo mandato -que comenzó en marzo de 2018 y culminará en marzo próximo- no tiene parangón. Tanto así, que no hay paciencia familiar que resista y el propio Piñera afirma en privado que cada vez que el gobierno enfrenta una nueva dificultad debe resignarse a escuchar de boca de la primera dama, Cecilia Morel, un severo: “¡Te lo dije!”.

Claro que en marzo de 2018 todo era distinto. El Mandatario se impuso en diciembre de 2017 en un holgado triunfo de segunda vuelta al representante de la centroizquierda Alejandro Guillier: 54,7% frente al 45,43%. Piñera ganó en 13 de las 15 regiones del país (ahora 16) y en 10 de ellas superó a Guillier por cinco o más puntos porcentuales.

Había razones para pensar en un futuro auspicioso, dicen en el entorno del Presidente. Y en el verano de 2018 Piñera estaba optimista.

Una carta en el cajón

Nunca se había enfrentado a una resistencia familiar tan grande para alguno de sus proyectos políticos. La familia Piñera-Morel había sufrido con dureza la experiencia del primer gobierno y cuando el Mandatario abandonó La Moneda en 2014 había alivio.

Entre los familiares del Presidente era común que se señalara que la experiencia de gobierno había sido muy dura, que la alta exposición pública había alterado radicalmente sus rutinas y que la violencia de los cuestionamientos que recibían por diversos frentes, principalmente relacionados a los negocios y a la faceta empresarial de Piñera, los complicaba enormemente.

Nadie, ni Cecilia Morel ni ninguno de sus cuatro hijos (Magdalena, Cecilia, Sebastián y Cristóbal) acompañaban a inicios de 2017 al hoy Mandatario en su entusiasmo por intentar volver a La Moneda.

Piñera -sin embargo- sabía que estaba en una situación complicada y cada vez más se agudizaban las presiones de Chile Vamos.

Durante 2017 las opciones de otros candidatos presidenciales no eran muchas en la derecha. Si bien los senadores Manuel José Ossandón (RN) y Felipe Kast (Evópoli) se posicionaban como cartas posibles, Piñera corría con ventaja. Así lo decían las encuestas y su círculo más íntimo concentrado en Apoquindo 3000.

Cercanos al hoy Mandatario sostienen que recién en 2016 -a dos años de haber dejado el Palacio- comenzó a rondar en la cabeza de Piñera la idea de volver a postular a La Moneda, aunque en su círculo familiar algunos aseguran que siempre estuvo en sus planes como un posible desafío. Si bien al término de su primer gobierno en 2014 el actual Mandatario armó la Fundación Avanza Chile -lo que fue interpretado en la derecha como una señal de que en el futuro buscaría repostular-, entre su círculo íntimo cierran filas y dicen que sus intenciones apuntaban sólo a defender su “legado” ante el gobierno de su sucesora, Michelle Bachelet.

Su principal temor cuando dejó La Moneda -afirman las mismas fuentes- era que se desatara una especie de operación para desprestigiar su administración. De todas formas, se preocupaba de estar en la palestra pública y mantener una buena evaluación ciudadana. Y los tiempos se estrechaban y la fundación se terminó transformando rápidamente en una plataforma presidencial y devino en comando.

Ahí, en Apoquindo 3000, en el piso 19, compartían espacio una parte significativa de quienes integraron el gabinete de Piñera durante su primer paso por La Moneda. Andrés Chadwick, Cecilia Pérez y Cristián Larroulet lideraban la primera línea. También participaban Isabel Plá, Gonzalo Blumel y Juan Francisco Galli, entre otros.

Cada uno de ellos jugó un rol clave para convencer a Piñera de asumir una segunda (en realidad tercera, había perdido frente a Bachelet en 2006) candidatura presidencial.

Chadwick y Pérez fueron más allá y aprovecharon la cercanía que mantienen con Morel y los hijos del Mandatario para intentar bajar las reticencias que les generaba una nueva batalla electoral de su esposo y padre. Pero nada parecía funcionar.

Las dudas de Piñera aumentaban en enero de 2017. Y también la resistencia familiar.

Ahora se sumaban los hermanos del Presidente -Magdalena y Pablo, más conocidos como “Pichita” y “Polo”, respectivamente- que le advertían de los riesgos de volver a Palacio, y dos de los hijos de Piñera -Sebastián y Cristóbal- amenazaban con irse de Chile si decidía competir. Otras fuentes -no obstante- afirman que tenían en mente planes de estudio en el extranjero hacía rato.

Otro nubarrón en el panorama era el flanco judicial y los cuestionamientos públicos por las investigaciones que encabezaba la fiscalía en contra de Piñera, particularmente por el denominado caso Exalmar.

Atrapado entre las dudas de su círculo familiar y las presiones políticas de Chile Vamos y sus colaboradores más cercanos, por esos días el Presidente tomó un papel y un lápiz y escribió una carta con las razones para declinar ser candidato.

Según sus cercanos, el Mandatario estuvo a punto de comunicar su decisión oficialmente en una declaración, pero hubo otra arremetida. Los dirigentes de los partidos de Chile Vamos no lo dejaban de llamar por teléfono para pedirle que fuera el abanderado: le advertían que se corría el riesgo de que nuevamente la centroizquierda llegara al poder y que eso sería su responsabilidad.

Competitivo como es, por la cabeza de Piñera se pasó la posibilidad de empatar el récord de Bachelet de ser elegida por un segundo periodo. De hecho, algunos en su familia apuntan a que ese rasgo de su personalidad inclinó la balanza a favor de su repostulación. “Es un tomador de riesgos”, dicen, mientras otros en el sector afirman que su conocida ambición también influyó en su decisión.

Pero en el círculo que trabajó en la campaña del Mandatario aseguran que fue el sentido de responsabilidad lo que impulsó su determinación. En los últimos años Piñera no había descartado una repostulación, lo que -coincidían en la derecha- había impedido el crecimiento de nuevos liderazgos.

Durante la primera quincena de marzo de 2017, en un almuerzo familiar que realizó en la terraza de su casa en Las Condes, el Mandatario volvió a poner el tema sobre la mesa.

Según dijo a su esposa, hijos y algunos hermanos presentes, no tenía otra opción que asumir la candidatura. Ahí se abrió un nuevo debate. Que existía un cuadro político complicado, con mucha crispación, que la izquierda estaba siendo “muy dura”y que tenía enemigos dentro del propio sector fueron algunos de los argumentos que esgrimió la familia para defender que no era conveniente competir. Sin embargo, Piñera insistió en su punto.

“No te preocupes por nosotros, cuenta con nuestro apoyo en un 100%”, terminó diciendo -ya derrotado- Sebastián, uno de sus hijos.

La misiva que había escrito, según quienes la conocen, hasta el día de hoy quedó guardada en un cajón.

Resistencia a las primarias

Piñera anunció oficialmente su candidatura a fines de marzo de 2017. A esa altura toda su familia se embarcó en la campaña para apoyarlo. Hasta ahí las cosas parecían ir bien. Sin embargo, el equipo del ahora Mandatario tuvo que enfrentarse a otra traba antes de llegar a la primera vuelta presidencial: si ir o no a primarias con Ossandón y Kast, quienes desconocían la mejor opción de Piñera y presionaban para una competencia interna del sector. “Nunca ha querido ir a primarias y está armando toda una cocinería política con unas ollas muy grandes para evitarlas”, decía Ossandón por esos días, pero Piñera y su entorno lo negaban.

El senador RN -sin embargo- estaba en lo cierto.

26.06.2017 Candidatos por Chile Vamos: Sebastian Piñera ( Izq ) Jose Manuel Ossandon ( Der ), y Felipe Kast ( Centro ) participan de Debate realizado en Canal 7 via Cadena Nacional , organido por medio de Comunicacion, fotografias realizadas en estudios de Canal 7. Fotos: Patricio Fuentes Y./ La Tercera

El Mandatario sostenía que estaba en una situación de privilegio frente a la escasez de liderazgos de la centroderecha y no estaba dispuesto a desgastarse en primarias. “¡Para qué voy a ir a primarias si me pidieron ser candidato y soy el mejor posicionado!”, se quejaba en privado el entonces abanderado, según recuerdan en su entorno.

Piñera desconfiaba -además- del estilo de competencia de Ossandón, quien constantemente y cada vez con mayor virulencia abría fuego en su contra.

Fueron Blumel y Galli quienes tomaron cartas en el asunto. Ambos -preocupados por la situación debido a que Ossandón, Kast y Chile Vamos presionaban por hacer primarias- idearon una forma para persuadir al ya candidato de competir en esos comicios: escribieron una minuta titulada “Las cinco razones para hacer primarias en Chile Vamos” y se la entregaron a Piñera.

El texto, que tiene fecha de 12 de abril de 2017, consistió en dos carillas en las que se enumeran los argumentos a favor de una competencia en el sector. “Muestra una derecha ordenada, moderna y democrática. Ante el desorden mostrado por la Nueva Mayoría”, dice el primer punto del documento, y se agrega que “a diferencia de las elecciones de voto obligatorio, en que el principal objetivo es recordación para el votante indeciso que toma su opción el día antes o el mismo día de la votación, en voto voluntario, el votante indeciso no concurre a votar si un día antes de la votación no tiene un candidato. El trabajo, por tanto, debe hacerse antes”.

Asimismo, destaca que “los riesgos de una primaria son bajos. La amenaza de intervención de nuestras primarias por parte de los adherentes de la Nueva Mayoría es irreal” y también se argumentaba, como cuarta razón, que con las primarias se permitía “despejar el fuego amigo”. “Dada la agresividad mostrada por Manuel José Ossandón y la creciente postura beligerante que comenzó a mostrar Felipe Kast, la primaria presenta una oportunidad para despejar a dichos rivales”, argumentaban.

El escrito finaliza señalando que “las primarias otorgan amplias ventajas a la coalición que las realiza. Las elecciones primarias legales contemplan: la posibilidad de realizar campaña y recibir aportes de privados, realizar propaganda electoral en espacios públicos”, entre otros.

Piñera recibió el texto y se tomó unos días para definir su decisión. “Voy a competir”, comunicó finalmente.

La Fundación Avanza Chile -entonces- se convirtió en un hervidero de actividades con miras a las primarias de julio de 2017. Chadwick y compañía debieron lidiar con el humor del Mandatario, quien enfrentó una fuerte ofensiva de Ossandón.

El punto álgido de esos desencuentros se vivió en el último debate que enfrentó a los competidores de Chile Vamos por televisión abierta. “No lo declararon reo por lindo, y ha estado metido en un montón de problemas”, le espetó el senador RN a Piñera, descolocando al Mandatario.

La relación entre ambos sufrió un evidente deterioro -aunque la verdad es que nunca fue fluida. El Presidente resiente hasta hoy las constantes críticas de Ossandón. Este último tampoco deja de lado su belicosidad a Piñera. Un nuevo punto de inflexión entre los dos se vivió varios años después -en noviembre de 2021-, cuando el senador RN se abstuvo durante la votación de la segunda acusación constitucional que debió enfrentar Piñera mientras ha estado en La Moneda.

El Mandatario se impuso ampliamente en las primarias de Chile Vamos, donde alcanzó más del 58% de los votos, frente al 26% de Ossandón y el 15% de Felipe Kast.

Regreso a La Moneda

La elección de 2017 generó sentimientos encontrados en Piñera. Aunque se impuso con la primera mayoría con miras al balotaje con un 36,64%, el resultado de la primera vuelta estaba lejos de lo esperado.

En segundo lugar se ubicó Alejandro Guillier, con el 22,70%, y la sorpresa la dio la carta del Frente Amplio Beatriz Sánchez, con el 20,27%.

Por primera vez el Mandatario tomó nota de la fuerza de la alianza de izquierda formada por exlíderes estudiantiles, a la que cuatro años después deberá entregarle la banda presidencial, esta vez personificada en Gabriel Boric.

Pero la segunda vuelta del 17 de diciembre le devolvió el entusiasmo a Piñera. En su nueva conquista de La Moneda, el Presidente se impuso ampliamente a la carta de la coalición de centroizquierda que lideraba el senador y exconductor de TV.

16 de Noviembre del 2017/SANTIAGO Sebastián Piñera realiza cierre de su campaña presidencial, junto a parlamentarios y adherentes, en el Parque Renato Poblete de la Comuna de Quinta Normal. FOTO: MARIO DAVILA HERNANDEZAGENCIAUNO

Otra vez -tal como en 2009-, el hotel Crowne Plaza se convirtió en un centro de festejos para Chile Vamos, por segunda vez desde el retorno a la democracia. “Recibimos este triunfo con humildad, pero también con esperanza... Chile necesita acuerdos más que enfrentamientos, diálogos y colaboración”, señaló el nuevamente Mandatario electo esa noche.

El regreso a La Moneda fue detalladamente planeado por el Presidente. “A ver... qué quiere usted”, le preguntaba a su equipo más cercano -reunido en la Fundación Avanza Chile- cuando diseñaba las primeras líneas de su gabinete. “Ya, listo...”, respondía Piñera. “Quiero que me acompañe en el ministerio de...”, proponía el Mandatario electo a quienes llamaba cuando conformaba su gabinete en el verano de 2018.

En su renovado debut, Piñera pudo plantear a sus equipos con holgura. Y puso a sus más cercanos en el corazón de La Moneda. Así, Chadwick llegó a Interior; Pérez, a la Segegob, y Blumel, a la Segpres. A la cabeza del Segundo Piso desembarcó Larroulet, quien había señalado que no volvería al gobierno como secretario de Estado.

En su primer discurso en La Moneda el 12 de marzo de 2018, Piñera delineó su ambiciosa apuesta para su segundo mandato: Llamó a cinco grandes acuerdos nacionales (infancia, seguridad ciudadana, salud, desarrollo económico y paz en La Araucanía).

Pero desde el inicio de su gobierno tuvo dificultades. La oposición parecía determinada a hacerle la vida complicada en su segundo mandato y varios se restaron de sumarse a los acuerdos. Un solitario Gabriel Boric -en todo caso- se rebeló a sus pares y se sumó a la mesa por el acuerdo de la infancia.

Sin embargo, el primer golpe a la línea de flotación de su segunda administración vino ya en noviembre de ese mismo año. Estando en Singapur, en medio de una gira presidencial, Piñera se enteró de la muerte de un comunero mapuche, que luego se conocería que correspondía a Camilo Catrillanca, quien murió asesinado por Carabineros en el marco de un operativo policial en Temucuicui.

El Alto Mando de Carabineros de la época había intentado ocultar el homicidio señalando la existencia de un enfrentamiento y había mentido al gobierno, que como primera reacción había cerrado filas con la defensa de la institución uniformada. Quienes conocen a Chadwick señalan que nunca pudo reponerse del episodio.

El denominado caso Catrillanca, además, puso por primera vez en la mira de la oposición al entonces jefe de gabinete.

Lo peor estaba por venir. Casi un año después -el 18 de octubre de 2019-, un violento estallido social nunca visto desde el retorno a la democracia hizo tambalear al gobierno de Piñera y obligó al Mandatario a abrir un inédito proceso constituyente. Piñera tuvo que olvidar el rumbo que había imaginado para su segundo mandato.

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