El dilema del gobierno para anclar un relato y las fórmulas que baraja para recuperar la agenda

En el oficialismo dicen que un ajuste ministerial -que el Presidente dejará para el regreso de sus vacaciones, que iniciarán este próximo lunes- no es suficiente para que el gobierno se recomponga de una serie de crisis. Por lo mismo, los equipos del Mandatario están trabajando en un diseño político que logre recuperar el control con iniciativas propias de su programa.


Se avanza un paso, pero se retroceden mil”. Esa es la frase que repiten entre presidentes de partidos de las coaliciones oficialistas respecto de la agenda del gobierno y de su relato.

El nivel de frustración es alto, dicen, porque cada vez que ven que hay un tema propio del programa que comienza a instalarse, una nueva crisis lo termina opacando.

Solo esta semana, personeros del Ejecutivo volvieron a incurrir en errores que los han tenido dando explicaciones. Primero, el polémico audio que se filtró por equivocación desde la Cancillería, luego las declaraciones del Presidente Gabriel Boric respecto de Perú y, por último -el jueves-, el fracaso legislativo de la reforma para establecer un nuevo estado de excepción. La iniciativa no se aprobó por la ausencia de diputados oficialistas que se encontraban de viaje, y a raíz del traspié de la ministra del Interior, Carolina Tohá, quien dijo, durante la discusión de la iniciativa, que “la panacea no está en los aplausos fáciles que se consiguen diciendo mentiras”.

Así, La Moneda, señalan en el oficialismo, no logra controlar la agenda con sus propias reformas y está “constantemente apagando incendios”. Además, al propio Mandatario le ha costado mantener un relato desde que asumió hasta ahora: ha tenido que adoptar medidas que no compartía cuando era candidato, por ejemplo, en materia de seguridad al utilizar la herramienta del estado de excepción, a la cual se oponía.

“Hay una preocupación por recuperar la agenda, el relato, por superar la contingencia negativa que se da por errores”, admitió ayer -en entrevista con La Tercera PM- el presidente de RD, Juan Ignacio Latorre.

Dadas esas dificultades es que, otra vez, se ha vuelto a instalar en La Moneda y en los partidos de gobierno la idea de hacer un nuevo ajuste ministerial, el que se ha visto cruzado por la áspera convivencia que existe entre Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático.

Consciente de esas dificultades, el Jefe de Estado, en el comité político que lideró en Cerro Castillo la semana pasada, abordó cómo recuperar la agenda y anclar un relato que permita al gobierno mostrar los avances de su primer año y dejar atrás las crisis sucesivas que ha enfrentado por errores no forzados y “desprolijidades” en la toma de decisiones.

Una tarea que no ha sido fácil y cuya solución es algo que mantiene ocupados hace semanas a los equipos del Segundo Piso del Mandatario, liderados por Miguel Crispi (RD), y también a su nuevo jefe de gabinete, Carlos Durán. El diagnóstico de que hay aspectos que mejorar en términos de conducción política, de gestión y de comunicación está instalado hace meses en Palacio, pero la crisis de los indultos -que terminó con la renuncia de la extitular de Justicia Marcela Ríos, y su exjefe de gabinete Matías Meza-Lopehandía-, dejó al descubierto que tomar acciones para resolver esos déficits es urgente.

El diseño

Boric y sus equipos ya están diseñando fórmulas para, por un lado, restablecer los equilibrios entre las dos coaliciones a nivel de subsecretarías -algo que pidió expresamente el Socialismo Democrático, sector que hoy cuenta solo con cuatro de las 39- y, por otro, remover a ministros o ministras cuyas evaluaciones no se ajusten a la necesidad del momento político que atraviesa el gobierno. Ese ajuste, según indican en el Ejecutivo, quedará para la vuelta de las vacaciones del Mandatario -que inician este lunes y se extenderán por dos semanas- y se hará como un todo y no en tandas, como se había pensado inicialmente.

Si bien en La Moneda y en los partidos saben que un cambio de elenco será importante para mejorar el déficit de gestión, también reconocen que un movimiento de alfiles no es suficiente para resolver los problemas estratégicos y políticos que han venido enfrentando. Por lo mismo, la tesis que ha primado es definir un rediseño, bien pensado, que permita inaugurar un nuevo momento.

De hecho, entre los partidos de gobierno dicen que ya han conversado -aunque sin tanta profundidad- algunas estrategias con el Ejecutivo.

En el Socialismo Democrático aseguran que el cambio a nivel de subsecretarías y seremías será crucial para mejorar la gestión administrativa del Estado, porque -a su juicio- es algo que requiere experiencia. Además, un factor de mayor equilibrio en esos cargos -recalcan- permitirá contener la desafección que en este primer año de gobierno ha proliferado en esas colectividades. Eso, admiten, también los obligará a un mayor compromiso y responsabilidad en la tarea de gobernar.

Las mismas fuentes señalan que el gobierno debe dejar de apostar a un relato meramente “estructuralista” y empezar a apuntar también a políticas públicas de corto plazo y que permitan imprimir un sello. Hasta ahora, dicen en el Socialismo Democrático, el Ejecutivo se ha concentrado en las reformas, como la de pensiones y tributaria, o en otras de corte “asistencialistas” -como las ayudas sociales-, pero no así en programas que la gente reconozca como propios de Boric. “La gente no vive de reformas estructurales”, dice un dirigente del sector.

En Apruebo Dignidad, en tanto, sostienen que hay que buscar fórmulas para evitar que la agenda propia del gobierno quede en un segundo plano ante las crisis políticas, las que sindican como causales directas de la alta desaprobación del Mandatario. Una de las alternativas que evalúan para “subirle el volumen” al relato del gobierno es que los anuncios no queden solo en el Mandatario, sus ministros o en el debate legislativo, sino que también se expresen a nivel territorial. De hecho, esa idea está siendo trabajada por Crispi y Leonardo Moreno -también del Segundo Piso-, quienes buscarían cristalizar un diseño para mejorar ese aspecto. En ese marco, también se le ha pedido al Ministerio del Interior potenciar su brazo territorial.

Pero en los partidos dicen que la tarea no es fácil, porque las propias iniciativas del Ejecutivo no son entendidas por la ciudadanía. La Moneda constantemente está haciendo sondeos cualitativos y cuantitativos para medir la percepción de su programa de gobierno. En los resultados de estas se han encontrado con varias dificultades. Por ejemplo, en Palacio tienen medido a través de focus group que el sistema nacional de cuidados que impulsan -y que es una de las políticas más relevantes del programa- no es entendida por la ciudadanía. Eso, advierten, refleja que no se está comunicando bien y que se debe trabajar en estrategias que lleguen a las personas y hagan sentido.

Las miradas de un ajuste

Respecto a cómo debería darse el rebaraje ministerial hay dos miradas en el oficialismo. Una que busca un ajuste relevante a nivel de subsecretarías y más sectorial a nivel ministerial, y otro que apunta a un cambio también en el comité político, donde -tanto desde Apruebo Dignidad como Socialismo Democrático- ven un déficit de conducción. Lo que es claro es que el Mandatario debe tener un gabinete que lo proteja más. Estas mismas voces advierten la necesidad de reforzar el Segundo Piso, donde a la centroizquierda, en particular, le preocupa la nula presencia de su mundo y mirada en ese espacio, el de mayor influencia en el Presidente.

De hecho, justamente sobre el equipo de Estudios que dirigía Durán y hoy lidera la filósofa Luna Follegati -y que debe llevar el pulso de las políticas del gobierno- hay diagnósticos críticos en sectores de La Moneda. Acusan que no anticipan escenarios y recuerdan siempre que difundieron una encuesta en que el Apruebo ganaba para el plebiscito del 4 de septiembre.

Ante sus problemas internos, en el gobierno tienen el diagnóstico que todo lo que hagan para rectificar el rumbo y anclar un relato requiere que exista una mayor coordinación en la alianza de gobierno. Sin embargo, la convivencia entre ambos sectores sigue siendo compleja.

Pese a que en el cónclave del 6 de noviembre se pretendió fundar un solo bloque, las coaliciones siguen sin cuajar. Las diferencias políticas, ideológicas y tácticas han quedado en evidencia durante el primer año de gobierno, pero se han agudizado ahora que tienen que acordar una fórmula de cara a las elecciones constitucionales.

La idea de una lista se ve lejana, aunque quienes han hablado con el Presidente comentan que él ha insistido -en privado- en que ambas coaliciones lleguen a un entendimiento que evite una fractura mayor en su base de sustento. Pero este tema solo ha tensionado a ambas coaliciones y se ha visto cruzado con el ajuste ministerial.

Latorre, de hecho, también manifestó ayer que “el propio Presidente Boric ha pedido lista unitaria” y que “si hay partidos que quieren más representación en el gobierno, deben responder al llamado del Presidente de ir en una lista unitaria”.

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