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Marcelo Gidi: “Como jesuita, el papado de Francisco no me sorprendió nada”

Según el sacerdote jesuita y académico chileno de la Pontificia Universidad Gregoriana, lo que Jorge Mario Bergoglio quiso hacer fue iniciar procesos. “No cambió la doctrina”, apunta, “pero si fue revolucionario en las formas”. Y ahora, dice, el nuevo Papa deberá ver como continuar ese camino, pero también, “como poner un poco de calma” en una Iglesia dividida.

Marcelo Gidi, académico en la Pontificia Universidad Gregoriana, en Roma.

El sacerdote jesuita chileno Marcelo Gidi lleva más de una década viviendo en forma estable en Roma, como académico en la Pontificia Universidad Gregoriana. Una experiencia que le permitió vivir en primera línea el papado de Francisco y hoy espera con atención el camino que la Iglesia Católica seguirá tras su muerte. Aunque en eso, como jesuita -igual que el Papa argentino-, confía que se siga el camino trazado por él. “No es posible dar marcha atrás, eso sería muy riesgoso”, asegura. Y, frente a las críticas a los 12 años de pontificado de Jorge Mario Bergoglio, que se han escuchado en estos días, no duda responder que se debe a que muchos no entienden la forma jesuita. “Nosotros somos la Iglesia disruptiva”, dice. “Por eso, si me preguntas si hay algo que me sorprendió de Francisco, no, nada, como jesuita, nada”.

¿Absolutamente nada?

Nada, porque era todo obvio.

O sea, ¿era coherente con ser jesuita?

Sí, era muy coherente. A nivel de sus opciones, de sus miradas.

¿No era disruptivo para usted?

No.

Pero para otros lo fue.

Sí, fue muy disruptivo.

¿Eso responde a la misma razón de por qué los jesuitas fueron criticados al interior de la Iglesia Católica e incluso proscritos en su momento?

Sí, responde a lo mismo. Hay muchas críticas, porque nuestro modo de concebir la Iglesia, nuestro modo de concebir la autoridad, nuestro modo de concebir el evangelio, tiene esas particularidades.

Fieles católicos lloran al Papa Francisco con velas frente a su mural cerca de la Explanada de Tasitolu, en Dili, Timor Oriental, el 22 de abril de 2025. Foto: AFP YASUYOSHI CHIBA

¿Usted cree que otros movimientos, otros sectores de la Iglesia no lo entienden plenamente?

No, no lo entienden. Toda la crítica a Francisco responde a un mal concepto de lo que quiso hacer. Para los jesuitas hay un Dios que se hace presente en la realidad humana y cualquier realidad humana es capaz de contener la presencia de Dios. Entonces, no hay por qué juzgar, no hay que condenar, yo parto mejor con el diálogo, con la propuesta, con la aceptación.

O sea, ¿la mejor manera de comprender el papado de Francisco es entenderlo como jesuita, no valen esas lecturas de que era un Papa argentino, un Papa peronista? ¿Esas son cosas que no logran entender la idea central de que fue un Papa jesuita?

Sí, claro. Ahora, todo eso que dijiste es verdad. Él fue argentino, peronista y si tú me preguntas una particularidad de él, efectivamente fue un político. Él pretendía generar procesos, como buen político.

Y las críticas públicas de algunos cardenales de que era un Papa más bien populista, que quería satisfacer el interés de la gente, que era autoritario en la toma de decisiones, ¿cómo las tomas?

Mira, una pregunta que yo te puedo hacer de vuelta es por qué es problemático que alguien quiera satisfacer los deseos de la gente. El único punto que tomaría en cuenta es qué tipo de deseo quiere satisfacer. Y ¿cuáles fueron los deseos que Francisco quiso satisfacer? A nivel de la Iglesia, el de los postergados, de la gente que quería un reconocimiento, una acogida. Entonces, si yo digo que quiero ser populista al modo de satisfacer mezquindades, ahí lo puedo criticar a Francisco. Pero Francisco logró entender lo que la gente en este tiempo moderno está necesitando con esta falta de sentido de vida. El pueblo católico y no católico lo ama, incluso es más criticado por los católicos.

El Papa Francisco saluda a los asistentes al final de la audiencia general semanal del 12 de febrero de 2025, en el Aula Pablo VI del Vaticano. Foto: AFP FILIPPO MONTEFORTE

Hay otra crítica que se ha escuchado en estos días, que fue un papado que generó confusión y desorden. ¿El modo jesuita genera confusión y desorden?

No, al contrario. Ahora, el Papa Francisco quiso generar confusión para iniciar procesos. ¿Qué ocurre con Roma? Nosotros miramos esta ciudad. Esta ciudad está hecha hace más de 2.000 años. Entonces la gente pierde agilidad. Vamos acostumbrándonos a que este es el modo. Francisco con estos desórdenes, porque es verdad que cada vez que hablaba había que clarificar dos o tres veces lo que había querido decir, lo que quería era abrir un proceso, piensen de otro modo, atrévanse para llegar a otro punto. Hay documentos que si tú los lees bien, no dicen lo que los periodistas querían decir que dijo el Papa. Entonces, sí, yo diría que le faltó la claridad sobre todo en este tipo de materias que son tan A, B, C, 1, 2. Él de repente cambió el signo más y puso uno igual.

El director de un diario italiano decía que el Papa había bajado demasiado, para ponerse de igual a igual con la gente y un líder tenía que estar por sobre el resto. ¿Eso explica también la resistencia que hubo en sectores de la curia a este papado un poco distinto?

Molestó a quienes de la forma hacen su estructura de seguridad. Hay gente a la que tú no le puedes sacar la forma porque se desvaloriza su autopercepción, no saben cómo presentarse ante los demás. Si tú le quitas la forma hay gente que no sabe cómo vivir. Sí, efectivamente Francisco rompió formas, pero lo que quiso con esas formas, que son muchas, simbólicas, no fue quedarse en el símbolo, sino que darle un significado con su vida. Por eso, no es un símbolo vacío. Ahora, ¿qué problema tuvo él en la curia? Yo creo que le faltó mayor atención para decir lo que él criticaba de la curia. Fue demasiado duro, muy poco respetuoso, no hacía distinciones, generalizaba. Comparándolo con lo que él hacía hacia afuera, no tuvo ese mismo tacto hacia adentro. Ahora, capaz que ese sea el modo de romper una estructura que era demasiado rígida, que Benedicto XVI no supo cómo romper, porque no tenía el carácter, la personalidad.

Los fieles se reúnen mientras esperan que el humo salga de la chimenea de la Capilla Sixtina mientras comienza el cónclave para elegir a un nuevo Papa, en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el 7 de mayo de 2025. Foto: AFP DIMITAR DILKOFF

¿Cree que entre los cardenales pueda haber un efecto péndulo? ¿Estamos ante cambios permanentes o no?

Es muy riesgoso volver atrás, pero puede ser una posibilidad. Doce años de pontificado no te genera en la Iglesia un cambio permanente. El próximo Papa va a ser el que pueda consolidar estas líneas matrices que puso Francisco.

¿Y cómo hacer frente a las divisiones internas de la Iglesia, que parecen haberse acrecentado en el papado Francisco?

Sí, efectivamente hay una Iglesia muy dividida, pero es una Iglesia dividida en la jerarquía, no es una Iglesia dividida en el resto de los bautizados y bautizadas. Es una Iglesia que está dividida por esta disposición humana a la política. Creo que estamos en la misma situación de división que al término del pontificado de Juan Pablo II, pero del otro lado. Benedicto logró una adhesión, una mayor pacificación, pero después vino Francisco. Uno esperaría que el próximo Papa vea, por un lado, cómo continuar, pero también como poner un poco de calma.

Usted dice que el Papa quería iniciar procesos, pero murió, ¿esos procesos continuarán? ¿Cree que ese proceso de transformación lo logró en la jerarquía?

Partiendo de la última pregunta, yo creo que sí. Muchas jerarquías, muchos sacerdotes y muchos fieles bautizados y bautizadas comprendieron esta óptica de qué cosa es la Iglesia. Uno puede decir sí, ya estamos aprendiendo un nuevo lenguaje, un nuevo abecedario, así nos entendemos. Respecto a la primera pregunta, para mí todo va a depender de la disponibilidad de que quienes gobiernan hoy la Iglesia, sean laicos, sacerdotes u obispos, cardenales, escuchen al Espíritu Santo. Yo sigo confiando y creyendo que la Iglesia no se puede comprender sin la acción del Espíritu Santo. No es posible que pura política eclesial haya hecho avanzar esta institución. Por eso, pido que quienes están eligiendo ahora un Papa, escuchen, se hagan disponibles al Espíritu Santo.

En esa lógica, no podemos decir que el papado de Francisco fue un error, pero ¿parece que algunos cardenales lo ven así, nos equivocamos la vez pasada, ahora tenemos que elegir bien?

No, no fue un error, fue un acierto. ¿Cuál es el legado que puede dejar? Que se encuentre lo bueno para hacer germinar lo bueno. El cardenal Müller dijo que “ahora ya no se va a hablar tanto de género, de homosexuales, de mujeres, ahora vamos a poner ojo en eso”. Podrá decir eso, pero eso no es posible que lo lleve adelante un próximo Papa, no es posible, porque hoy hay un mayor protagonismo de los bautizados y bautizadas en la Iglesia. No se van a contentar con simples mandatos de orden de autoridad, tiene que haber credibilidad y eso es lo que el Papa Francisco tenía, credibilidad.

Una monja reza mientras se colocan velas y flores al pie de la estatua del difunto Papa Juan Pablo II, afuera del Hospital Gemelli, donde el Papa Francisco está ingresado para recibir tratamiento, en Roma, el 23 de febrero de 2025. Foto: Archivo Ciro De Luca

¿Cuánto cree que se va a mantener de los cambios en las formas?

Dependerá de quién sea. Yo creo que algunos, sin ningún problema, se irían a vivir en los palacios pontificios, pero no sé si eso, va a ayudar al ejercicio de su cargo.

¿Cree que es importante dónde vivirá el nuevo Papa? ¿Cuánto va a afectar a la imagen de la Iglesia un Papa que vuelva a vivir en el Palacio Apostólico?

Nosotros tenemos una máxima sacada justamente de los ejercicios espirituales, decimos que el amor se pone más en las obras que en las palabras. Entonces, la forma es lo que le da obra a tu palabra. Si tú me dices que la Iglesia hoy ha logrado credibilidad, porque se hizo más simple, más sencilla, creo que si el Papa no solo se va a vivir a los palacios pontificios, sino que asume una característica real, no le va a ir bien como Papa, y no creo que los cardenales se lo permitan. Tú me preguntas si fue un error. No, no creo que haya sido un error, fue incómodo, porque él tenía un estilo de ser incómodo. A mí no me sorprendió, porque lo mismo que logró en Argentina como provincial, lo logró acá como pontífice. Ese va a ser uno de los desafíos para el próximo Papa, ver cómo seguir consolidando esta credibilidad, al menos del cargo. El Papa Francisco, sin cambiar la doctrina, fue mucho más respetuoso del mundo, entró en diálogo, lo escuchó.

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