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Trump prohíbe a Harvard matricular a estudiantes extranjeros tras acusarla “de fomentar la violencia” en sus campus

La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ordenó a su departamento que pusiera fin a la certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio de Harvard, como resultado de su "negativa" a la hora de entregar la información solicitada de las “actividades ilegales y violentas” de sus alumnos internacionales. Acusó al plantel "de fomentar el antisemitismo en sus campus” con motivo de las protestas contra la ofensiva israelí en la Franja de Gaza.

Personas se reúnen para tomarse fotos con la Estatua de John Harvard en la Universidad de Harvard, el 17 de abril de 2025, en Cambridge, Massachusetts. Foto: AFP SOPHIE PARK

En una nueva escalada de las tensiones entre la Casa Blanca y la prestigiosa institución de educación superior, la administración de Donald Trump retiró a la Universidad de Harvard el derecho a inscribir a estudiantes extranjeros “por conducta proterrorista”, con motivo de las protestas en sus campus contra la ofensiva israelí en la Franja de Gaza.

La secretaria de Seguridad Nacional (DHS), Kristi Noem, ordenó a su departamento que pusiera fin a la certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio de Harvard, cumpliendo así una promesa hecha el mes pasado cuando exigió a la universidad que entregara registros detallados sobre las “actividades ilegales y violentas” de sus estudiantes internacionales antes del 30 de abril o se enfrentaría a la pérdida de su certificación.

“Con efecto inmediato, se revoca la certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio (SEVIS) de la Universidad de Harvard”, escribió Noem, en una carta dirigida al presidente de Harvard, Alan Garber.

Cuando se revoca la certificación SEVIS de una universidad, los estudiantes internacionales matriculados deben elegir entre trasladarse a otra institución, cambiar su estatus migratorio o abandonar el país, según el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).

En referencia al retiro de esta certificación, Noem detalló que el plantel de la Ivy League había “perdido este privilegio” como resultado de su “negativa” a la hora de entregar la información solicitada y “perpetuar un ambiente inseguro” que “es hostil para los estudiantes judíos, que promociona el apoyo pro-Hamas, y aplica políticas racistas de diversidad, igualdad e inclusión”.

La funcionaria aprovechó la ocasión para responsabilizar a Harvard “de fomentar la violencia y el antisemitismo en sus campus, y de coordinarse con el Partido Comunista Chino” (PCCh).

Como resultado de esta decisión, la institución educativa no podrá tener estudiantes extranjeros durante el curso académico 2025-2026 y tendrán que ser trasladados a otra universidad “o perderán su estatus legal”. Para recuperar el certificado antes del próximo año académico, Harvard “debe proporcionar toda la información requerida en menos de 72 horas”.

Noem pidió “todas las pruebas” que la universidad tenga en su posesión sobre actividad ilegal o violenta, amenazas o participación en protestas, “ya sea dentro o fuera del campus”, de estudiantes extranjeros matriculados en los últimos cinco años. También solicitó sus expedientes disciplinarios y evidencias sobre amenazas contra estudiantes o personal, así como privación de derechos.

“Esta medida no debe sorprender, puesto que es el desafortunado resultado del fracaso de Harvard para comprometerse con simples solicitudes”, manifestó la secretaria de Seguridad Nacional.

“Harvard tuvo muchas oportunidades de hacer lo correcto. Se negó. Han perdido su certificación del Programa de Estudiantes y Visitantes de Intercambio como resultado de su incumplimiento de la ley. Que esto sirva de advertencia a todas las universidades e instituciones académicas del país”, escribió Noem en la red social X.

El Departamento de Seguridad Nacional envió inicialmente a Harvard una carta el 16 de abril exigiendo que la universidad proporcionara información sobre las actividades de los estudiantes internacionales en el campus, incluida la participación en protestas.

La universidad, según The Harvard Crimson, el periódico estudiantil de la universidad de la Ivy League, presentó parcialmente los registros disciplinarios de los estudiantes internacionales que habían sido solicitados por Washington. En la carta a Garber, Noem alegó que los registros que Harvard presentó el 30 de abril eran “insuficientes” y no abordaban “requisitos de información simples”.

Una parte sustancial del alumnado de Harvard podría verse afectado. La universidad afirma que cuenta con 9.970 personas en su población académica internacional, y los datos muestran que 6.793 estudiantes internacionales representan el 27,2% de su matrícula en el curso académico 2024-25. En 2010, ese segmento alcanzaba al 19,7%.

Es probable que esta medida tenga un impacto significativo en los resultados de la universidad, señaló The New York Times. La matrícula en Harvard es de 59.320 dólares para el año académico que comienza a finales de este año, y los costos pueden ascender a casi 87.000 dólares si se incluyen el alojamiento y la comida. Los estudiantes internacionales tienden a pagar una mayor proporción de los costos educativos en comparación con otros estudiantes.

El anuncio se produce justo una semana antes de que miles de estudiantes internacionales de Harvard se gradúen, destacó The Harvard Crimson, el periódico estudiantil de la universidad de la Ivy League. El medio dijo que es probable que la medida provoque una impugnación legal por parte de Harvard, según una persona familiarizada con el asunto. La casa de estudios aún no ha presentado una demanda contra la administración republicana. La universidad demandó al gobierno el mes pasado por el intento de imponer cambios a su currículo, políticas de admisión y prácticas de contratación.

El portavoz de Harvard, Jason A. Newton, calificó la medida del Departamento de Seguridad Nacional de “ilegal” y aseguró que la universidad estaba “plenamente comprometida a mantener la capacidad de Harvard para acoger a estudiantes y académicos internacionales, que provienen de más de 140 países y enriquecen a la universidad -y a esta nación- de manera inconmensurable”.

“Estamos trabajando rápidamente para proporcionar orientación y apoyo a los miembros de nuestra comunidad. Esta acción de represalia amenaza con perjudicar gravemente a la comunidad de Harvard y a nuestro país, y socava la misión académica y de investigación de Harvard”, declaró el vocero.

Leo Gerdén, alumno de último año de Harvard, originario de Suecia y un firme defensor de los estudiantes internacionales en el campus, dijo que el anuncio fue “devastador” y que la universidad necesita luchar contra la decisión del DHS “con todas nuestras fuerzas”. “Sin sus estudiantes internacionales y sin su capacidad para atraer a los mejores profesionales de todo el mundo, Harvard ya no será Harvard”, declaró Gerdén, quien se gradúa la próxima semana.

“La administración Trump nos está utilizando como fichas de póquer en este momento (…) Es extremadamente peligroso”, afirmó. Ante el anuncio de Noem, Gerdén dijo que se “deberían usar todas las herramientas disponibles para intentar cambiar esto. Podrían ser todos los recursos legales para demandar a la administración Trump (…), cualquier uso que puedan darle a su red política en el Congreso”. “Esta debería ser, sin duda, la prioridad número uno”.

El también estudiante internacional y organizador de Estudiantes de Harvard por la Libertad junto con Gerdén, Karl N. Molden, de la promoción de 2027, afirmó que las acciones del gobierno federal han generado pánico generalizado entre los estudiantes. “El gobierno federal nos pide que nos transfiramos”, dijo. “Ahora tienen que pasar por este estresante proceso de nuevo: buscar una universidad, transferir sus créditos y perder a todos sus amigos”. “Parece que todo se está desmoronando”, añadió.

Algunos miembros del personal de Harvard temen que esta purga de estudiantes extranjeros debilite el potencial académico tanto de la institución como, potencialmente, del mundo académico estadounidense en su conjunto.

El profesor de economía de Harvard y exfuncionario de la administración Obama, Jason Furman, calificó la medida de “horrenda en todos los sentidos”. “Es imposible imaginar Harvard sin nuestros increíbles estudiantes internacionales. Son un gran beneficio para todos aquí, para la innovación y para Estados Unidos en general”, declaró Furman a CNN. “La educación superior es una de las grandes exportaciones de Estados Unidos y una fuente clave de nuestro poder blando. Espero que esto se detenga rápidamente antes de que el daño empeore”.

En la misma línea se manifestó el presidente de Eurasia Group y fundador de GZero Media, Ian Bremmer, quien en X señaló que los “programas de posgrado completos de Harvard dejarán de funcionar con la nueva prohibición de Trump”. “Fantásticas noticias para China. No podrían crear estas oportunidades para superar a los estadounidenses en educación científica ni siquiera dedicando enormes recursos a ello”, aseguró el cientista político.

El gobierno de Trump ha emprendido una lucha sin cuartel contra las universidades del país a las que acusa de permitir el antisemitismo en los campus, a raíz de las manifestaciones propalestinas del año pasado. También busca acabar con los programas de diversidad destinados a abordar la marginación de las minorías.

La semana pasada, el gobierno del republicano anunció un nuevo recorte de 450 millones de dólares en subvenciones federales que se suman a otros 2.200 millones anunciados con anterioridad.

“Para las universidades es un privilegio, no un derecho, matricular a estudiantes extranjeros y beneficiarse de sus elevados pagos de matrícula para ayudar a engrosar sus multimillonarias dotaciones”, dijo Noem.

Trump describió recientemente a Harvard como una “institución de extrema izquierda y antisemita”, un “desastre progresista” y una “amenaza para la democracia”.

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