Aborto y representación
SEÑOR DIRECTOR
Durante la jornada del martes, distintos diputados votaron a favor del aborto libre, a pesar de que sus “convicciones personales” eran otras. Por ejemplo, Andrea Parra declaró estar convencida de que la vida comienza con la concepción y de que el aborto da muerte a un o una inocente, pero igualmente votó a favor de la despenalización. ¿Cuál es la razón de este comportamiento tan errático? La parlamentaria nos explica que, en su rol como legisladora, ella no tendría derecho a “imponer” sus visiones personales a la ciudadanía.
Esta justificación adolece de problemas insalvables. En primer lugar, resulta muy extraño que una persona esté a favor de dejar sin sanción penal un acto que ella misma considera como un cruel asesinato. Pero, en segundo lugar, y más importante aún, la diputada no parece entender que, si votamos por un parlamentario, es precisamente porque nos sentimos representados en sus convicciones personales. Es decir, ¿quién votaría por un candidato que prometa abandonar sus principios y valores a la hora de legislar? Es totalmente absurdo.
En definitiva, aquellos parlamentarios que anhelan despojarse de toda opinión personal para entrar en el debate público, no hacen más que engañar a sus electores. Sí, porque estos últimos quedan con la sensación de que las convicciones ofrecidas en campaña no fueron más que palabras al viento, utilizadas maquiavélicamente para ganar sus votos.
Francisco Medina Krause
Abogado e Investigador IdeaPaís
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