Opinión

La eutanasia, ¿es expresión de autonomía?

SEÑOR DIRECTOR

La reciente decisión del científico australiano David Goodall, quien, cansado de vivir a sus 104 años, viajó a Basilea para hacerse matar por la organización Eternal Spirit, ha reavivado la discusión sobre la eutanasia.

¿Nos asiste el derecho de poner fin a nuestra vida en determinadas circunstancias? Plantear el asunto en estos términos abre la posibilidad de que en algunas ocasiones esto podría ser legítimo y en otras no. En una primera mirada, parece que la decisión del Sr. Goodall es más difícil de justificar que los casos de enfermedades terminales. En estos últimos a veces el paciente ni siquiera está en condiciones de decidir por sí mismo. ¿Debe entonces hacerse un lugar a la legitimación de una eutanasia restringida? En realidad, y a pesar de la carga dolorosamente dramática que parece diferenciar el caso de los enfermos terminales y el del científico australiano, el denominador común de ambos es la autonomía de las decisiones sobre nuestra propia vida.

Ahora bien, esta autonomía es un eufemismo que esconde -lo sepan sus defensores o no- el inaceptable concepto de la vida digna de ser vivida. Los profesores Karl Binding, jurista, y Alfred Hoche, médico, fueron quienes publicaron en 1922 en Leipzig una obra que sirvió de justificación para la reconstrucción nazi de Alemania: "La permisión de destruir una vida indigna de ser vivida". No nos está moralmente permitido decidir qué vida es digna de ser vivida y cuál no.

Jorge Martínez

Centro de Bioética

Instituto de Filosofía UC

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