“No, no me arrepiento de nada”
SEÑOR DIRECTOR
Los últimos acontecimientos relativos a las fiestas clandestinas ocurridas en nuestro país invitan a una reflexión, más que al solaz matonesco de las redes sociales. ¿Qué tejido social podría construir el resentimiento expresado desde un anonimato fútil en 140 caracteres?
“Yo no me arrepiento de nada” decía un rapaz en un audio de WhatsApp después de haber participado en sendas fiestas en el litoral norte; ignorando los estragos producidos por la pandemia más brutal desde la gripe española de 1918; ignorando miles de años de evolución y revolución cognitiva en pos de una caricia platónica. ¿Un carpe diem a rajatabla o un signo de desesperanza hedonista del futuro de Chile? No, nada de eso.
Non, je ne regrette rien (no, no me arrepiento de nada) cantaba la Piaf en los 60, canción que la devolvía a los escenarios después de un retiro precoz. Misma canción que usara Chris Nolan 50 años después en su película Inception para avisar a los personajes que están a punto de despertar de un sueño. En este caso, de ese sueño lozano, fugaz, y a veces irresponsable, llamado juventud.
Pero la juventud pasa y las cicatrices quedan. Y después de la resaca costera viene la realidad. El confinamiento empeora y la inmunidad de rebaño parece ser una quimera para este 2021. El empleo mejora tibiamente, pero aún queda un millón de puestos de trabajo por generar, una economía que reactivar y, por si fuera poco, una nueva Constitución que redactar. Pueda ser que podamos convocar a nuestros jóvenes (y a los no tan jóvenes) a respetar las medidas sanitarias para que despertemos pronto de este mal sueño y podamos decir: tout est bien!
Tomás Rau
Profesor asociado y director del Instituto de Economía UC
Lo último
Lo más leído
1.
2.
4.
5.
6.