Nuevos alcaldes
SEÑOR DIRECTOR
A días de que asuman los nuevos alcaldes, preocupa la cantidad de promesas hechas sobre el desarrollo urbano, con una sesgada visión de futuro y argumentos sin sustento técnico y social.
Las modificaciones a los planes reguladores que prometen bajar alturas y aumentar la cantidad de estacionamientos por unidad hacen imposible una densificación equilibrada y evitan que los habitantes se vean beneficiados por un mayor equipamiento, servicios y plusvalía.
En comunas urbanas con menores recursos y menos densas, las inversiones del Estado medidas desde la rentabilidad social son inviables, dando pie a un círculo vicioso de deterioro. Asimismo, aquellas con bajas densidades, pero con inversiones estatales importantes en transporte urbano, no permiten que más personas vivan en barrios bien conectados, generando un gasto público de menor impacto y beneficio social. Por otra parte, comunas más acomodadas que gozan de una gran cantidad de equipamiento, áreas verdes, transporte público y ubicación privilegiada y menor densidad, producen más desigualdad y segregación social.
Una ciudad justa e integrada se debe evaluar como un sistema en el que se distribuye la densidad poblacional equilibradamente, con lo cual se justifica y financia el establecimiento de equipamiento y servicios de escala vecinal y comunal, sumado a eficientes redes de conectividad de sus habitantes con los servicios de alcance metropolitano.
Ambiciones personales, temores, prejuicios y desinformación son las directrices que hoy se convierten en planificación urbana. Los ciudadanos debemos aprender a vivir en comunidad, a integrarnos, a convivir y nuestras autoridades, sin duda, a tener una visión global y sistémica de nuestras ciudades, ajena a discursos demagógicos y centrada en las personas que las habitan.
Mónica Álvarez de Oro
Pdta. Asociación de Oficinas de Arquitectos
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