Política y movimientos sociales
Aplaudo la reunión de partidos de todo el arco político para comprometer un proceso constituyente democrático, participativo, en paz y seguridad. Ya confirmaron asistencia los firmantes del acuerdo del 15 de noviembre. El PC y Comunes del Frente Amplio se apresuraron a rechazar la invitación, con su manido pretexto del “movimiento social”.
Es curioso. La política se ha desprestigiado por su incapacidad de gobernar, no porque le faltara calle. El acuerdo en asuntos comunes de la “polis” es lo que justifica la política. Por más de 10 años, no 30, no ha logrado construir acuerdos sustantivos, o dar respuestas competentes cuando tenía mayorías, para abordar la mayor demanda de esa clase media nacida del fin de la pobreza lograda en los 20 primeros años de la transición: reducir la desigualdad, seguridades de no vuelta atrás, seguir prosperando. Esa es su culpa. Conocen estas demandas desde hace años. No les piden volver a escucharlas, sino resolverlas.
Cerrar la brecha abierta entre sociedad y política es primera tarea de políticos serios. No el excusarse en movimientos sociales que los prefieren lejos. Ni menos inventar movimientos ad hoc para simular que están en diálogo con ellos, cuando solo lo están consigo mismos. O hacerse cómplices de violencias que tienen de rehén la vida de la sociedad chilena y de sus reales movimientos sociales.
Si hablamos de ellos, el más notable es el feminista. Su fuerza lo prueba que no necesitan de la violencia para existir y ser masivo, aunque el machismo cultural violentista trata de capturarlo. La paridad de genero en la convención constituyente anuncia una presencia potente del tema feminista en ese Chile futuro, construido por mayorías ciudadanas; no por encapuchados y saqueadores que serán derrotados.
Pero hay otros movimientos sociales menospreciados que, como el feminista, hacen nata en discursos hipócritas. El viernes, la Multigremial Nacional de Emprendedores -140.000 empresas, 400.000 emprendedores y un millón y medio de trabajadores- hicieron un “llamado desesperado” a frenar la violencia. ¿Alguno de estos apóstoles de los movimientos sociales se ha reunido con ellos? Quienes hacen gárgaras con la regionalización, ¿han escuchado a estos protagonistas de todas las regiones? Vibran con no más de 5.000 devastadores de la Plaza Italia, pero menosprecian a dos millones de chilenos que, si miramos el Imacec, han mantenido en movimiento Chile. Los agreden, les queman talleres, locales y vehículos. ¿Qué han hecho para ampararlos? Advierto, sabrán lo que significa su movimiento social si los fuerzan a parar.
La política honra su rol cuando acuerda garantizar un plebiscito honrado, seguro e informado. La batalla no es entre los que aprueban o rechazan. Es entre los que buscan y los que boicotean acuerdos; entre los que mueven y los que paralizan Chile.
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