Retroceso para el gobierno, ¿un avance para Chile?
SEÑOR DIRECTOR:
La votación en contra de la reforma tributaria, clave en el programa, tiene para el gobierno una dimensión similar al rechazo de la propuesta constitucional. Sin embargo, al igual como ocurrió con ese proceso, podría ser una gran oportunidad para el país. Esta propuesta tributaria era sin duda dañina para Chile, porque castigaba fuertemente el ahorro y la inversión, que llevan una década de deterioro, siendo entonces una de las causas del estancamiento del proceso de desarrollo. Gravar las utilidades retenidas de las empresas y establecer un impuesto al patrimonio productivo no es “hacer que paguen los ricos y los evasores”, como plantea el gobierno, en una lógica de los buenos contra los malos, que nunca ha generado dinámicas positivas. De una vez por todas debemos dejar de lado la majadería de que los impuestos al capital los pagan solo los grandes empresarios, no es así. Sabemos que en el mediano plazo lo pagan principalmente los trabajadores a través de un menor crecimiento del empleo y los salarios. Lo pagan también los consumidores, a través de mayores precios de bienes y servicios. Y lo paga Chile, a través de menor crecimiento. Basta analizar los efectos de la reforma tributaria de 2014 para ver qué grupos fueron finalmente los perjudicados.
Ojalá que, frente a este fracaso, el gobierno y los partidos políticos tomen el camino de los acuerdos, como se hizo en materia constitucional. Un pacto tributario es posible y necesario, entre otros, para recuperar la perdida certeza jurídica en esta materia. Es perfectamente viable allegar más recursos del sector privado, y es también ineludible que el Fisco haga un esfuerzo de mejor gestión y de usar más eficazmente sus ingresos. La Comisión Nacional de Evaluación y Productividad ha entregado valiosos insumos para ese proceso, que se suman a muy buenos análisis de los centros de estudios. Para recaudar más debemos también enfrentar el creciente problema de informalidad e ir gradualmente disminuyendo el tramo exento, ya que si queremos financiar más derechos es necesario ir creando una cultura de deberes.
¿Estaremos en una lógica en que el gobierno lleva el péndulo a un extremo, el golpe lo devuelve al centro, y logramos avanzar a través de los necesarios acuerdos? Ojalá así sea.
M. Cecilia Cifuentes
Directora Centro de Estudios Financieros
ESE Business School
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