¿Se atreven a cruzar El Puente?
En tiempos en que el “consenso” parece tan lejano como el 4% de crecimiento que alguna vez tuvimos, un grupo de economistas de distintas orillas, políticas y técnicas, decidió hacer algo sorprendentemente novedoso: conversar, ponerse de acuerdo y ser capaces de alcanzar un consenso transversal. Así nació “El Puente”, una propuesta real para que las actuales generaciones puedan alcanzar el ingreso medio que tiene hoy la OCDE.
El documento parte de una premisa sencilla: ¿Está Chile condenado a demorarse 50 años para alcanzar el ingreso per cápita promedio que tiene actualmente la OCDE? Si seguimos creciendo al 2%, sí lo estaremos. Chile no volverá a crecer decentemente si no aplica ajustes estructurales en una serie de aspectos. ¿Y qué significa eso? Que no basta con seguir ajustando la tasa de interés o seguir esperando que el mundo mágicamente nos impulse, como si ambos aspectos fueran los únicos posibles de éxito.
“El Puente” propone hacer reformas profundas, de esas que no ganan aplausos pero sí mueven el escenario, incluso con viento en contra: rebajar el impuesto a las utilidades de las empresas; simplificar el sistema tributario; fomentar el ahorro privado; modificar las indemnizaciones por años de servicio; fortalecer la política de capacitación laboral; mejorar la actual política de sala cuna; potenciar la educación inicial; atraer y retener buenos profesores; mejorar la gestión para tramitación de permisos sectoriales; modernizar la gestión y continuidad dentro de los servicios públicos; invertir más y mejor en productividad; implementar un impuesto negativo al ingreso (para premiar el trabajo formal y mejorar la eficiencia y eficacia de los programas sociales); reducir drásticamente el número de ministerios a fin que se coordinen mejor… ¿Se imaginan coordinar 25 ministerios y 31 subsecretarías? ¿En serio se lo puede imaginar?
Pese al diagnóstico compartido —que algunos no consideran un gran aporte— y de propuestas razonables, específicas, integrables y técnicamente viables, el verdadero problema radica en la falta de voluntad política para implementarlas. Muchas de las medidas propuestas no son revolucionarias, sino buenas prácticas comunes en países desarrollados, con evidencia empírica de su éxito, pero que en Chile parecen imposibles de aplicar por temor a pagar costos políticos.
Así que ahí está “El Puente”. Todos están invitados, pero solo algunos se atreverán a cruzarlo. Otros seguirán esperando que el crecimiento brote solo con buenas intenciones o slogans de campaña. ¿Qué hacer para que este no sea un lindo ejemplar dentro de una innumerable biblioteca de diagnósticos y propuestas? Ahora es necesario que los actores políticos, sociales y económicos lideren con valentía las acciones y dejen de ser una permanente promesa. Porque si hay algo claro, es que seguir en la orilla del estancamiento no es una opción ante “El Puente”. Las actuales y futuras generaciones se merecen más coraje: ¡que el miedo no sea mi guía sino mi impulso!
Por Macarena García, economista senior de Libertad y Desarrollo
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