Una cuenta pública que abrió una serie de flancos para el gobierno

Llama la atención que en materia de inseguridad y crecimiento -dos áreas débiles del gobierno- no hubiese propuestas de mayor alcance, en tanto que el inesperado anuncio de impulsar el aborto libre abrió un complejo flanco para el Ejecutivo.



En los días previos a la tercera cuenta pública del Presidente Gabriel Boric, las minutas provenientes de La Moneda buscaron instalar la idea de que el gobierno del Presidente Gabriel Boric había logrado “estabilizar al país” y se estaba avanzando en el cumplimiento de los compromisos. El discurso pronunciado ayer por el Mandatario ante el Congreso Pleno se estructuró justamente en torno a dicha idea: fue abundante en los diagnósticos autocomplacientes y con escasa autocrítica en varias materias, pero a la vez sin grandes anuncios en aquellas áreas de mayor debilidad en la gestión de gobierno, como es el caso de la inseguridad, la falta de crecimiento y los problemas en la salud pública. En cambio, se pudieron observar una serie de guiños sobre todo hacia el mundo de Apruebo Dignidad, como es el caso de instalar sorpresivamente el debate del aborto libre en el segundo semestre, algo que no se entiende bien considerando que con dicho anuncio lo que finalmente logrará será tensionar aún más la relación con las fuerzas de derecha y el centro, además de generar una polémica que en cierto modo ha opacado el resto de los anuncios que buscaban transmitir esta supuesta idea de “estabilización”.

Ciertamente cabe valorar que al inicio el Mandatario haya tenido palabras de reconocimiento hacia todos los exmandatarios -en especial hacia el fallecido expresidente Sebastián Piñera-, como intento de generar un clima de concordia y de honrar las tradiciones institucionales. Pero las referencias que a continuación hizo respecto del llamado estallido social, en donde recordó que distintas voces habían advertido que sin hacerse cargo de los temas de desigualdad y abusos podría sobrevenir una revuelta, resaltando que dichos temas siguen sin solución, no resultan afortunadas, porque deja la incómoda impresión de que, además de buscar una velada presión hacia las fuerzas opositoras, algo así se podría repetir, sin aquilatar las implicancias de un camino violento que conllevó graves implicancias para nuestra democracia, y que complota contra la noción misma de estabilidad.

Al margen de medidas altamente efectistas que fueron anunciadas, como que Chile se postulará para ser sede de los Juegos Olímpicos de 2036, esta tercera cuenta pública era sobre todo momento para definiciones más precisas sobre cómo se pretende desplegar el gobierno en los casi dos años que le restan de mandato. Ya en su discurso del año pasado el Mandatario reconocía la necesidad de un cambio en las prioridades, mutando desde las transformaciones sociales hacia una agenda de seguridad, lo que en esta cuenta volvió a ser ratificado -fue de hecho uno de los pasajes más extensos-, agregando lo relativo a la normalización económica. Y si bien es acertado que en su cuenta el Mandatario haya puesto el acento sobre todo en estos dos ámbitos, sorprendentemente se echa en falta que no hubiese anuncios mucho más ambiciosos en ambas dimensiones, considerando que son dos áreas donde persistentemente el gobierno ha sido cuestionado.

El anuncio de que se buscará redestinar a más de 1.300 carabineros para labores en terreno, quitándole funciones administrativas, el mejoramiento de las condiciones económicas del personal policial, o el plan de infraestructura carcelaria, son medidas sin duda relevantes, pero que no suponen un giro de fondo respecto de las políticas implementadas hasta ahora. La disminución de los homicidios que destacó el Presidente, o la caída de hechos violentos en la Macrozona Sur, son sin duda avances, pero el país sigue aún muy lejos de haber superado los problemas de inseguridad -basta recordar que en la zona de Cañete acaban de ser asesinados tres carabineros-, de allí la interrogante de por qué no se desplegó una agenda más ambiciosa.

El jefe de Estado también mencionó que en materia económica lo más difícil había quedado atrás -tanto en bajo crecimiento como en inflación-, resaltando el aumento de la inversión extranjera; incluso tomó el compromiso de que al final de su gobierno el país estará creciendo en promedio a mayores tasas de lo registrado en los últimos ocho años. Si bien el país muestra cifras algo más auspiciosas, y pese al voluntarismo del Mandatario -que se resiste a la idea de crecimientos en torno al 2%-, no hubo ningún anuncio que permita augurar que nuestro bajo crecimiento potencial podrá ser revertido. Aun cuando insistió en la importancia de avanzar en la aprobación del proyecto sobre la llamada “permisología”, por sí misma esa iniciativa no bastará para mover significativamente el ánimo de los inversionistas; el hecho de que el jefe de Estado haya anunciado que se retomará la idea de impulsar una negociación ramal, y que ratificara que viene un alza de impuestos, permite augurar que se abrirán complejos flancos que no contribuyen a afianzar la idea de mayor estabilidad.

Pero así como fue un discurso abundante en resaltar logros propios, o en destacar programas como la construcción de viviendas, también resultaron llamativas las manifiestas omisiones o falta de precisión en temas particularmente álgidos. En materia de educación, por ejemplo, no hubo ninguna mención a las severas deficiencias en el programa de recuperación de aprendizajes, y en lo que toca al proyecto para dar solución a las deudas del CAE, tampoco hubo ningún detalle fuera de las generalidades ya conocidas; al no acotar las condiciones de dicho proyecto, previsiblemente hará que la morosidad siga en aumento. En materia de reformas al sistema político, el tema sencillamente no fue incluido, y frente a los graves problemas que presenta el debutante sistema de “Mejor Niñez” -donde entre otros aspectos se han detectado listas de espera para la atención de menores vulnerables-, tampoco hubo anuncio de medidas concretas, excepto una comisión para esclarecer las vulneraciones de menores bajo el ex Sename.

En esta tercera cuenta pública han quedado claras las dificultades del gobierno para exhibir logros mucho más concretos y convencer de que el país está plenamente estabilizado. Más allá de lo acertado de no haber seguido insistiendo en agendas refundacionales, cabe lamentar que los anuncios no fueran de la escala esperada, con el riesgo de que algunos de ellos, como es el caso del aborto libre -algo que solo deja conforme asu base de apoyo-, polaricen aún más el ambiente político, considerando que el país está entrando en un ciclo electoral.

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