El sueño de una vida simple

¿Qué es el cottagecore y cómo se aplica en la vida?

En 2020 se popularizó el término Cottagecore, una tendencia creada por adolescentes en Internet que idealiza oficios y habilidades tradicionales del campo, como la cosecha de alimentos, el horneado de pan, la cerámica, entre otros. Se trata de una filosofía de vida que gana cada vez más terreno en una sociedad que vive al borde del cansancio extremo.




En marzo de 2020, un artículo del New York Times definió el término cottagecore como “un floreciente movimiento estético […] en el que temáticas como la autosuficiencia de la vida rural convergen con un estilo de decoración delicado y crean un destilado cursi de la existencia campestre”. Es, en palabras simples, una tendencia creada por adolescentes en Internet que idealiza oficios y habilidades tradicionales del campo, como la cosecha de alimentos, el horneado de pan, la cerámica, entre otros, junto con una estética más nostálgica de este estilo de vida en el siglo pasado.

El mismo año de la publicación, con el avance de la pandemia por Covid-19, el cottagecore tomó fuerza más que como una estética, como un estilo de vida. Y es que los periodos de cuarentena cada vez más prolongados, hicieron ver este ideal de una vida campestre y bucólica, centrada en labores manuales, como una posibilidad que transformaba al confinamiento en una escena más romántica que aterradora. Claro, sonaba mucho mejor “encerrarse” en una parcela y armar un huerto, que quedarse entre las cuatro paredes de un departamento.

A casi cuatro años de la publicación en el NYT y el salto a la fama de la tendencia cottagecore, esta estética no se ha desvanecido, sino todo lo contrario. Hoy es un estilo consagrado no solo en la decoración y la moda, sino que como una filosofía de vida que gana cada vez más terreno en una sociedad que vive al borde del cansancio extremo.

Una de las premisas centrales de esta tendencia es la desconexión de la tecnología y las comodidades modernas, privilegiando una vuelta a la naturaleza y a la vida orgánica. En este universo de vestidos femeninos con estampados florales, paseos al aire libre, auto cultivo de alimentos y predilección por todo lo que pueda considerarse como “hecho a mano”, no hay notificaciones de celular y no suenan las alertas de mensajes de trabajo que se deben revisar con urgencia. El día a día de una vida simple se pasa sin estrés y lejos del ajetreo urbano.

Además de la vuelta a lo tradicional el coottagecore es una de las tendencias que promueve vidas más autosustentables y con menos consumo. En redes sociales este ímpetu por alejarse de lo urbano, volver a los básicos y al “hacer con las propias manos”, se plasma no solo en el cottagecore sino que en otras tendencias similares que dan cuenta de un sueño común: la vida sencilla.

La tendencia off grid —personas que viven alejadas, fuera de la matriz energética y que se vuelven auto sustentables usando energías renovables—, el minimalismo, y la explosión del fenómeno de las casas prefabricadas pequeñas conocidas como tiny houses, son reformulaciones de la misma premisa: vivir simple es vivir mejor. Si bien podríamos interpretar estas tendencias como fantasías escapistas, sus seguidores insisten en que es una forma de cuidado personal.

El cottagecore se ha consolidado sobre los cimientos de otros movimientos culturales modernos que comparten los mismos principios. Enmarcado en escenarios naturales que son un guiño al paisaje del campo inglés del s. XIX, la premisa de salir del mundo moderno, tiene como inspiración la soledad que se vivía en espacios rurales pre globalización. Y es que, a pesar de que fue el 2020 el año que puso el cottagecore en el radar de miles de personas, la idealización de la vida tranquila, alejada del ruido de la ciudad y de la tecnología pero, profundamente conectada con la naturaleza, no es para nada nueva. Ya en la antigua Grecia proliferaban los idilios o poemas que rememoraban épocas previas al surgimiento de las grandes metrópolis en los que la vida rural era plácida y libre de preocupaciones.

En una clara postura reaccionaria a la cultura del ajetreo, miles de personas se inclinan cada vez más hacia corrientes, estilos y formas de pensamiento que prometen calmar la agitación colectiva y el cansancio masivo a través del disfrute de los momentos que normalmente calificaríamos como mundanos en la rutina moderna.

¿Qué es el cottagecore y cómo se aplica en la vida?

“Valorar lo que te tocó”

Gina Uribe (33) se dedica a la repostería y es mamá de tres hijas. Desde los 12 años vive en una pequeña casa en Algarrobo que antes fue de sus padres y que se ve como sacada de un cuento. “Todo en mi casa es pequeñito”, explica. “El cottagecore existe desde siempre para mí. He vivido toda mi vida en una cabañita y nunca me he querido ir de Algarrobo”, comenta. “Cuando descubrí el cottagecore mi vida ya era muy similar a lo que es el hashtag en Instagram. Nosotros funcionamos así”, aclara Gina. La rutina más pausada y con menos distracciones que vive, se refleja en su ropa —usa faldas largas y vestidos que recuerdan a otra época— y en las actividades del día. “Hago pasteles, costuras, cocino y me gusta pescar”, comenta. Para Gina, el valor de conseguir algo creando con las propias manos es muy importante y la mantiene lejos de alimentos instantáneos, ropa fast fashion y del ritmo ajetreado de una ciudad grande.

Paradójicamente y pese al gran énfasis en el idilio rural y la antimodernidad, esta corriente fluye, en gran medida, gracias al internet y redes sociales. Para Gina Uribe, combinar la vida lenta en una localidad pequeña con la tecnología, hasta ahora, no ha sido un problema. Sus hijas estudian en modalidad online y ella misma comparte fotos y publicaciones sobre su pastelería a través de Instagram (@gina_diasdepicnic). “Nunca estoy tan pendiente de las redes pero si me gusta compartir cosas y he conocido gente muy interesante en redes sociales”, comenta.

Pero, a pesar de llevar años viviendo esa vida simple que muchos añoran, Gina cuenta que incluso para ella han habido momentos en los que ha sido difícil no caer en la vorágine digital. Con su pastelería, por ejemplo, explica que sí sintió esa gratificación que suele acompañar a los likes abundantes en redes sociales. “Pensé en la oportunidad de crecer, de vender otras cosas”, comenta. Pero, fiel al estilo que ha sido su esencia desde la infancia, recordó la importancia de valorar lo presente. “Creo que este estilo de vida tiene mucho de valorar lo que te tocó”, comenta. Contrario a la manifestación comercial y aspiracional de muchas modas de internet, Gina está convencida que, apreciar lo que ya tenemos, es uno de los pilares fundamentales de una vida más feliz.

El encanto de la vida autosuficiente está fuertemente ligado a los ideales del cottagecore, incluido el atractivo de ser auto sustentables, independientes y vivir una vida más simple. Sin embargo, es importante reconocer que este estilo de vida sí implica trabajo y no es una opción accesible para todos. Incluso en medio de un paisaje idílico sacado de un cuento, las dificultades y la adversidad siguen siendo parte de la vida moderna o en cualquier era.

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