Josefina Errázuriz: Mirar el trabajo desde las constelaciones familiares
Acaba de lanzar su libro 'Constelar para transformar tu vida', en el cual propone mirar el trabajo y el liderazgo desde una lógica sistémica, donde los vínculos familiares se replican en las organizaciones y el principio femenino emerge como clave para desplegar propósito, conciencia y el verdadero potencial colectivo.
“La primera vez que estuve en una constelación se me abrió una manera completamente distinta de entender el mundo”, dice Josefina Errázuriz, máster en Desarrollo Humano y Psicología de Harvard University, ingeniera comercial de la Pontificia Universidad Católica de Chile y máster en Coaching Sistémico del Bert Hellinger Instituut de Holanda.
Esa primera experiencia, recuerda, fue profundamente transformadora: le permitió comprender que “nadie está separado de nadie, que existen lazos invisibles que nos conectan. Nada es coincidencia”. Desde entonces, se ha adentrado en las constelaciones familiares, una práctica que invita a observar los vínculos y las dinámicas que nos atraviesan, muchas veces sin que lo sepamos, y que influyen en la forma en que nos relacionamos, tomamos decisiones y habitamos distintos espacios de la vida.
Las constelaciones parten de la premisa de que los individuos no existen de manera aislada, sino que forman parte de sistemas interconectados donde historias, dolores y experiencias se transmiten y, muchas veces, se repiten.
En ese camino, Josefina Errázuriz fue comprendiendo que esta mirada sistémica no se limita al ámbito familiar, sino que también se extiende al trabajo, las organizaciones y la sociedad en su conjunto. “Nada está separado de nada, eso es lo que te enseñan las constelaciones”, asegura. Un aprendizaje que la llevó a escribir Constelar para transformar tu vida, donde, a través de su propia historia y la de algunos de los cientos de consultantes que han constelado con ella, comparte una mirada de vida que propone entender el mundo como una gran constelación.
Constelar organizaciones
En su libro, Josefina plantea que los vínculos familiares se replican en otros espacios de la vida, como lo son los empleos. “Cuando tú entras a una organización, ves a tu padre, ves a tus hermanos. Los reflejas en tu equipo”, explica.
Esos patrones se convierten en prejuicios desde los cuales interpretamos la autoridad, el conflicto y la colaboración. “Esos moldes que tú adquiriste en tu sistema personal, son los que te llevas a tu organización”, añade. Así, plantea que se vuelve difícil mirar al otro sin proyecciones: “Después no puedes ver a tu jefe o a tu socio `limpio’, libre de todas esas cargas que uno trae”.
Las constelaciones organizacionales buscan justamente eso, despejar el campo para que emerja el potencial real de las personas y de los equipos. Desde allí, Errázuriz propone la idea de las organizaciones como organismos vivos: “La empresa y los equipos son seres vivos”. Desde esa lógica, una empresa tiene una historia y memoria que acarrea y afecta en su funcionamiento sistémicamente.
Constelar una organización implica, entonces, escucharla: “Yo necesito poder preguntarle a la empresa a dónde quiere avanzar, de dónde vienen, qué le está pasando con sus distintas partes internas”. No se trata de sumar opiniones individuales, sino de comprender el entramado común. “Se trata de mirar dónde estamos todos relacionados y qué está pasando a través de nosotros”, explica la autora.
El rol de lo femenino
Uno de los ejes principales en el libro de Errázuriz es el liderazgo femenino, entendido no como una cuestión de género, sino como un principio esencial hoy silenciado. En ese sentido, habla desde su experiencia: “Yo estuve siempre en posiciones de liderazgo, pero lideraba desde lo masculino, porque no había conocido lo que era realmente lo femenino”.
Josefina plantea que “lo femenino es invisible y lo masculino es objetivo” y asegura que es justamente en ese plano invisible donde reside la energía vital de las organizaciones. “Liderar desde lo femenino es liderar mirando aquello que está adentro, que no es visible y es donde está la energía de esa organización, donde están las emociones y el poder”.
Para Errázuriz, este liderazgo no es opcional, sino estructural: “Es un requisito fundamental para que toda empresa u organización pueda realmente desplegar su potencial”. La visión de la autora plantea que todas las organizaciones, al igual que los seres humanos, contienen un lado femenino y uno masculino, sin embargo, advierte que “tomamos todas las decisiones basados en principios y maneras de mirar que son masculinas”.
La consecuencia es preocupante: “La manera de mirar las organizaciones desde las mujeres es silenciada”. Aunque se contrate a mujeres, muchas veces se les exige adaptarse a moldes masculinos y actuar acorde a ellos. Por esta razón, Josefina sostiene que la importancia del liderazgo femenino radica en que este no separa la racionalidad de la emocionalidad, lo cual es un aporte al momento de encontrar un sentido en lo laboral. “La gente necesita propósito al trabajar porque no pueden separar su alma de lo que es su trabajo, sus vínculos, de su sentido”, dice.
Ese es también el espíritu de su más reciente lanzamiento: “Mi libro busca iluminar, hacer conciencia de nuestro lugar en el mundo y de cuál es la mejor manera en la que podemos desplegar nuestros talentos y nuestro propósito”, finaliza.
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