Dermatitis atópica: qué es y cómo tratarla

Si el escozor, el enrojecimiento y la molestia están presentes en tu piel de manera permanente, entonces puede que la padezcas. Tres dermatólogos cuentan en qué consiste, cómo se trata y de qué forma se pueden prevenir sus efectos.




¿Hay algo más desagradable que la picazón en el cuerpo? A veces, se siente como si te caminaran hormigas en todo el cuerpo. Otras, arde tanto que una ducha fría es la única solución para no rascarte con las uñas. Esas son algunas de las sensaciones de quienes estén diagnósticados con dermatitis atópica, una enfermedad inflamatoria de la piel que suelen padecer las personas alérgicas.

Es un trastorno crónico que habitualmente comienza en el primer año de vida, y aunque a muchas personas se les pasa, a otras puede durarles hasta la edad adulta. “En otros países la conocen como el eccema atípico”, añade Irene Araya, dermatóloga de Clínica Santa María. Uno de los grupos más afectados son los niños.

Según los textos, hasta un 20% de ellos puede presentar dermatitis atópica, mientras que estudios norteamericanos dicen que hasta un 30% de los niños de ese país la tiene”, dice. “También hay formas que se ven en adolescentes y en adultos que son mucho más difíciles de detectar, porque uno no piensa que una persona mayor pueda estar debutando con una dermatitis atópica”.

¿Por qué aparece?

La dermatítis atópica es una enfermedad “en que la piel carece de un manto lipídico eficiente que la aísle de los agentes externos”, explica Andrés Figueroa, dermatólogo de la Clínica Universidad de los Andes. Por lo tanto, quienes la padecen quedan más expuestos a factores que a otras personas no les causan irritación.

En general, “la piel se pone roja y pica mucho”, cuenta el dermatólogo de Clínica Ciudad del Mar, Salvador Villablanca. “Suele ser duradera, por eso es crónica, y tiene períodos en los que se activa e inactiva”.

Araya también menciona que la dermatitis atópica es una enfermedad genética, hereditaria. “Se han detectado genes asociados en la expresión de esta enfermedad. En ellos no funciona bien una proteína, la filagrina, cuya misión es formar y mantener la barrera cutánea”, cuenta.

¿Cómo se manifiesta?

En una piel común, el manto lipídico aísla al sistema inmune de los agentes externos. Es decir, protege y evita que irritantes como el sol, los químicos o el roce de ciertas telas active la respuesta de nuestros mecanismos de defensa.

Pero cuando hay dermatitis atópica, “esta barrera, la capa lipídica, es deficiente, por lo tanto el sistema inmune innato de la piel se pone en contacto con estímulos de agentes externos y se activa”, explica Figueroa. “Así se desarrollan los síntomas clásicos, como el prurito (picazón) y el eccema (irritación) de la piel”, afirma.

Mientras en las guaguas es frecuente que la piel roja se manifieste en todo el cuerpo, en los adolescentes estas “placas ya son un poco más localizadas, principalmente en la zona antecubital, que es delante de los codos, también detrás de las rodillas y detrás de las orejas”. Es aquí donde principalmente se presentan brotes y lesiones. En adultos, es más o menos similar: enrojecimiento, descamación y picazón.

Su relación con otras alergias

Es usual que un médico, si ve señales de dermatitis atópica en una niña o niño, pregunte si además tiene bronquitis repetitivas o rinitis alérgicas. “Es una triada”, dice Araya. “Muchas veces, el compromiso alérgico es piel, mucosa nasal y bronquios: esas son las tres zonas donde este gen podría estar involucrado”, asegura.

Una vez que se detecta, “lo más importante es detener la inflamación, como sea, porque es la que produce todos los síntomas y la evolución de la enfermedad”, apunta la especialista.

Los motivos que gatillan la autoinflamación en la dermatitis atópica son variados pero hay algunos más frecuentes. Villablanca menciona a “los perfumes, el epitelio (tejido de la piel) de los animales, sobre todo los gatos, a ciertas bacterias que viven superficialmente en la piel, y a la resequedad, que es muy fuerte y necesita de una humectación constante”.

En este último caso, si no existe una humectación adecuada, “la piel seca comienza a picar y al rascarse se genera una cascada inflamatoria inmunológica en la piel. Es una bola de nieve, que hace que me pique y luego me rasque, pero si me rasco me pica más, y así”.

En el caso de los niños, quien suele detectar el problema es el pediatra. “La mayoría son pacientes cuyos casos se pueden manejar con una buena hidratación y lubricación de la piel. Hay algunas técnicas que usan los dermatólogos pediátricos: uso de humectación, de antihistamínicos y el control del prurito, que es lo que causa la comezón y afecta la calidad del sueño, genera nerviosismo y otros problemas que se traspasan a la familia”, detalla.

¿Está asociada a ciertos alimentos?

La dermatitis atópica no tiene asociación directa con los alimentos. “Es muy importante aclarar esto, porque la gente piensa que algún alimento la está generando y no tiene nada que ver”, dice Villablanca. Sin embargo, una alergia alimentaria no es excluyente de una dermatitis.

“Ambas patologías son frecuentes de ver en niños de un año. Si bien la dermatitis atópica no tiene nada que ver con los alimentos, tampoco excluye que uno pueda presentar una alergia alimentaria”, explica.

“Se ha descrito que los colorantes artificiales, sobre todo en niños, pueden gatillar brotes de dermatitis atópica, así como también los alimentos ricos en grasas saturadas —como chocolates o helados ultraprocesados— podrían aumentar la severidad de los brotes por su efecto proinflamatorio”, dice el dermatólogo de Clínica de los Andes.

Cómo aliviar una crisis

Según explican los tres especialistas, el médico que administra el tratamiento entrega instrucciones específicas para cada paciente. A veces incluye el uso de una crema con corticoides, pero que no es para usar libremente.

Araya destaca que en niños pueden ser útil las compresas frías de suero fisiológico, que de una manera desinflaman la piel. “Se usan desde tiempos antiguos, y de verdad pueden ayudar a sobrellevar una crisis”, comparte.

Si todavía no se ha consultado a un médico, “hay que usar algún producto muy lento, como la vaselina, que puede ayudar a aliviar hasta que lo vea el especialista”, complementa Villablanca.

Qué implica un diagnóstico de dermatitis atópica

Lo más difícil de esta enfermedad es que, después de cierta edad, se vuelve un trastorno crónico. “La prevención es lo más importante de todo, porque cuando hay una crisis de dermatitis atópica recurrimos a los corticoides, ya sea en crema o pastilla, pero no son medicamentos que uno los pueda usar muy seguido”, cuenta.

Por eso mismo, la mejor forma de anticiparse es humectando la piel todos los días y “usar jabones especiales, neutros, y también detergentes de ropa suaves”. Otras recomendaciones son evitar cualquier producto perfumado, que suelen causar irritación.

“Requerirá de cuidados especiales, tanto generales —como duchas cortas, ropa de algodón, detergentes especiales, dieta no sin muchos colorantes— así como lubricación diaria, con limpiador y humectantes particulares”, complementa Figueroa.

Actualmente, dice Araya, la industria ha desarrollado fármacos bastante eficientes para casos atípicos severos, “que es el grupo que más sufre”. Lamentablemente, son tratamientos costosos que no están al alcance de todos. “También hay terapias más accesibles, pero si por algún motivo estas no sirven, pasar a estas de última generación será un tema difícil y oneroso”, opina la dematóloga. “Es algo que debería abordar la autoridad sanitaria, porque toda esta gente se mata rascando, no duermen bien y su calidad de vida puede ser pésima en caso de no tratarse”.

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