Nada. A CCU no le gustó nada la idea de una eventual alza en el impuesto a los alcoholes que deslizó hace algunas semanas el mismísimo presidente Sebastián Piñera, en el punto más álgido del debate de la reforma tributaria cuando había oposición a la idea de legislar la iniciativa.

En el marco de la junta de accionista, el gerente general de la compañía ligada a Quiñenco (grupo Luksic) y Heineken, Patricio Jottar, dijo que el 87% del consumo de bebidas con alcohol en Chile corresponde a los grupos socioeconómico C2, C3, D y E, la "gran mayoría" de los cuales son consumidores "moderados".

"Nos resultaría inexplicable que una reforma tributaria le meta la mano al bolsillo a consumidores de ingresos medios y bajos que consumen un producto sano de manera moderada", afirmó el ejecutivo.

Cabe recordar que en la reforma de 2014 se aumentó el gravamen ad valorem de vinos y cervezas desde 15% a 20,50% y de los destilados, desde 27% a 31,5% y que desde 2014 a agosto de 2018 ha recaudado $871.928 millones (equivalente a US$1.301 millones al dólar actual), según datos de Tesorería disponibles por Transparencia.

Según el ejecutivo, "está demostrado" que los mayores tributos a los alcoholes no son correctivos".

"Las alzas de impuestos a los alcoholes promueven el alcohol ilegal, que puede ser muy dañino para la salud y puede terminar redundando en menor recaudación de impuestos", afirmó.

"Pensamos que definitivamente es una mala idea", cerró Jottar.