Escondido por el cacique Vitacura: la desconocida historia del tesoro de antigua casona en Santiago

Escondido por el cacique Vitacura: la desconocida historia del tesoro de antigua casona en Santiago

Cuenta la leyenda que se trataría de un botín de 800 kg de oro, originario de las poblaciones aborígenes del valle del Mapocho.


Hoy parece un lugar tranquilo, donde la Universidad Andrés Bello realiza clases, pero su historia es algo diferente. La casona de Las Condes, ubicada en el sector oriente de Santiago, y declarada Monumento Histórico en 1982, se construyó en los terrenos que originalmente pertenecían al cacique Apoquindo.

En esos años (siglo XVI) comenzó a circular la historia de un tesoro escondido por el cacique Vitacura. Si bien actualmente no existen muchos antecedentes al respecto, “se dice que Vitacura (cuyo nombre también se identifica como Futacura) vivía en el cerro San Luis de Las Condes. Por eso decidió esconder el tesoro lejos de ahí y lo transportó hasta el final de valle, es decir, hasta estos terrenos que colindaban con la cordillera”, explica María Gabriela Huidobro, decana de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello.

“Estos terrenos comprendían desde, aproximadamente, calle Estoril hasta el Arrayán, por lo que en toda esta zona podría estar escondido (el tesoro). Hay buscadores de tesoro que han intentado dar con este oro, pero no han tenido éxito”, sostiene Huidobro.

Escondido por el cacique Vitacura: la desconocida historia del tesoro de antigua casona en Santiago

La casona cuenta con un largo historial de propietarios, quienes intentaron encontrar el tesoro, aunque sin éxito. En 1579 los terrenos, que totalizaban 62 mil cuadras hasta la cordillera de los Andes, pertenecieron al conquistador Antonio Díaz de Rivera. Luego tras su muerte, pasó a manos de Martín de Zamora, luego Ascencio de Zabala, Pedro Ramos de Torres Miranda y Saa, entre otros.

Imagen de la pileta perteneciente a la casona.

La decana señala que el lugar antiguamente era llamado Hacienda del condado de San José de la Sierra Bella. “En 1695, su propietario, Diego Cristóbal Mesía y Valenzuela Roldán, obtuvo el título de Conde, motivo por el cual, la hacienda elevó su condición a Condado de San José de la Sierra Bella, representado por un escudo de armas con franjas amarillo y azul”, señala Huidobro.

Contaba con viñedos, una capilla, molinos y animales, y ya en el siglo XIX pasa a manos de Pedro Fernández Concha, quien en 1878 se convierte en dueño de todo el sector oriente de Santiago, obteniendo así la chacra de Lo Fontecilla y el fundo de San Pascual, por ejemplo.

Sostiene que el cacique Vitacura, nacido en Cuzco, “fue enviado a Chile para gobernar las tierras desde el Mapocho hasta prácticamente la cordillera de Los Andes”.

A partir de la cuarta generación, el título nobiliario fue traspasado por línea de sucesión femenina, de manera que sus propietarias fueron condesas.

“Cuando, en 1901, los vecinos de la zona solicitaron al presidente Federico Errázuriz crear una comuna, decidieron bautizarla como Las Condes, en evocación a las condesas de esta hacienda, y escogieron como emblema un escudo muy similar al del condado. Desde fines del siglo XIX, la hacienda pasó a manos de Pedro Fernández Concha, luego de cuya muerte, en 1931, las tierras se dividieron entre sus seis hijos”, agrega Huidobro.

Pasillo de la casona.

Escondido por el cacique Vitacura: el “Camino del Fraile”

Tras la muerte de Fernández Concha en 1931, sus hijos comienzan a vender el lugar con el correr de los años. Uno de los nuevos propietarios fue la Caja Bancaria de Pensiones, que restaura la casona en 1968 y la convierte en un club de campo. Luego fue adquirida por la Congregación de los Hermanos Maristas. Sin embargo, el terremoto de 1985 destruyó gran parte de la estructura.

Finalmente en 1992 la Unab compra la casona y parte del terreno. Esta adquisición no estuvo exenta de complicaciones, ya que sufrió un grave incendio, inaugurando finalmente el campus universitario recién en 1996.

“Se dice que, al enterarse del avance de los españoles comandados por Pedro de Valdivia hacia Chile, en 1540, el curaca Vitacura, representante inca encargado de recolectar tributos en oro entre las poblaciones aborígenes del valle del Mapocho, decidió esconder el tesoro que custodiaba en los terrenos que luego ocupó la casona. Se trataría de 800 kilos de oro. Los españoles intentaron forzar a Vitacura a confesar la ubicación del tesoro, pero no tuvieron éxito”, establece Huidobro.

Se cuenta, además, agrega la académica, que desde las bodegas y cava de la casona, se construyeron unos túneles subterráneos que se dirigían hacia la cordillera en dirección a Mendoza, ruta llamada “Camino del Fraile”. Los túneles habrían sido utilizados por Manuel Rodríguez en tiempos de la llamada “Reconquista española”.

Casona Las Condes.

“La historia de la casona está íntimamente vinculada a la historia de la comuna de Las Condes y de Chile. Fue la cuna de la comuna, cuyo nombre evoca al condado de San José de la Sierra Bella. En sus terrenos vivían cientos de inquilinos donde luego se estableció la comuna. Algunos de sus misterios están relacionados con hitos del pasado nacional: la conquista de Chile por Pedro de Valdivia o la independencia y la participación de Manuel Rodríguez”, relata Huidobro.

El mencionado túnel supuestamente existió en los siglos XVII y XVIII y era utilizado por sacerdotes para venir a hacer misas los domingos a Santiago y regresar posteriormente a Mendoza cruzando las montañas. En 1799 el arquitecto Joaquín Toesca organizó una expedición para verificar si la ruta efectivamente existía, pero después de 15 días de búsqueda, no se encontró nada de la ruta.

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