¿La OMS subestima la transmisión del coronavirus por el aire? 239 científicos dicen que sí

Expertos señalan que, contrario a lo dicho por el organismo, el virus puede permanecer en el aire por largos períodos y viajar largas distancias. Esto implica que habitaciones con poca ventilación y medios de transporte son peligrosos. De ser cierto, habrá que repensar la forma en que se previene la propagación de la pandemia.


Las vías de transmisión del coronavirus ha sido desde su inicio, motivo de profundos estudios y debates; más considerando que se trata de una enfermedad que conocemos sólo desde diciembre, y de la que diariamente se revelan nuevas características.

Una de las más discutidas tiene que ver con la forma en que el virus se transmite por el aire. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la enfermedad se propaga principalmente de persona a persona a través de pequeñas gotas de la nariz o la boca expulsadas cuando una persona infectada estornuda, tose o habla, lo que derivó en variados estudios que analizaron el tiempo que estos aerosoles cargados de virus podrían permanecer en el aire.

En abril pasado, científicos y expertos en salud instaron a la OMS a reconocer la evidencia que la transmisión por vía aérea era una posibilidad. El organismo respondió enfatizando que esto ocurre sólo en “ciertos entornos hospitalarios”.

Posteriormente, a fines de junio, el ente sanitario indicó que la transmisión del virus en el aire sólo es posible después de procedimientos médicos que producen gotas o aerosoles de menos de 5 micras -como la intubación-, agregando que la ventilación adecuada y el uso de mascarillas N95 sólo se recomendaban en esas circunstancias, promoviendo el lavado de manos como la estrategia de prevención primaria.

“Especialmente en los últimos dos meses, hemos estado afirmando varias veces que consideramos que la transmisión aérea es posible, pero ciertamente no está respaldada por evidencia sólida o incluso clara. Hay un fuerte debate sobre esto “, dijo la Dra. Benedetta Allegranzi, líder técnico de la OMS en control de infecciones.

Por su parte, Paul Hunter, profesor de medicina de la Universidad de East Anglia y miembro del comité de prevención de infecciones de la OMS, dijo que la transmisión de gotitas era la ruta principal de la propagación del nuevo coronavirus.

“La transmisión de aerosoles puede ocurrir, pero probablemente no es tan importante en el gran esquema de las cosas. Se trata de gotas. Controlar la transmisión aérea no va a hacer mucho para controlar la propagación. Impondrá cargas innecesarias, particularmente en países donde no cuentan con suficiente personal o recursos capacitados “, dijo.

Oficialmente, hoy la OMS afirma que “hasta la fecha, algunas publicaciones científicas proporcionan evidencia inicial sobre si el virus Covid-19 se puede detectar en el aire, y se ha sugerido que ha habido transmisión por esta vía. Estos hallazgos iniciales deben interpretarse con cuidado”.

El organismo hace mención a una publicación del New England Journal of Medicine de mediados de abril que evaluó la persistencia del virus a través de un estudio experimental en condiciones controladas de laboratorio, a través de una máquina que no refleja las condiciones normales de la tos humana, encontrando partículas de aerosol en hasta tres horas. Sin embargo, afirma que esto “no refleja un entorno clínico en el que se realicen procedimientos de generación de aerosol, es decir, este fue un procedimiento de generación de aerosol inducido experimentalmente”.

“Hay informes de entornos en los que se han admitido pacientes sintomáticos y en los que no se detectó Covid-19 en muestras de aire. La OMS conoce otros estudios que lo han evaluado, pero que aún no se han publicado en revistas revisadas por pares. Es importante tener en cuenta que la detección en muestras ambientales basadas en ensayos basados en PCR no es indicativa de virus viables que puedan ser transmisibles”, indica el organismo.

Se necesitan más estudios para determinar si es posible detectar el virus en muestras de aire de habitaciones de pacientes donde no hay procedimientos o tratamientos de apoyo que generen aerosoles en curso. A medida que surgen pruebas, es importante saber si se encuentra un virus viable y qué papel puede desempeñar en la transmisión”, finaliza.

Pero la polémica continúa. Un grupo de 239 científicos de 32 países decidió hacer públicas sus preocupaciones sobre el tema, asegurando que la OMS subestima la transmisión vía aérea del coronavirus.

La carta

En una carta abierta, los expertos instan a la OMS a revisar sus recomendaciones para la propagación del SARS-CoV-2, debido a la creciente evidencia que asegura que la enfermedad está en el aire por períodos más prolongados que lo asegurado oficialmente. Los investigadores tienen la intención de publicar su mensaje en la revista Clinical Infectious Diseases, pero antes fue reportada por Los Angeles Times y The New York Times.

De acuerdo a los científicos, múltiples estudios demuestran que los aerosoles pueden permanecer en el aire por largos períodos, viajando además largas distancias. Esto implica que las habitaciones con poca ventilación, vehículos de transporte como trenes, autobuses, aviones y otros espacios confirmados sean peligrosos.

De ser esto cierto, implica que habrá que repensar la forma en que se previene la propagación del virus, que hasta hoy acumula 11,6 millones de casos y más de 538 mil muertos.

Por un lado, posiblemente se requieran máscaras faciales para usar en interiores en todo momento en entornos como escuelas o restaurantes, incluso si existe distancia social. La razón tiene que ver con que los aerosoles pueden flotar “en grupos”, en los que una persona puede caminar sin saberlo y en teoría, contagiarse. Estos grupos invisibles también podrían propagarse en la dirección de alguien mediante sistemas de aire acondicionado, tal como o muestran estudios en laboratorio.

En otras palabras, si los científicos tienen razón en su punto, las personas ya no podrían sentirse seguras de contraer la enfermedad simplemente porque están en un área desierta. La situación se vuelve más grave si consideramos que en este nuevo escenario, combatir la pandemia se vuelve potencialmente más difícil, especialmente en lugares donde hay quienes no están dispuestos a usar máscaras faciales.

“Estamos 100 por ciento seguros de esto”, dijo Lidia Morawska, profesora de la Facultad de Ciencias de la Tierra y la Atmósfera de la Universidad Tecnológica de Queensland en Australia.

“Los estudios realizados por los firmantes y otros científicos han demostrado más allá de cualquier duda razonable que los virus se exhalan en microgotas lo suficientemente pequeñas como para permanecer en el aire y plantear un riesgo de exposición de más de 1 a 2 metros por una persona infectada”, añadió.

“A las velocidades típicas del aire interior, una gota de 5 micras recorrerá decenas de metros, mucho más que la escala de una habitación típica mientras se asienta desde una altura de 1,5 m sobre el piso. La experiencia en muchas áreas de ciencias e ingeniería nos permite comprender las características y mecanismos detrás de la generación de microgotas respiratorias, cómo los virus sobreviven en estas microgotas y cómo los patrones de flujo de aire transportan microgotas en los edificios“, afirma Morawska.

“Nos preocupa que las personas puedan pensar que están completamente protegidas siguiendo las recomendaciones actuales, pero de hecho, se necesitan precauciones adicionales para reducir aún más la propagación del virus”, sostiene la experta.

Bacterias viajeras

Ciertamente, existe evidencia que apoya la tesis de los científicos. A mediados de mayo, un estudio del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK) hizo que una persona repitiera en voz alta la frase “mantente sano” durante 25 segundos dentro de una caja cerrada. En el experimento, un láser proyectado en la caja iluminó las gotas, permitiendo que fueran vistas y contadas. Las gotas permanecieron en el aire durante un promedio de 12 minutos.

Considerando la concentración conocida de coronavirus en la saliva, los científicos estiman que hablar en voz alta puede generar el equivalente por minuto de más de mil gotas contaminadas capaces de permanecer suspendidas en el aire durante 8 a 14 minutos en un espacio cerrado.

Otro estudio interesante es el que está llevando a cabo el Dr. Francisco Cereceda, experto en química atmosférica, director de Centro de Tecnologías Ambientales (CETAM) y académico del Departamento de Química de la Universidad Técnica Federico Santa María (USM), quien cree que las partículas contaminantes en el centro y sur de Chile podrían expandir la pandemia de coronavirus.

Cereceda, junto a los académicos Dr. Michael Seeger y Dr. Luis Alonso Díaz, buscan el vínculo entre el material particulado atmosférico proveniente de material como polvo, hollín, humo, u otros derivados de obras en construcción, caminos sin asfalto, chimeneas o incendios, y la posibilidad que se comporte como un vehículo que ayude a propagar al virus.

Los expertos señalan que llegado el invierno, con bajas temperaturas, con el material particulado en el aire y en condiciones que ayuden al virus a sobrevivir, es posible que éste “viaje” sobre las partículas y se propague de forma más eficiente. Eso, sin considerar que las medidas de aislamiento social producto de la pandemia insten a las personas a estar mucho más tiempo en sitios cerrados, con mala ventilación y con la calefacción a leña o kerosén, muy utilizados en la zona centro sur.

El Dr. Raúl Morales, director del centro de ciencias ambientales de la Universidad de Chile, tiene amplia experiencia en el tema, y cuenta que advirtió sobre él en marzo pasado: “Cuando se habló del nivel de infección del virus al vivir fuera del cuerpo humano, hice una carta a las autoridades indicando que la distancia social no era suficiente, ya que se trataba de un concepto para ambientes al aire libre, pero no en espacios cerrados. En esa fecha, todas las demostraciones experimentales señalaban que las bacterias podían ir sobre las partículas de contaminación aérea y trasladarse a varios metros de distancia”.

Morales asegura que en sus investigaciones midió varios tipos de bacterias asociadas a enfermedades respiratorias, y dado que los virus son entre 10 a 100 veces menores, con mayor razón iban a viajar en estos materiales aéreos.

“En la carta enfatizo que no se debería confiar en los espacios cerrados ni la distancia social, y que era obligación usar mascarillas y lentes protectores (parrillas com para gásfiter o carpinteros por ejemplo) que valen 1.500 pesos. Con eso es suficiente para un contacto directo”.

El experto, quien se manifiesta de acuerdo con la carta enviada a la OMS, indica que “dentro de los espacios cerrados, cuando alguien habla fuerte o estornuda, el virus puede llegar a ocho metros. Por ello, la distancia social de dos metros es escasa. Y en un espacio cerrado, dado que estos patógenos pueden durar horas en el aire, si uno pasa desprotegido por un pasillo solitario donde antes circuló un enfermo, igual nos podemos contagiar. No podemos confiarnos”.

“Me alegra escuchar que hay una carta internacional advirtiendo sobre este problema, porque a veces uno predica solo en el desierto”, afirma.

Incertidumbre

A pesar de la carta publicada por los científicos a la OMS, algunos especialistas en Chile dicen ser más cuidadosos, aunque de todas maneras aseguran que las personas deben seguir utilizando mascarillas.

El Dr. Roberto Olivares, jefe de infectología de Clínica Dávila, señala que “la posibilidad de transmisión vía aerosoles está hasta ahora demostrada en asociación a ciertos procedimientos médicos tales como el nebulizar a un paciente, al momento de intubar y conectar a ventilación mecánica, y cuando se aspiran secreciones bronquiales a través del tubo orotraqueal”.

“Hay un artículo publicado en una revista científica donde en condiciones controladas se induce la formación de aerosoles -partículas menores a 5 micras- y se ve que pueden alcanzar varios metros, permaneciendo varias horas en el ambiente. Pero todavía no existe evidencia lo suficientemente sólida y de peso que demuestre que este fenómeno se da en la vida diaria en condiciones no experimentales, aunque es una posibilidad que no se puede descartar de plano. Por ello, habría que seguir investigando para demostrar que sí ocurre. Mientras tanto, se hace relevante insistir en que las personas usen mascarillas para prevenir el contagio”, agrega.

El Dr. Leonardo Siri, infectólogo de Clínica Vespucio, añade que “el tema de la aerosolización de las partículas virales de Covid-19 no es algo nuevo, hace algunos meses ya se había postulado ese mecanismo de transmisión cuando se dan ciertas condiciones, como por ejemplo hacinamiento en lugares cerrados con poca ventilación, como gimnasios, cultos religiosos y transporte público, es por ello que el uso de mascarilla en estos escenarios siguen siendo altamente recomendados”.

Para el Dr. Rodrigo Cruz, Médico infectólogo y Director del Centro de Diagnóstico e Investigación de Enfermedades Infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Valparaíso, el tema aún tiene puntos por aclarar: “Se ha ido demostrando que podría, eventualmente, haber transmisión vía aérea, pero es una pregunta que aún no tenemos saldada”, dice.

Hay incertidumbre todavía. Estoy de acuerdo con la carta (a la OMS), en el sentido que efectivamente existe una transmisión por gotitas y aerosoles. En condiciones habituales, como oficinas, colegios o sitios cerrados probablemente sí hay transmisión -y hay estudios que lo respaldan-, pero el punto es qué tan importante es este aspecto, su real peso es lo que aún no sabemos”, sostiene.

La Dra. Jeannette Dabanch, infectóloga de la Universidad de Chile, puntualiza que “si bien, los aerosoles y gotitas que se mantienen en suspensión y diseminan en largas distancias son importantes, no son los únicos. Esto también sucede con agentes infecciosos como el sarampión, tuberculosis y varicela”.

“Incluso, no necesariamente se trata siempre de estos factores. Los mecanismos de contagio son mixtos, y no hay que olvidar el papel de los ‘súper diseminadores’”.

Dabanch recuerda eventos como el ocurrido en febrero de 2003 con el brote de Sars, en el infame “Hotel Metropole”, con un hombre que tras atender a pacientes con la infección asistió a una reunión familiar, y se hospedó en el noveno piso. A pesar de estar enfermo, visitó a su familia y viajó por Hong Kong, y en pocos días se agravó y murió, pero no sin dejar rastros: otros 23 huéspedes de Metropole desarrollaron el Sars, incluidos siete del noveno piso del hotel. Los eventos siguientes -con varios muertos- derivaron en que de acuerdo a estimaciones, alrededor del 80% de los casos de Hong Kong se debieron a esta persona.

Paralelamente, un caso similar se reveló en el mismo mes y año en el Amoy Gardens, un centro habitacional que en un mes reportó 321 casos de Sars. El hecho ocurrió debido al diseño de los desagües del piso del baño, que permitió que los aerosoles cargados de virus se filtraran en los baños, ayudado por los extractores de los baños.

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