Oasis: crónica de la noche en que los hermanos Gallagher se volvieron a abrazar
Una de las bandas más emblemáticas de las últimas décadas volvió a los escenarios luego de 16 años. Lo hicieron en Cardiff, en un show cruzado por los himnos e iniciado con la imagen de los hermanos Gallagher tomados de la mano. Eso sí, su trato es frío durante la cita. Aquí, la crónica a fondo de uno de los hitos musicales de 2025 y de lo que también se verá en Chile en noviembre.
‘This is happening, Cardiff’, fue la simple frase que cumplió el sueño de miles. Otras como ‘The great wait is over’ y ‘This is not a drill’ se iban intercalando. Palabras escogidas quizás para calmar la ansiedad -o incluso el miedo- ante una eventual discusión entre los hermanos Noel y Liam Gallagher, o una cancelación de último minuto. Es que con los hermanos más célebres en la historia del pop británico nunca nada es seguro.
Entonces sonó el inconfundible sample de Fuckin’ in the Bushes y el Estadio Principality de Cardiff explotó. El grito ensordecedor de 75 mil personas recibía a ambos artistas, mientras se subían juntos a un escenario por primera vez después de 16 años. Era, al fin, el retorno de Oasis, la banda que encarnó como pocos los sueños y las disputas de la generación noventera.
Saludaron al público tomados de la mano y levantándolas en alto. Una imagen que a pocas horas de ser tomada, se convirtió en icónica como encarnación de un hito, no solo por el peso simbólico del gesto —algunos pudimos haberlo interpretado ingenuamente como una señal de una nueva etapa en la relación de los hermanos—, sino porque marcó el inicio de uno de las reuniones más esperadas en la historia del rock.
No muchos podrían haber anticipado que Hello sería la canción elegida para poner fin a 16 años de ausencia en los escenarios. Fue la elegida para la resurrección. Puede ser un tema querido por los fanáticos más acérrimos, de hecho está lejos de figurar entre las canciones más populares para el público general.
Pero quizás querían enviar un mensaje —o una advertencia— para el mundo: “Hello, It’s good to be back”. Y lo que vino a continuación, Acquiesce, fue aún más revelador. Una canción cantada por ambos con líneas como “because we need each other, we believe in one another” (“porque nos necesitamos el uno al otro, creemos el uno en el otro”) que enviaron una nueva señal de que la rivalidad al menos por ahora se había dejado atrás.
Esa esperanza, sin embargo, se fue desvaneciendo rápidamente. Aunque la calidad del espectáculo fue incuestionable, Noel y Liam no interactuaron en ningún momento. No se dirigieron la palabra, apenas se miraron, cada vez que uno hablaba al público el otro no intervenía, y el guitarrista Paul “Bonehead” Arthurs se ubicó estratégicamente entre ambos y se mantuvo entre ellos todo el show, reinterpretando su papel de mediador, como en los viejos tiempos. Al finalizar el concierto, hubo un acercamiento a medio camino de ser un abrazo, pero que fue más bien un gesto profesional de felicitación por la tarea cumplida.
En definitiva, este primer concierto sirvió para despejar cualquier duda de que esta gira podía significar algo más. Para los Gallagher, es un asunto netamente profesional, aunque sus fans están más que felices con ello.
El setlist fue una sucesión de himnos. Tras la mencionada Acquiesce llegaron Morning Glory y Some Might Say, las que desataron el frenesí de una multitud que estuvo a la altura de la circunstancia. Un momento especialmente memorable fue antes de Cigarettes & Alcohol, cuando Liam pidió al público que se pusiera de espaldas al escenario, abrazaran a quienes tenían al lado y saltaran de lado a lado, al estilo de la celebración de los hinchas del Manchester City.
Probablemente no hay muchos registros del momento porque, justamente, todos estaban abrazados mirando para atrás. Tras la canción, Liam preguntó si había alguien de Manchester en el estadio, lo que generó un abucheo generalizado. Tras esta inesperada respuesta, su réplica fue un “shut up” alejado del micrófono, pero que se alcanzó a oír antes de continuar con Fade Away.
Los hits Supersonic y Roll With It mantuvieron el nivel de fervor antes de que Liam abandonara momentáneamente el escenario, tal como lo ha hecho históricamente cuando es el turno de Noel. Con su guitarra y su tono más íntimo, interpretó Talk Tonight, Half the World Away y Little By Little. Fue un tramo más sereno, pero no menos emotivo. El estadio acompañó en forma de coro colectivo, con pasajes en donde Noel dejó que la audiencia tomara las riendas de los temas.
Liam regresó al escenario con D’You Know What I Mean? y Stand By Me. Para ese momento, las dudas que había en la previa de la gira sobre su calidad vocal se habían despejado por completo. Sin duda, su performance es mejor que en sus últimos años como solista, al menos.
Quizás por eso se permitió una ironía dirigida al público: “¿Lo están pasando bien?”, preguntó. Al ver la respuesta positiva de la gente, replicó con un “¿valieron las 40.000 libras que pagaron por el ticket?”, aludiendo a las críticas por el sistema de precios dinámicos que infló las entradas para esta gira en el Reino Unido y que generó incluso investigaciones de las autoridades. El tema fue tan polémico que no se repitió en otras fechas del tour, lo que generó aún más molestia en la prensa local, aunque la respuesta del público pareció indicar que todo está olvidado.
Uno de las canciones que generaba más interés era Slide Away. Recordado es aquel video histórico en que Liam mira con tristeza a Noel mientras canta este tema, en uno de los últimos conciertos de la banda antes de su separación. Esta vez, sin embargo, fue Liam quien se encargó de todo el tema, sin guiños al pasado. Pero fue igual de emotivo, igual de potente. Una joya dentro de un set que no bajó nunca el nivel.
La recta final trajo otras gemas como Whatever, lanzado inicialmente como single único que terminó convirtiéndose en un verdadero clásico de la banda, y otro himno como Live Forever. Ésta última dedicada en las pantallas gigantes al recientemente fallecido futbolista del Liverpool, Diogo Jota, lo que provocó un momento de silencio y emoción entre toda la euforia. Tras la advertencia de Liam de que se venía la última de la noche, comenzó a sonar Rock ‘n’ Roll Star, tras la cual la banda se retiró del escenario en medio de un ruido descomunal.
La pausa no fue larga y el final apoteósico. Era evidente que no se podía terminar allí. El público lo sabía y los Gallagher también, aunque, de los dos frontman, sólo Noel volvió al escenario.
“Esta es para todos los que están en sus 20 y que nunca nos han visto antes, y que han permitido que esto siga adelante”, fueron las palabras de Noel antes de The Masterplan, otra joya de la banda nacida fuera de un disco, y convertida en himno por el tiempo. Algunos fans en internet han asegurado que vieron a Noel emocionarse durante algunos pasajes del show. Luego vino Don’t Look Back in Anger, con un estadio entero acompañándolo frase por frase. Liam regresó para interpretar la infaltable Wonderwall.
Y aunque hay muchas canciones merecedoras de cerrar un concierto de Oasis, sin duda Champagne Supernova es una de las opciones seguras. Antes de comenzar, Liam agradeció al público: “Gente hermosa, esto es todo. Gracias por aguantarnos todos estos años, sabemos que somos difíciles”. Algunos dirán que faltaron canciones, pero hay que comprenderlo en un contexto en que aún hay 40 fechas por delante.
Con ello, se cerró la noche histórica de Cardiff. La primera de más de 40 jornadas que los llevará por el mundo, incluido Chile el 19 de noviembre en el Estadio Nacional.
Un concierto que dejó claro que los Gallagher no volvieron para reinventarse, ni para sanar viejas heridas, ni para saldar alguna posible deuda con sus fans. Volvieron para recordarnos por qué su música marcó a tantas generaciones y continúa haciéndolo hasta hoy. Volvieron para instalarse de manera definitiva entre los grandes nombres del rock mundial y para demostrar que Oasis sigue siendo más grande que la suma de sus partes.
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