Duro revés para el Psoe y Pedro Sánchez
La derrota del Partido Socialista español en Extremadura no solo fue relevante por tratarse de un histórico bastión de esa colectividad sino también porque deja en evidencia el desgaste del actual presidente del gobierno español.
Las recientes elecciones autonómicas en Extremadura en España, que concentraron como pocas veces la atención nacional en ese país, fueron un duro golpe para el Partido Socialista español (Psoe) en un territorio considerado uno de sus bastiones históricos. Con un 25% de los votos, el partido de Pedro Sánchez retrocedió casi 15 puntos en poco más de dos años, perdiendo más de 100 mil votos y 10 escaños en la asamblea. El Partido Popular (PP), en cambio, obtuvo poco más del 43% de los votos, cinco puntos más que en las últimas elecciones de 2023 y 29 escaños, mientras que la derecha dura de Vox más que duplicó su votación, pasando de 5 a 11 escaños y de un 8% a casi un 17% de los más de 500 mil votantes que concurrieron a las urnas.
El escenario refuerza al PP de cara a unas eventuales elecciones generales, pero lo deja ante un complejo desafío para formar gobierno, al quedar a solo cuatro escaños de la mayoría, lo que lo podría forzar a pactar con Vox o eventualmente a lograr la abstención del Psoe en la votación de investidura. Si bien las autoridades extremeñas del Partido Socialista aún no deciden qué harán, la directiva nacional del Psoe se inclina por oponerse y forzar al PP a pactar con Vox. Pero más allá de los cálculos políticos detrás de esa estrategia, lo cierto es que las elecciones dejaron clara la fragilidad en que se encuentra el gobierno de Pedro Sánchez, cuyo futuro transita por una estrecha cornisa. Si bien su periodo culmina en 2027, los resultados de Extremadura confirman el desgaste del Psoe a nivel nacional y el complejo escenario que enfrenta el presidente del gobierno.
Una de las causas de esta situación es la seguidilla de escándalos que han afectado al círculo más estrecho de Sánchez, desde su hermano David a su propia esposa Begoña Gómez, que enfrenta una investigación por malversación de fondos. En el último tiempo tres de sus colaboradores más estrechos están en el foco de la justicia por supuestas irregularidades en la asignación de contratos públicos. Dos de ellos, además, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, fueron secretarios de organización del Psoe, el tercer puesto en importancia en el partido. A eso se suman las denuncias de acoso sexual contra un exasesor de La Moncloa y el mal manejo del caso por parte de la colectividad, que han desatado fuertes críticas al interior del partido y sumado cuestionamientos contra un gobierno que se autodefine feminista.
Lo anterior ahonda la debilidad política de Pedro Sánchez, quien además debe gestionar una compleja mayoría en el Parlamento que reúne no solo a una veintena de partidos de izquierda agrupados en Sumar, sino también a una serie de agrupaciones nacionalistas y autonómicas, cada una preocupada de velar por sus propios intereses. El caso más complejo es el de Junts per Cataluña, partido del ex presidente catalán Carles Puigdemont, quien ha amenazado con quitarle el apoyo, lo que podría acelerar la caída del gobierno. Frente a ese escenario los resultados en Extremadura dejan claro que más allá de su reconocida capacidad de sobrevivencia no será fácil para Sánchez culminar su periodo, más aún si en los próximos comicios en Aragón, Castilla y León y Andalucía, el Psoe vuelve a ser derrotado.
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