Los grandes nombres del fútbol mundial se dieron cita este lunes en París para la ceremonia de los premios The Best, los que se otorgan a los mejores del año. El planeta vio como Lionel Messi, Alexia Putellas, Dibu Martínez, Lionel Scaloni, entre otros, eran distinguidos en sus respectivas categorías. En esa lista de ganadores se inscribió un casi desconocido polaco llamado Marcin Oleksy. El jugador participa en la liga para amputados de su país y se quedó con el Premio Puskas (mejor gol de la temporada). En la votación superó a Richarlison, con su golazo ante Serbia en Qatar 2022, y a Dimitri Payet, con una gran definición contra el PAOK por la UEFA Conference League.

En el momento en que por los micrófonos se escuchó su nombre, Oleksy se tapó los ojos, visiblemente emocionado, luego caminó hacia el escenario y recibió el premio, el que le fue entregado por el italiano Alessandro Del Piero. “Quiero dedicar este premio a todos los que me han ayudado durante mi carrera y quiero dar las gracias a todo el equipo técnico de mi club”, declaró, mientras sostenía en las manos un trofeo que antes ganaron nombres de la talla de Cristiano Ronaldo, Mohamed Salah, Neymar, Zlatan Ibrahimović y James Rodríguez.

La distinción fue histórica, puesto que es primera vez que se otorga en una modalidad distinta al fútbol masculino de 11 contra 11. Marcin Oleksy juega actualmente en el Warta Poznan, club en donde ejecutó una espectacular pirueta para marcarle al Stal Rzeszow, en un partido válido por el campeonato polaco para amputados. Su tanto dio la vuelta al mundo, pero muy pocos imaginaron lo que alcanzaría un jugador con una historia impactante.

Un accidente que cambió todo

En 2010, Oleksy trabajaba en obras viales en su país. Con 23 años, se solía desempeñar como arquero; era un gran admirador del español Iker Casillas. Sin embargo, ese año sufrió un accidente que le cambió la vida: una máquina le cayó encima de sus piernas, por lo que debieron amputarle su extremidad inferior izquierda. “En ese momento no sentí dolor. Simplemente, tuve miedo, pensando si viviría o moriría”, contó el polaco a la FIFA sobre su experiencia.

Tras ese accidente pasó casi dos años en silla de ruedas y recién en 2019 pudo volver al fútbol. Él mismo reconoce que ese retorno al deporte fue un motor en su recuperación. Sin embargo, en su regreso tuvo que abandonar el arco, puesto que en el reglamento del balompié de amputados establece que a los arqueros les debe faltar una mano, por lo que volvió como jugador de campo.

Seguramente este premio le dará fama mundial, no obstante, hoy con 35 años es un nombre consolidado en el fútbol de amputados de su país. El año pasado representó a Polonia en la Copa del Mundo de la especialidad y alcanzaron los octavos de final, instancia en la que fueron eliminados por Brasil.