Emprendimiento

Opinión: “Formalizar con apoyo: la clave para fortalecer a las pymes”

"Un 42% de las mipymes chilenas no tiene inicio de actividades ante el SII, es decir, son informales. Y el problema es que esto afecta directamente la sobrevivencia económica de esos negocios", explica María Elba Chahuán, Vicepresidenta y Fundadora de Unión Emprendedora.

Formalizar una pyme significa que un negocio o emprendimiento en situación de informalidad pase a convertirse en una empresa formal, regulada conforme a la ley, con derechos y deberes tributarios, y con todos los permisos necesarios para operar. Este proceso debería ser lo usual, pero en la práctica nos damos cuenta de una verdad incómoda: hay demasiadas que siguen operando en la informalidad. No porque quieran, sino porque formalizarse se ha convertido en una carrera de obstáculos, llena de trabas, burocracia y costos que muchas veces terminan ahogando las ganas con las que se empezó.

Según los resultados del Índice Multidimensional de Riesgo en Mipymes, estudio realizado este año por la Cámara Nacional de Comercio, CNC, en colaboración con la Facultad de Derecho de la Universidad Católica (UC) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un 42% de las mipymes chilenas no tiene inicio de actividades ante el SII, es decir, son informales. Y el problema es que esto afecta directamente la sobrevivencia económica de esos negocios, ya que el mismo reporte asegura que las empresas informales presentan ingresos promedio de $581.395 mensuales, mientras que las formales alcanzan $2.833.333, es decir, un 79% más.

La formalización tiene varios beneficios, pero para promoverla, tenemos que mejorar las condiciones. El proceso no puede ser un salto al vacío donde el pequeño emprendedor se expone a sucesivas fiscalizaciones, sistemas complejos que no entiende u obligaciones que ni siquiera puede cumplir por falta de tiempo o recursos. Hoy día, el camino hacia la formalidad muchas veces parece diseñado para grandes empresas, no para ese panadero que abre su local a las 6 de la mañana ni para la mujer que vende ropa a la salida del metro para mantener a su familia.

Que los trabajadores independientes aún no se formalicen va más allá de una decisión personal. Es un desafío macro, porque el sistema no está pensado para ellos. Crear una empresa, llevar una contabilidad ordenada o cumplir con las normas tributarias sigue siendo difícil, especialmente para quienes están empezando desde abajo, sin redes, capital ni asesoría. Y eso es grave, porque sin formalización no hay acceso a créditos, beneficios estatales o protección social. Estamos exigiendo a las mipymes competir en un mercado formal sin entregarles las herramientas básicas para sobrevivir.

Necesitamos procesos simples, acompañados y realistas. Porque no basta con decir “formalízate” si no cambiamos la experiencia de lo que significa dar ese gran paso. El trámite de crear una empresa en un día es apenas el comienzo, lo complejo viene después: las declaraciones de impuestos, las patentes, las normas sanitarias, las certificaciones. Todo eso puede ser un laberinto para una pyme sin apoyo.

Si queremos que más emprendedores entren al mundo formal, tenemos que construir un sistema pensado para ellos y no en complicarles la vida. Estoy segura de que la mayoría de las personas quiere hacer las cosas bien, pero urgen las opciones más accesibles. Poner en marcha una empresa ya es un acto de coraje. Nuestro deber como país es enfocarnos en facilitar ese camino.

Por María Elba Chahuán, Vicepresidenta y Fundadora de Unión Emprendedora

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