San Remo, una picada legendaria que sigue más viva que nunca
Abrió en 1976, en Cuevas con Av. Matta, y cuando iba a cerrar, una campaña ciudadana logró rescatar su mítico arrollado, el mejor de Santiago según muchos. Hoy, en Av. Miguel Claro, el San Remo tiene una segunda y buena vida.
En una casona de Av. Miguel Claro casi al llegar a Sucre, al frente de la plaza del barrio, hay un lugar al que entran abuelos y jóvenes por igual, todos en busca de un tesoro inapreciable: el mejor arrollado de Santiago, según muchos. Ese lugar se llama San Remo, uno de los restaurantes más tradicionales y legendarios, a estas alturas, de la capital.
Su historia partió en 1976, cuando abrió en Cuevas con Av. Matta. Fue ahí donde agarró fama por ese plato y por otras especialidades de la casa, como el pernil con papas, la escalopa y sus jarras de borgoña.
Hace cerca de una década la construcción de la Línea 3 del Metro amenazó su supervivencia y una campaña ciudadana nació para defender su subsistencia y rescatar esos platos que ya eran parte de la tradición capitalina.
Foto: Valentina Miranda Vega
Aunque no en Av. Matta, el San Remo resurgió en su actual ubicación, la de Av. Miguel Claro, con esas preparaciones llenas de sazón chilena. Con altos y bajos, a fines del año pasado cerró un par de semanas, pero fue ahí cuando nuevamente vinieron a su rescate los fans de sus sabores.
Emilio Latorre, uno de los clientes más antiguos del local, lo compró y junto a su esposa y a su hija ingeniera, se ha hecho cargo de preservar el patrimonio del San Remo, sin cambiar ni las recetas ni el personal y buscando como siempre los mejores insumos para preparar lo que la gente ha buscado ahí por décadas.
El mítico arrollado del San Remo
Los que llegan a esta casona de dos pisos, con salones privados arriba y una luminosa terraza vidriada en el nivel de abajo, van en busca de una joya: el arrollado que preparan ahí, uno de los mejores de la ciudad según los que saben, blando, sabroso, con poca grasa y jugosito ($ 9.200).
Foto: Valentina Miranda Vega
Si lo pides acompañado de unas papas fritas caseras, peladas y cortadas a mano, crujientes y poco aceitosas, estarás en la gloria ($ 2.400). Otra opción es la refrescante ensalada de pebre palta ($ 2.500), ideal para el verano.
Otro plato requerido por los parroquianos del lugar es la escalopa, dos trozos gigantes de posta de vacuno, con el grosor perfecto, apanada y nada de seca, que queda muy bien con un puré casero de esos que hacían las abuelas, con trocitos de papa que denotan su preparación casera ($ 8.600, acompañamiento incluido. También se puede pedir media porción, a $ 6.400, siempre con agregado incluido).
Foto: Valentina Miranda Vega
Para los fans del chanchito, la opción es el pernil, una pieza gigante de puro sabor que viene con papas cocidas, por ejemplo ($ 8.500). Otra de las tentaciones memorables del San Remo.
Foto: Valentina Miranda Vega
Para finalizar, el flan casero con un toque de whisky que está para chuparse los bigotes ($ 2.500). O un refrescante mote con huesillos, $ 1.800).
Nada como un clásico jarro de borgoña para acompañar este festín ($ 7.800), abundante, fresco y con el dulzor justo. La carta de bebestibles, en todo caso, ahora está más amplia e incluye otras joyitas, como el gin tonic preparado con el excelente gin La República Andina ($ 3.800).
Lo mejor de todo es que ahí nunca falta el cacho y el dominó para jugar una partida con los amigos, en este local que pronto anunciará novedades. Atentos a sus redes sociales.
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