Proyecto de indulto: La Moneda desafía a la oposición a aprobar la incómoda iniciativa que ahora no tiene votos en el Senado

25 DE NOVIEMBRE DEL 2020 ACTIVIDADES DURANTE SESION DE SALA DEL SENADO. FOTO: DEDVI MISSENE

Los senadores de oposición le respondieron inmediatamente. "Esta juntando peras con manzanas", dijo José Miguel Insulza, mientras que Pedro Araya acotó: “Intentan desviar la atención respecto de lo pésimo que está el gobierno, que se desfonda por todos lados". Ambos, en todo caso, admiten que la iniciativa no tiene mucho futuro, porque no están los votos para ser aprobado.


“Quisiéramos pedirle al Senado que a la brevedad posible ponga en votación el proyecto de indulto. Es hora de que los chilenos sepan cómo votan sus parlamentarios, que sepan quiénes están del lado de la impunidad y quiénes están del lado del respeto a la ley”, indicaba hoy el ministro vocero en La Moneda, Jaime Bellolio, arrastrando a la oposición a pronunciarse sobre los hechos de violencia ocurridos ayer en el marco de los dos años del estallido social.

Y más específicamente a la candidata presidencial Yasna Provoste, quien fue una de las firmantes del proyecto presentado en diciembre de 2020, junto a las senadoras Isabel Allende (PS), Adriana Muñoz (PS) y sus pares Alejandro Navarro y Juan Ignacio Latorre (RD). “Si hay una candidata presidencial que ha firmado un proyecto de indulto, cómo va a ser intervencionismo electoral que les preguntemos por esa posición”, agregaba Bellolio.

Desde la oposición acusaron una maniobra política del Ejecutivo y aseguraron que en La Moneda saben que el proyecto está tan entrampado que no tiene muchas posibilidades de ser aprobado.

“Absolutamente están juntando peras con manzanas, supongo que tendrá que ver con los otros problemas que está viviendo el gobierno actualmente. Es que ese proyecto de indulto tiene fecha fija y eso no se va a mover, pues nadie aceptaría que gente que fuera detenida por las cosas de ayer no fuera pasada a juicio”, precisa el senador José Miguel Insulza (PS), presidente de la Comisión de Seguridad, que fue una de las instancias que revisaron la iniciativa.

Una posición similar mostró el titular de la Comisión de Constitución, senador Pedro Araya: “Yo creo que en los ministros hay una suerte de desesperación y están tratando de tapar el sol con un dedo, porque el proyecto de indulto no tiene nada que ver con lo ocurrido ayer”.

La iniciativa en trámite busca hacerse cargo de las personas que fueron sometidas a persecución penal durante el estallido social y por ello se refiere a las causas entre el 18 de octubre de 2019 hasta la fecha que se presentó a trámite, el 9 de diciembre de 2020.

Los ministros instaron al Congreso a votar el proyecto de indulto, sin embargo desestimaron calificarlo con urgencia para apurar este pronunciamiento. “No veo por qué tendríamos nosotros que poner urgencia, que ellos se hagan cargo”, dijo el ministro de la Segpres, encargado de la agenda legislativa, Juan José Ossa.

Pero más allá de las declaraciones de hoy, lo cierto es que este proyecto enfrenta una “muerte anunciada”.

Indulto a punto de caer

Los senadores aseguran que el proyecto se “entrampó”, aunque lo cierto es que nació enredado. Primero, porque siempre se criticó que aunque la intención era apurar los juicios de los presos por el estallido social, se confundió en su redacción a todas las causas -desórdenes con actos más violentos- y se abordó de manera similar amnistía con indulto.

“Habemos algunos que estamos preocupados por la gente que ha estado un tiempo excesivo en prisión sin que los procesos se muevan, pero al mismo tiempo queremos separar la paja del trigo y eliminar de este proyecto los delitos violentos que no tienen ninguna justificación”, explica Insulza.

Este proyecto fue visto por las comisiones de Derechos Humanos, Seguridad y Constitución, donde era aprobado en general por los votos favorables de la oposición que es mayoría, versus el rechazo del oficialismo. Llegó a la sala el 7 de septiembre, y los comités decidieron reenviarlo a Constitución para que abriera la discusión en particular, un período de indicaciones y, en definitiva, cambiara el texto completo para enmendar los conflictos que abría.

Sin embargo, la comisión decidió devolverlo. Araya comenta que exploraron las posibilidades porque el proyecto necesita un quórum de 26 votos, es decir, necesita dos votos del oficialismo para ratificarse en general, y esos votos no están ni estarán.

“Nosotros conversamos con la gente de la derecha y ellos están cerrados a darnos los votos, estuve hablando con los senadores que entre comillas son más razonables en estos temas y no había por dónde abrir una puerta. Entonces no tiene mucho sentido que la comisión demorara dos o tres meses en verlo, si se rechazaría igual con o sin modificaciones”, admite.

Entonces en la reunión de comité del Senado de esta semana, la mesa debiera tomar una definición: si ponerlo en votación o dejarlo dormido. La presidenta del Senado, Ximena Rincón, ya había anticipado la semana pasada cuál sería el final si no se perfeccionaba: “Tal como está redactado no tiene los votos para ser aprobado en general y, por tanto, seguir con la discusión en particular”.

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