Que sí, que no... La historia sin fin en el Barcelona que tiene hastiado a Arturo Vidal

En medio de un mercado debilitado por el coronavirus, el chileno evalúa su futuro fuera del Barça. Quiere protagonismo, se siente insultado por ser habitual moneda de cambio en su actual equipo. Ya le pidió a Felicevich que actúe.


Arturo Vidal, con papel y lápiz en mano, armando una lista de pros y contras, enumerando razones para quedarse en el FC Barcelona y razones para irse. Desde hace tiempo ya que el paso del volante chileno por el club catalán se puede ilustrar con esta escena imaginaria. Días en que es elogiado como un guerrero insustituible del equipo y días en que es un jugador en la nómina de desechables, la moneda de cambio habitual en el golpeado mercado de fichajes europeo.

No es fácil el escenario del Rey Arturo, quien se mueve entre sus constantes “me quiero ir” y “me quiero quedar”. Aparte de que le gusta la ciudad y que ya no es tan sencillo mover a toda su familia (llegó casado a Barcelona y hoy está divorciado, pero sus hijos viven cerca de él), desde el círculo cercano del futbolista aportan otros dos motivos fuertes para que Vidal desee continuar en su actual club. Primero, la muy buena relación que forjó con Lionel Messi y Luis Suárez; segundo, su convicción de que en el Barça, a esta altura de su carrera, es donde tiene las mejores opciones de ganar una Champions, la estrella que le falta en su largo palmarés.

Dejando todo eso de lado, deportivamente Vidal no es feliz en su equipo. No le gusta convivir con un rol tan secundario. La llegada de Quique Setién al banco, en un comienzo, significó un segundo tiempo distinto, mucho más protagónico. Al poco tiempo, sin embargo, las cosas volvieron a su cauce tradicional. Y la institución azulgrana, una vez más, pensó en el chileno como alguien prescindible, sin cabida. Todo esto ya terminó aburriendo al mediocampista, cuya primera y concreta gran señal de hastío fue la demanda que interpuso contra el Barcelona a fines de diciembre, que en enero ya fue rechazada por la justicia.

Fuentes muy estrechas al jugador aseguran que ya los contras vencieron a los pros. Que Vidal ya se resignó y que quiere escapar del elenco blaugrana. Lo habló con su representante, Fernando Felicevich, quien le dijo que sí o sí lo saca del club. Aunque claro, la palabra final le corresponde a la misma dirigencia catalana, que, según distintas publicaciones en España, ya lo han puesto como figura de trueque con Inter de Milán (por Lautaro Martínez), Juventus (por Miralem Pjanić) o Bayer Leverkusen (a cambio de Kai Havertz).

La inactividad a causa de la pandemia por coronavirus le permitió a Vidal pensar bien su situación. Y reforzó la idea de que lo mejor es partir, en medio de todos los titulares que apuntan a eso. Lo que quiere es sentirse valorado y, en ese sentido, un telefonazo del mismo Antonio Conte, director técnico del Inter y exadiestrador del Rey en la Juventus, apuntaló todavía más deseo. El entrenador le transmitió al seleccionado chileno su deseo de volver a dirigirlo, en señal de que en tierras lombardas sí será bien considerado.

El King tiene contrato con el Barça hasta el 30 de junio de 2021. La dirigencia culé ya tasó su pase en US$ 20 millones. Un precio menor, que se quiere utilizar para conseguir un futbolista de mayor valor. El mercado, debido a la crisis del Covid-19, golpeó fuerte al fútbol y hoy el trueque aparece como la mejor forma de mover grandes figuras. En el Inter le ofrecieron al chileno tres años de vínculo y en Juventus, donde el nacional es ídolo, lo esperan con los brazos abiertos. Ni siquiera las confesiones de Giorgio Chiellini sobre el gusto de Vidal por el alcohol inhiben su imagen frente a una hinchada que lo vio ganar cuatro Scudettos, una Copa Italia y dos Supercopa italiana.

El Rey ya volvió a entrenar, con todas las restricciones sanitarias del actual escenario mundial. No sabe cuándo exactamente volver a jugar un partido en serio. Tampoco sabe con qué camiseta. Lo que sí tiene claro es que en su lista de pros y contras, se impone la hora de decirle adiós a Barcelona.

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