Chevrolet Trailblazer: revalida sus credenciales en el club de los más rudos

El SUV brasileño llegó con un motor mejorado, con más tecnología y mucho más en el apartado de seguridad. Lo probamos en su hábitat para comprobar qué tanto cumplía a la hora de exigirle tareas más avanzadas.




A mediados de 2018 salió mi nombre en la tómbola para viajar a Chiloé a la toma de contacto del antiguo Chevrolet Trailblazer. Desde ese entonces me quedó la sensación de que, particularmente por la naturaleza de este familiar 4x4 montado sobre un chasis de pick-up (la Colorado, que llegó en noviembre), había que sacarlo a campo traviesa, meterlo más en el barro y comprobar lo que los ejecutivos de la marca hablaban de él. La oportunidad se me presentó ahora, tres años después, cuando se introdujo un facelift -sumado a mejoras de equipamiento, chasis y motor- que pone al modelo en guardia para seguir en la pelea del subsegmento de aventureros para siete. ¿La ruta, entonces? Harto de carretera y otro tanto de trepada por la cordillera. Pruebas para probar.

En lo estético, lo primero que cambia a primera vista en este Trailblazer 2021, y que personalmente me gusta, es ese nuevo look más en línea con la Colorado estadounidense y la nueva Silverado, consistente en una resta de protagonismo al logo del corbatín, reemplazando ese otrora gran emblema central por un discreto logotipo cargado al costado de la toma del radiador. El upgrade se acompaña ahora de un grabado ‘CHEVROLET’ entre los faros ópticos, pero que resulta muy recatado al ir en tono oscuro. La antena, antes casi pegada al parabrisas, se retrasó al último tramo de techo para ganar una imagen más limpia. La mezcla sienta bien, aunque por la zaga prácticamente no hubo cambios.

Al interior, este Trailblazer feito no Brasil (como su hermana Colorado) quizá queda debiendo algo en el tema de los materiales. Los plásticos duros predominan especialmente en el tablero, que además tiene un panel de instrumentos más bien anticuado, con dos relojes análogos grandes y un cluster central, que, para ser ecuánime, habrá que decir que brinda información relativa al consumo en línea, la autonomía y otros parámetros muy útiles.

La pantalla central táctil de 8″ funciona perfecto con Apple CarPlay, ya sea mediante cable o de forma remota. Lo mejor es que en Chevrolet mantuvieron los mandos de dos perillas y cuatro teclas que permiten acceder a esas funciones más básicas y rápidas que uno, por más familiarizado que esté con la tecnología, tiende instintivamente a buscar directamente en el tablero (y no a través de los mandos al volante).

Es en conectividad también donde el Trailblazer saca otro puntaje destacado. La marca comercializa esta única versión en Chile con el sistema OnStar. Mediante un botón ubicado en el espejo retrovisor, esta oficina 24/7 puede atender vía voz cualquier solicitud de los usuarios de Chevrolet, ayudando, por ejemplo, con información relativa al clima o incluso actuando de manera automática ante una emergencia reportada por los sensores del propio vehículo. ¿Cómo así? Como ya se ha visto con tecnologías en Europa, este Chevrolet Trailblazer envía una alerta inmediata a la central apenas se ha producido un accidente. Así, desde esta oficina que atiende a toda la región, tomarán contacto con los pasajeros para confirmar que se encuentren bien. En caso de no haber respuesta (en el entendido de que la colisión tuvo consecuencias graves), Chevrolet gestiona el llamado a los equipos de emergencia.

Además, gracias a OnStar pueden conectarse hasta siete dispositivos al internet del vehículo. Con las nuevas tendencias impuestas a la fuerza por el Covid, bien alguien con trabajo remoto podría escoger todos los días una nueva y alejada oficina…

Pero hay otras cosas que pudieron mejorarse. Uno, el sistema de audio es pobre en calidad y no cuaja con el resto; dos, si bien la conectividad es uno de los puntos fuertes de este 4x4 sobre chasis de travesaños y largueros, los pasajeros de la segunda y tercera fila no cuentan con tomas USB. Tampoco hay salidas de calefacción (solo de aire acondicionado en el techo). Por fuera, se extrañan detalles como el abatimiento eléctrico de los espejos y sobre todo, por lo que detallaré más adelante, un sistema de desempañe de espejos.

A arrancar

Vamos por lo primero. La posición de manejo es la que se podría esperar de un familiar basado en una camioneta laboriosa (despeje de 227 mm). Uno queda muy alto, algo que personalmente me tiende a molestar, sobre todo luego de hacer varios kilómetros sin detenciones. Mido 1.78 mts. y en carretera la verdad es que instintivamente cada cierto rato me sentía ‘echado’ sobre la butaca (es de ajuste eléctrico) para buscar esa posición más baja que acostumbro. En realidad es cosa de gustos, pero, claro, mejor sería que tuviera un pelo más de recorrido hacia abajo. Salvado eso, los asientos tapizados en cuero en las tres filas son en general de muy buena factura. Solamente la tercera corrida es de verdad estrecha y sirve para personas muy bajas o niños de poca contextura. En mi caso, la cabeza me quedó rozando el techo.

Puesto en la carretera, este nuevo Trailblazer 2021 se muestra muy bien en líneas generales. Rebota un poco, es cierto, pero tampoco es algo insoportable (en eso contribuye el hecho que GM reemplazó las ballestas del eje trasero por suspensión con eje rígido, brazos articulados, espirales y barra estabilizadora). Seteado a la máxima velocidad legal en carretera a través del control crucero adaptativo, el motor Duramax 2.8 litros turbodiésel va sobradísimo, apenas en 1.850 rpm. A esa velocidad el SUV brasileño entregó un rendimiento de 11,5 km/l.

El efecto de turbolag es muy poco notorio y el bloque se siente fortachón en casi todo el espectro del tacómetro. Este corazón, de la misma familia del motor 3.0 litros de la Silverado diésel (ese es de seis cilindros), tiene ahora un renovado turbo respecto del Trailblazer saliente y desarrolla una potencia de 200 caballos y un torque de 500 Nm a 2.000 rpm, lo que va en línea con su subnicho (Mitsubishi Montero Sport, SsangYong Rexton y Toyota Fortuner), pero por delante del 90% de los SUV que se venden a diario (los demás).

Sin duda que en carretera es donde más se disfrutan los avances en seguridad de este remodelado Trailblazer. Hay alerta de punto ciego en los espejos (detecta también motos), que son muy brillantes para percibirlos de reojo; el modelo se guía automáticamente mediante las líneas continuas y discontinuas de la calzada y, evidentemente, también mantiene la distancia con los autos precedentes.

Probé sin querer queriendo en un esquina el frenado de emergencia autónomo. En el parabrisas se encendió la luz roja de advertencia, quise frenar con el pedal, pero el vehículo fue más rápido que yo en esa misión y se clavó en el asfalto. Problema mío: tenía fijada la acción del freno a demasiada distancia (tiene tres niveles), que luego configuré a un menor metraje. Se ve que funciona y eso es lo que importa.

A la montaña

Ahora sí lo que buscaba. Temprano, a las 7 de la mañana, me subí con mi café al Chevrolet Trailblazer para esta otra prueba más salvaje que los vehículos así merecen. Allá, las sensaciones fueron las mejores de toda la prueba.

Aunque este familiar viene equipado con neumáticos de uso mixto, por lo que tuve un entendible resquemor sobre su comportamiento, se mostró autosuficiente en todas las tareas trazadas. Al ser un vehículo desapegado del suelo (pero con elementos de seguridad que suplen aquella realidad), el Trailblazer no topó nunca con el suelo, pese a que pasó por surcos y rocas.

En la subida más empinada, donde más se hicieron presente esos temores iniciales respecto de la verdadera capacidad del conjunto de tracción, caja y motor, el Trailblazer mejor demostró su estirpe. Con la ayuda de la reductora (4L) para poner el propulsor a pleno, el SUV trepó sin titubeo alguno o atisbo de quedarse corto en su tarea. Un alumno muy aplicado porque tampoco el grip era el mejor.

Otra cosa: arriba, en una planicie de pasto muy mojada por el rocío, el SUV comenzó a culebrear y marcando huellas en forma de 8. Así pasa cuando un vehículo no equipa de base el control de tracción, que en este caso no es ningún error y solo se desactiva automáticamente cuando se pone la tracción 4x4 baja. La seguridad no puede ser un opcional y personalmente me parece muy bien que sean cada vez más las marcas que así lo entienden.

En síntesis, este Chevrolet Trailblazer ganó mucho con esta actualización. Lo visual, que es lo que más se palpa de entrada, termina siendo lo de menos porque finalmente las mejoras más profundas se tomaron el apartado conectividad y sobre todo el de seguridad. Podrá discutirse su elevado precio, que lo es (ver ficha), pero no su buen rendimiento donde más se espera de él. Que empiece la aventura…

Ficha técnicaChevrolet Trailblazer Premier 2.8 TD 4WD AT
Motor2.8 litros turbodiésel de 4 cilindros
Potencia200 Hp
Torque500 Nm a 2.000 rpm
CajaAT6
Tracción4x2 / 4x4 High / 4x4 Low
Largo4.887 mm
Ancho2.132 mm
Alto1.845 mm
Distancia entre ejes2.845 mm
Despeje al suelo227 mm
Ángulo de ataque30º
Ángulo de salida22º
Capacidad de ocupantes7 (2+3+2)
Estanque de combustible76 litros
Llantas18″
Pantallatáctil MyLink de 8″
Peso en vacío2.204 kilos
OrigenBrasil
Precio versión testeada$ 27.490.000

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