Desafíos y Oportunidades en la Industria Automotriz Chilena hacia 2026
A medida que se acerca 2026, la industria automotriz en Chile se enfrenta a un contexto transformador, donde la sostenibilidad, la movilidad eficiente y la inclusión se convierten en ejes clave para el crecimiento. Líderes de reconocidas marcas del sector destacan la importancia de estrategias colaborativas que no solo respondan a las exigencias de un mercado cada vez más informado y competitivo, sino que también impulsen un cambio significativo hacia un futuro más ecológico y accesible para todos.
Últimas semanas de este 2025 y comienzan los balances del mercado automotor el que, a pesar de partir con cifras negativas, terminará con un leve crecimiento de 2,5% en la venta de vehículos livianos y medianos nuevos con casi 310 mil unidades inscritas, tal como proyectó la Asociación Nacional Automotriz a comienzos de año.
Un dato no menor es lo que reflejan las cifras de vehículos de nuevas energías, donde se aglutina a aquellos electrificados enchufables (BEV y PHEV) y los vehículos electrificados no enchufables (HEV, MHEV y EREV/PEREV) que este año cerrará con un crecimiento cercano al 95%, siendo estos últimos los que dominan con casi el 75% de la torta total y dejando solo en un 25% a los vehículos ciento por ciento eléctricos y los híbridos enchufables.
Como ya es habitual en el mercado chileno, se contabilizaron casi 150 estrenos entre modelos nuevos, renovaciones o facelift, además de la incorporación de nuevas marcas, como Smart, Deepal, Avatr, Soueast y el reingreso de Leapmotor, todas de origen chino.
Pero, ¿cuáles son los desafíos en 2026? Los líderes del sector están llamados a desarrollar estrategias que no solo respondan a las demandas del mercado y las leyes, sino que también ayuden al país a avanzar hacia una transición energética efectiva. La adaptación a un entorno en constante evolución marcará el futuro de la movilidad en el país, y la capacidad de la industria para innovar y colaborar será clave.
Diego Mendoza, secretario general de Anac, enfatiza que “Chile no puede darse el lujo de frenar su movilidad justo cuando más necesita despegar”. La meta es clara: transformar el transporte en un aliado de la reactivación económica, la carbono neutralidad y la conectividad. Anac propone acelerar la renovación vehicular mediante incentivos inteligentes, desplegar infraestructura de carga en diversas regiones y promover un enfoque colaborativo entre el Estado, la industria y la academia. Este esfuerzo no solo busca un ecosistema más limpio, sino también garantizar que cada viaje sea más seguro y eficiente, beneficiando a todas las personas, desde los pequeños empresarios hasta las familias que dependen del transporte diario.
La competencia en el sector es feroz, y como señala Christian Renner, gerente de Suzuki Chile, la transición hacia tecnologías más limpias es imperativa. “La industria automotriz entra a 2026 enfrentando desafíos decisivos”, agrega Renner. Enfrentar un mercado completo de clientes más informados exigirá de las marcas la capacidad de democratizar la electromovilidad y ofrecer medidas de seguridad dentro del marco de calidad y confianza que les caracteriza. Este enfoque debe incluir no solo la oferta de vehículos eléctricos, sino también la sensibilización del público sobre sus beneficios y el fomento de prácticas sustentables en el uso diario.
“Reducir barreras normativas, avanzar en infraestructura y generar confianza es clave para que la electromovilidad no sea solo una meta país”, afirma Irene Gálvez, Gerente de Negocios de Hyundai, quien sostiene que “el desafío radica en acelerar la movilidad limpia sin perder de vista las necesidades de los clientes”. Para la ejecutiva, este proceso requiere tiempo, y los fabricantes de automóviles deben adaptarse al ritmo de los consumidores, promoviendo alternativas como soluciones híbridas que acompañan esta transición de manera gradual y responsable. La colaboración con instituciones públicas y privadas es esencial para lograr una infraestructura adecuada y fomentar un cambio cultural hacia un transporte más ecológico.
Por su parte, Ignacio Funés, gerente de Toyota Chile destaca que el mercado automotriz chileno se proyecta estable para 2026, con un aumento en proyectos de inversión que podría impulsar renovaciones de flotas corporativas. Sin embargo, la Ley de Eficiencia Energética representa un reto persistente que requerirá una estrategia de transición gradual y realista. “Es fundamental que avancemos hacia la carbono neutralidad con un sentido de realidad”, menciona Funés, subrayando la importancia de adaptar las soluciones a las necesidades específicas de cada región, desde Arica hasta Punta Arenas, teniendo en cuenta la diversidad geográfica y cultural del país.
Por otro lado, Felipe Saitua de Kia Chile, identifica la sostenibilidad y la inclusión como ejes fundamentales en el crecimiento del sector. “La industria debe ser más estratégica y colaborativa, centrada en los consumidores diversos y exigentes”, señala. La transición hacia tecnologías limpias es crucial y la capacidad de las marcas para entender y responder a las demandas de un público en constante cambio será determinante para el futuro de la movilidad en Chile.
A medida que nos acercamos al 2026, queda claro que la industria automotriz chilena enfrenta desafíos significativos, pero también oportunidades para innovar y liderar en sostenibilidad. La colaboración entre las distintas partes interesadas y un enfoque centrado en el cliente serán esenciales para construir un futuro de movilidad más limpio, seguro e inclusivo que beneficie a todos los chilenos.
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