Una masa delgada y elástica, un pino picado y no molido, cebollas de guarda, aceitunas sin cuesco y -en términos generales- un producto con "carácter", eran parte de las características que buscaban los siete jurados del Círculo de Cronistas Gastronómicos de Chile, en su selección de la mejor empanada de Santiago.

En una "cata ciega", probaron 41 empanadas de locales de Recoleta, Santiago, Ñuñoa, Providencia, Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea.

Igual que en el colegio, les pusieron notas entre 1 y 7. Ninguna, sin embargo, alcanzó promedio seis.

Lo más cercano fue el 5,75 obtenido por Rosalía, un pequeño local de Pastor Fernández, en Lo Barnechea. Su dueña, Rosalía Vega, dijo ayer que "estoy desde el 78 haciendo empanadas (...). Una vez que me faltó plata, dije: 'Esto no puede ser. Tengo que ponerme a hacer algo, pero en mi casa'. Se me ocurrió hacer pan amasado y empanadas. Puse un letrero de cholguán que hice yo misma y me ha ido a la pinta".

Dijo que su secreto es que "es todo artesanal". Por ejemplo, compran la carne entera y la pican en casa.

Pilar Hurtado, uno de los jurados, explicó que evaluaron dos elementos: "La masa y el pino. La primera tenía que ser delgada, con el punto justo de dorado, que no esté muy quemada ni muy blanda ni cruda (...). Y por el lado del pino, que tuviera una cantidad equilibrada entre carne y cebolla, que la cebolla fuera de guarda".

Aunque destacó que hoy las empanadas no caen mal, con ese suavizamiento de ingredientes han perdido algo de "carácter". Que es lo que les falta para obtener una nota mejor.