¿Qué tiene que pasar para que Trump sea electo Presidente?
A pesar de su controvertida retórica y polémicas propuestas, Donald Trump podría sorprender el próximo martes. Una serie de eventos inesperados le han dado vida al candidato republicano. Varias combinaciones de resultados en los estados clave lo podrían llevar a la Casa Blanca.
¿Puede ganar Donald Trump? Eso es lo que se están preguntando los analistas y expertos electorales, calculadora en mano, en Estados Unidos. Y la respuesta es sí. A pesar de que Hillary Clinton partió como favorita y siguió siendo favorita hasta hace pocos días, una serie de eventos inesperados han situado al controvertido candidato republicano en una posición que le permitiría dar la sorpresa el próximo martes. Esto, pese a su criticado discurso xenófobo, en muchas ocasiones racista, a pesar del escándalo por su particular posición respecto a las mujeres, a las evidencias de que evadió impuestos y los descalificativos que suele utilizar contra su rival demócrata.
El anuncio del FBI sobre la reapertura de la investigación de los correos electrónicos privados que usó Hillary Clinton siendo secretaria de Estado (2009-2013) le cayeron como anillo al dedo a Trump. Esto, porque la acción del FBI de alguna manera reafirmaría que Hillary no ha dicho toda la verdad y eso va en línea con el discurso de Trump, que suele tratarla de "deshonesta".
Como en Estados Unidos las elecciones son indirectas -los candidatos deben conseguir 270 votos electorales de un total de 538 repartidos por los 50 estados- Trump tiene posibilidades. Y bastantes. Aunque sitios de estadísticas y cálculos electorales le dan más chances a Hillary que a Trump (el sitio FiveThirtyEight le da apenas un 30% de opción al candidato republicano), la matemática electoral y una serie de eventuales combinaciones dicen otra cosa. Por ahora.
El sitio Real Clear Politics, que mete a la juguera encuestas estado por estado, le otorga a Hillary 226 votos electorales hasta el momento, mientras que Trump tendría 180, con nada menos que 132 en juego en diez estados clave: Ohio, Florida, Carolina del Norte, Colorado, Nevada, Iowa, New Hampshire, Virginia, Pennsylvania y Arizona.
Lo preocupante para Hillary y el Partido Demócrata, es que Trump está arriba en las encuestas en varios de esos estados "bisagra", como Florida (un punto), Ohio (tres puntos de ventaja), Carolina de Norte (un punto) y Nevada (un punto). Por eso, en los últimos días ambos candidatos han enfocado todas sus fichas en Florida (que entrega 29 votos electorales) y Ohio (18). A su vez, Hillary apuesta a arrebatarle Arizona (11) a los republicanos, donde Trump lidera por sólo tres puntos.
De esta manera, según la calculadora del diario The New York Times y manteniendo el cálculo de Real Clear Politics en cuanto a que hay nueve estados clave, para llegar a la Casa Blanca Trump necesita mantener Arizona y ganar Florida, Ohio, Carolina del Norte (15), Colorado (9), Iowa (6) y Nevada (6).
En este escenario, incluso si Hillary se impusiera en Pennsylvania, que da 20 votos electorales, el candidato republicano ganaría.
A esto se suma el hecho de que una encuesta del diario The Washington Post conocida el martes le otorgó a Trump un 46% de intención de voto, un punto más que la candidata demócrata. Lo sorprendente es que hace 10 días Hillary tenía una ventaja de 12 puntos a nivel nacional.
¿Un empate?
"Cada vez que la contienda aparece cerrada, tenemos gente protestando que el voto popular a nivel nacional no importa porque lo que vale es el Colegio Electoral y que Trump no podría conseguir los 270 votos electorales. Pero eso supone que los estados se comportan de manera independiente a la tendencia nacional, cuando en realidad tienden a moverse en tándem", sostiene Nate Silver, fundador y director de FiveThirtyEight.
¿Más cálculos? Según The Washington Post, hay varias maneras de que Trump resulte ganador. Uno de estos escenarios es que el abanderado del Partido Republicano logre 272 votos electorales (dos más que el mínimo para ganar) y Hillary 266. ¿Cómo?
En ese escenario, Trump tendría que mantener los estados en rojo que ganó el candidato republicano Mitt Romney frente a Obama en 2012 (332 votos electorales contra 206), pero además imponerse en Colorado, Florida, Iowa, Ohio y New Hampshire.
Otro escenario es Trump con 273 votos electorales y Hillary con 265 incluso dándole Carolina del Norte a la abanderada demócrata. Sin embargo, Trump debería ganar en Florida, Ohio, Colorado, Iowa, Nevada, New Hampshire y Wisconsin. El problema es que en éstos dos últimos estados la favorita es Clinton.
Pero también podría darse el caso de un empate a 269 votos electorales ¿Esto es posible? Sí. En ese caso deberá decidir el Congreso, que posee mayoría republicana, por tanto ganaría Trump.
También está la salvedad de que en una elección muy disputada, todo termine dependiendo de Nebraska (5) y Maine (4), que reparten los votos electorales por distrito. Es decir, éstos son los únicos estados en el que el ganador no se lleva todos los votos electorales.
Según el Times, hay 1.024 formas en que Hillary o Trump pueden ganar la elección. Particularmente disputada es lo que ocurre en Florida, donde el voto latino representa al 14,9%, pero donde se registra un alto número de jubilados blancos que votarían por Trump. Obama ganó en el "estado del sol" en 2008 y 2012, pero el republicano George W. Bush se impuso en 2000 y 2004.
Ohio es otro estado clave que muestra un comportamiento similar al de Florida. En este estado industrial ganó Obama en las últimas dos elecciones, pero lo mismo hizo Bush. También ganó Bill Clinton en 1992 y 1996, pero antes le dio el triunfo a dos republicanos: George H. Bush y Ronald Reagan. Históricamente, ningún republicano ha llegado a la Casa Blanca sin ganar Ohio y la última vez que un demócrata triunfó sin una victoria en este lugar fue John F. Kennedyen 1960.
En el caso de Nevada, donde Trump aventaja a Hillary por 45,6% a 44%, desde 1912 ha votado por el candidato ganador en cada elección, a excepción de 1976, año en que en este estado triunfó Gerald Ford, pero a la Presidencia llegó Jimmy Carter.
Finalmente está Carolina del Norte, donde Obama ganó en 2008, pero perdió en 2012. Ahí será clave el voto de los afroamericanos (22,1% de la población) y las complejidades raciales tendrán un importante rol. En Estados Unidos, la calculadora, por ahora, se impone.
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