Columna de Yanina Welp: El Frankenstein argentino
La novela de terror gótico Frankenstein o el moderno Prometeo, escrita por Mary Shelley y publicada en 1818, trata de un científico que quiere rivalizar con Dios en la creación de vida humana y acaba generando un monstruo... que se le va de las manos.
El electo Presidente de Argentina, Javier Milei, primer mandatario “anarcolibertario” del mundo, más que del auge de fuerzas externas de la ultraderecha global surge de (malos) cálculos electorales domésticos. Milei creció aupado por la irresponsabilidad de sectores de las élites políticas argentinas y por la insomne sociedad del espectáculo que prioriza conseguir la atención de la audiencia. Algunos medios y periodistas le dieron la plataforma desde la que conectar con la “bronca anticasta” acumulada en la sociedad, con los jóvenes jugando un rol clave: la campaña de Milei fue la menos costosa y la que contó con el mayor apoyo espontáneo de adherentes. Desde las huestes del peronismo, muchos vieron en el libertario la fórmula mágica para dividir el voto opositor. Lo hicieron crecer y después no lo pudieron parar. El eje que dominó el debate no fue democracia-dictadura, “sino cambio a cualquier precio” versus “continuidad a un precio muy alto” (en un escenario de estancamiento económico y avance de la pobreza y la inflación). El expresidente Mauricio Macri fue una pieza clave en el triunfo del anarcolibertario, normalizando un candidato que medios internacionales como The Guardian o The Economist definieron como “loco” o “un peligro para la democracia”.
El 10 de diciembre, Milei ocupará la Casa Rosada. Su discurso triunfal del 19 de noviembre fue contundente y pareció inspirado en la lectura que Macri hace de su fracaso en 2015-2019: “Los cambios son drásticos, no hay lugar para gradualismo”. El problema es que Milei parte aún en peores condiciones que su mentor, sin mayoría en el Congreso y sin apoyo en las provincias. Y, de momento, parece no aceptar la tutela de Macri en sus primeros nombramientos, mientras también restringe el espacio de su vicepresidenta.
¿Podrá consolidar poder y ofrecer resultados? Durante el gobierno de Macri, en 2015, se esperaba que la implementación de reformas sin apoyo político fuera compensada por una “lluvia de inversiones” que nunca llegó; pero no fue por el gradualismo, sino por su debilidad y la escasa confianza que genera un país al borde del estallido.
Como ha dicho la economista Marina dal Poggetto, sacar a Argentina del pozo requiere un plan de estabilización económica, reformas que incrementen la productividad y un pacto de gobernabilidad. Si falta cualquiera de las tres patas, la mesa se cae. El país se juega seguir en una espiral descendente de crisis económica y política. En el mundo, el fracaso de un experimento que se promete único podría disminuir su atractivo. La lección podría costarle demasiado caro a Argentina. ¿Asumirán responsabilidades los “padres de la criatura”?
Por Yanina Welp, Albert Hirschman Centre on Democracy y Red de Politólogas
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