Estados de excepción
Llevamos más de un año sumidos en estados de excepción. Concretamente, en octubre de 2019, el Presidente Piñera decretó un estado de emergencia, motivado por el estallido social, indicando que existía una grave alteración del orden público. Posteriormente, se decretó el estado de catástrofe por la calamidad pública que ha sido la pandemia del Covid-19, el que ha sido prorrogado.
No es pertinente cuestionar la necesidad de los estados de excepción pasados, pero es indispensable revisar las motivaciones y la extensión de los actuales. ¿Es necesario continuar con la presencia de militares en las calles? ¿Es pertinente mantener los toques de queda? Es evidente que la pandemia del Covid-19 requiere ingentes esfuerzos de parte del sistema sanitario y de la entrega de pautas de comportamiento claros a las personas para que se conduzcan de forma responsable. ¿Cuál es el rol que le cabe en esta etapa a las FF.AA. en un problema de naturaleza eminentemente sanitaria?
Si el comercio y los trabajos des de hace un par de meses se activan, a través de ponderaciones que hace la autoridad sanitaria, caso a caso, y las personas concurren a sus trabajos mediando acciones de resguardo de su integridad, ¿debemos continuar limitando la libertad de las personas, a través de la herramienta más severa que entrega la Constitución, o más bien buscar guiar su comportamiento de forma efectiva?
Me parece altamente preocupante que naturalicemos las limitaciones de los derechos y libertades que garantiza la Constitución o la militarización del espacio público sin cuestionarnos si esto es necesario.
Claudia Sarmiento
Abogada
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