Opinión

La pobreza energética tiene cara de mujer

SEÑOR DIRECTOR

Cuando pensamos en las inequidades de género, lo primero que se nos viene a la cabeza son las diferencias salariales o la escasa presencia de mujeres en puestos de poder. Pero también se expresan en otros ámbitos, como la energía, y el desigual acceso a servicios energéticos asequibles y no contaminantes.

En Chile, las mujeres siguen dominando el trabajo doméstico, el cual, además de no ser remunerado, las expone a la contaminación intradomiciliaria por el uso de leña, muchas veces húmeda, o parafina para calefacción o cocina, aún las más importantes fuentes de calor en los hogares. Además, y producto de la baja eficiencia energética de las viviendas, las mujeres viven bajo menores temperaturas durante el invierno. Según un estudio de la Red de Pobreza Energética, las personas más vulnerables viven hasta 4,5 °C bajo la temperatura de confort durante el invierno, lo que conlleva mayores enfermedades respiratorias y cardiovasculares, en particular, afectando a niños y adultos mayores, típicamente al cuidado de mujeres.

Avanzar hacia la reducción de la pobreza energética requiere de soluciones que deben ser abordadas desde una perspectiva de género y cambio cultural. Por ello, cuando desde el sector de la energía eléctrica buscamos liderar la transición energética, implica no solo alcanzar la carbono neutralidad para el combate al cambio climático, sino también abordar los desafíos de desigualdad, apuntando a un acceso equitativo a los beneficios de la energía eléctrica, contribuyendo a la construcción de un país donde la pobreza energética deje de tener cara de mujer.


Claudio Seebach

Presidente Ejecutivo Generadoras de Chile

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