¿Quién ocupa el espacio socialdemócrata?
Por Víctor Barrueto, ex presidente del PPD
Qué duda cabe que en eso hay un vacío. Y quizás sea la interrogante principal el cómo se llenará. Tanto que hasta Lavín ha intentado acercarse a esa definición. Lo que no es malo, ya que indica más bien que esa visión responde mucho al momento que vive Chile.
La definición socialdemócrata debiera alcanzar hoy desde el Frente Amplio hasta la Democracia Cristiana, a todos aquellos que quieran construir una superación realista del neoliberalismo. Lo increíble es que hasta ahora los naturalmente llamados a liderar algo así, no lo hacen, o por lo menos no se ven lo suficiente. Urge que superen todo complejo, se revitalicen y propongan un nuevo camino para el Chile de hoy, tan distinto.
La socialdemocracia vivió en el mundo un momento de crisis, tanto por su dificultad para mantener lo propio y característico en medio de una globalización neoliberal, como también por sus dificultades para ponerse en la avanzada de esta nueva época. En Europa se hizo evidente una notoria disminución electoral en muchos países, asediada por múltiples expresiones distintas, como los Verdes en muchos lugares.
Sin embargo, la nueva crisis del neoliberalismo ha generado un resurgimiento de las ideas socialdemócratas en el mundo, como en Chile particularmente. En lo clásico de esa opción, esto es, articulación de las aspiraciones de libertad e igualdad en democracia, el Estado de bienestar, la garantía de derechos sociales, la redistribución del ingreso vía tributos y gasto publico progresivo, y la constante generación de acuerdos económicos y sociales ente el Estado y la sociedad civil. En esto, lo que marca la diferencia entre un auténtico socialdemócrata, o no, es la convicción en la necesidad de una carga tributaria mayor y de carácter progresiva para financiar los derechos sociales universales que sean necesarios.
La pregunta es si además esa opción es capaz de reinventarse o renovarse para dar respuesta a las nuevas realidades. Una socialdemocracia del siglo XXI.
Que así como “La tercera vía” fue una versión de la socialdemocracia que se adecuo-acomodo al predominio neoliberal sin contrapeso en la globalización, hoy necesitamos una versión socialdemócrata que sea una respuesta a la crisis del neoliberalismo, a los cuestionamientos de la globalización tal cual se ha dado hasta ahora, y que integre el concepto clásico de socialdemócrata con el ecologismo, el feminismo y un necesario tecno-progresismo que responda a los desafíos de la inmensa revolución tecnológica en curso, que si bien es muy potente para la humanidad, también contiene amenazas de mayor concentración del poder, autoritarias, sino totalitarias y anti humanistas muy peligrosas.
Llegó quizás así el momento de configurar una alternativa que, para empezar, derrote al neoliberalismo en su principal éxito, el instalar la idea, casi en nuestros genes, de que no hay alternativa a ese sistema, que sería prácticamente lo único “natural”. Afirmar por el contrario de que si existe y que insistiremos en ella hasta que se haga políticamente inevitable.
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