Opinión

Sin caretas

Era hora que al Frente Amplio se le desenmascarara. No porque ya no consiga votos, como hemos visto, sino porque tamaño fraude siempre ha requerido ser expuesto por lo que es, una falacia que sus militantes se vienen contando a sí mismos desde siempre, luego al resto del país. Cuestión que gracias a su rigor filosófico Daniel Mansuy explica en su nuevo y oportuno libro, Los inocentes al poder: Crónica de una generación, pasando revista a este extraordinario embuste narcisista y mesiánico.

No otro que el creerse inmaculados por lo mismo que recién llegados a la política, y aun cuando privilegiados, capaces de renegar de sus orígenes elitarios, identificarse con los oprimidos, y convertirse en la salvación de esta calamidad execrable que es Chile según ellos. Meteóricamente empoderados, sin formación adecuada, técnica o intelectual, ni instancias partidistas serias detrás. A lo sumo lo suyo un protagonismo activista universitario y callejero con efectos espantosos: incoherencias, incapacidad para desempeñarse competentemente, degeneración institucional, aprovechamientos cuando no robo obsceno en nombre de mejoras sociales, y copamiento de cargos públicos más allá de esta administración para desgracia de generaciones futuras.

Y que el autor describe sirviéndose de lo que ellos mismos dicen en un sinfín de documentos, discursos, libros y “genialidades” emitidas en redes sociales. De buena fe de su parte, por ejemplo, cuando comienza calificando a Boric (“el presidente”) como “talentoso político que conoce su oficio… sincero, empático y espontáneo”, para luego al devolverle sus propias palabras, dejarlo en evidencia. En la famosa conferencia de prensa en Lampa, de 53 minutos, sobre el caso Monsalve, en que queda como torpe, confuso, infantil, agresivo, y por último falso porque es él quien se cree talentoso, empático, transparente y carismático, y a esa hora de los quiubos en que se mete, estos atributos no le funcionan. Mansuy falsea a esta gente, pero les brinda la chance de que se defiendan citándolos, aunque de nada les sirva. Al contrario, se condenan solos. También relatando su actuar durante este gobierno, pero vean ustedes, ¿qué logran?, ¿cuánto han dependido del socialismo democrático que abominan?, y ¿cuánto se desdicen recurriendo a ellos?

Mansuy no es historiador, aunque su libro es muy ilustrativo, fundamentado e irrefutable; maneja menos variables que nosotros. No se hace preguntas con qué emplazar, como cuánto debemos no sólo al socialismo democrático, también a la derecha, al fracaso de la Transición, y a un neoliberalismo nocivo, para que el Frente Amplio haya logrado llegar donde llegó. A Mansuy, en cambio, le preocupa un aspecto filosófico moral clave: cómo el creer hacer un bien puede generar un mal mayúsculo. Cuestión que responde impecablemente.

Por Alfredo Jocelyn-Holt, historiador

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