El sofá de don Otto
No les voy a contar el cuento del sofá de don Otto porque está híper repetido y porque los alemanes andan sensibles con su derrota mundialera y podrían considerarlo algo personal (aunque, comentario aparte, qué manera de asumir bien una derrota: con humildad, honestidad y sin ataques ni violencia).
Además, en Chile no hace falta recurrir al chiste. Para eso están los hechos. Si aparece el riesgo de los ciberataques; tranquilos, acá retrasamos las transferencias bancarias y solucionado el problema. Es que aumentan los robos a automovilistas en los semáforos; bueno, siempre está la opción de acortar las luces rojas. ¿Qué podemos hacer frente a los portonazos? Venda el auto y clausure el portón, ¡pos hom!
¿De dónde salió tanta solución chanta? ¿Qué posibilidades existirían de abordar los problemas desde su origen? ¿Será mucho pedir?
Mi dinero está depositado en un banco en razón a la oferta de seguridad y disponibilidad de estas entidades. Considerando que desde el far west que existen los ladrones de bancos, entonces han tenido que protegerse, instalar barrotes en las cajas y hasta el Estado les autorizó contar con guardias armados.
Sí, el asunto es que ahora los ladrones son cibernéticos. Pues bien, inventen los "barrotes digitales", pero no castigue a los usuarios ni menos les cercene la disponibilidad inmediata de sus propios recursos, porque eso -a fin de cuentas- no es otra cosa que un impuesto a las transacciones.
Y no me vengan los señores banqueros a vender seguros para los ciber fraudes ni leseras por el estilo. Para eso cobran comisiones. Si no son capaces de proteger nuestros ahorros o inversiones, entonces dediquen su tiempo a otras actividades.
Mi maldad intelectual me lleva a pensar que, quizás, detrás de esta brillante idea de terminar con las transacciones inmediatas en línea se encuentre el mismo sujeto (o sujeta o sujete) que propuso lo de acortar las luces rojas.
Dos comentarios respecto a esta sesuda iniciativa. El primero: si disminuyo el tiempo de una luz roja, por consecuencia extiendo el de la verde. Sospecho que el ladrón lo notará rápidamente. El segundo: los delincuentes cuentan ahora con un estupendo incentivo para aumentar su agilidad y eficiencia.
Don Otto estaría encantado.
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