Opinión

We Tripantu y la esperanza de un nuevo ciclo democrático en Chile

Año nuevo Mapuche en el cerro Santa Lucia

Por Claudio Barrientos, Observatorio de Historia Reciente de América Latina y Chile, UDP

Hoy 21 de junio tendrá lugar el We Tripantu o Wünoy Tripantu, es decir, el solsticio de invierno que marca el punto de distancia máximo entre el sol y la tierra, generando el día más corto y la noche más larga del año, para luego comenzar un ciclo en el que el sol comenzará a alumbrar por más horas hasta alcanzar la primavera. Este periodo de celebraciones del pueblo mapuche marca el inicio de la renovación de los ciclos de la naturaleza y además coincide con la primera celebración del día nacional de los pueblos originarios. Este reconocimiento simbólico, ha dado paso a otras formas más concretas de respeto y búsqueda de una convivencia intercultural entre el pueblo de Chile y los pueblos indígenas que habitan el territorio nacional, como los escaños reservados en la Convención Constitucional y el nuevo concepto de estado plurinacional propuesto en la nueva Constitución.

La potencial redefinición del Estado chileno como uno que reconoce la existencia de los pueblos originarios anteriores a la formación de la República moderna, así como el hecho de que estos pueblos tienen derechos adquiridos por habitar nuestro territorio nacional, no es propiciar separatismos, ni mucho menos proponer políticas indigenistas. Precisamente, la presencia de escaños reservados en la Convención es lo que define este organismo como plural, democrático y con participación indígena. Indigenista sería si desde un paternalismo de clase y racial se produjeran políticas para los pueblos originarios, sin escuchar la voz de sus representantes.

Es sorprendente cómo algunos convencionales de derecha y sectores conservadores de nuestro país ha aceptado de buena gana la paridad de género, pero no así los escaños reservados de los pueblos indígenas. Esto, porque la paridad se entiende entre hombres y mujeres, en función de categorías binarias de género aceptables y permitidas, dificultando que personas trans fueran elegidas como convencionales en 2021. Por tanto, los escaños reservados a pueblos originarios son otra forma de paridad, que no tiene nada que ver con el universo electoral que puedan movilizar, pero con dar espacio de participación a quienes en gran parte del siglo XX fueron excluidos de legítimos espacios de representación política. A inicios del siglo pasado, líderes y políticos mapuche de distintos sectores sociales participaron de la discusión política en la prensa y puestos de representación popular: Manuel Manquilef, Manuel Aburto Panguilef y Venancio Coñuepan son solo algunos de los nombres que activaron la política indígena y nacional. En este sentido, los representantes de los pueblos originarios no están sino retomando una tradición de la política chilena previa a la dictadura, y creando la posibilidad de renovar en este nuevo Wünoy Tripantu la democracia que construiremos para las décadas por venir.

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