“Definitivamente elegiría volver a ser su hija y desde este lugar, darle los cariños que le fueron escasos”




“Mi abuela falleció de cáncer cuando mi madre tenía 12 años. Mi mamá quedó prácticamente sola a esa edad. Y digo sola a pesar de que su padre estaba vivo, ya que como históricamente ha sucedido, la paternidad es permitida a distancia, especialmente en esos años. A los 12 años generalmente vas en séptimo básico, puede que no te haya llegado la regla, sabes poco y nada del mundo y menos aún de cómo se establecen de buena manera las relaciones afectivas; pero a esa edad ella tuvo que irse a vivir de allegada, sacar fortaleza de donde no tenía para velar por sí misma y decidir con las pocas herramientas que tenía, que es lo que haría de su vida.

Ella siempre ha dicho que si su mamá hubiese estado viva, su vida hubiese sido diferente, que podría haber estudiado. Y creo que tiene razón. No tendría que haberse casado a los 17 años en busca de estabilidad y afecto, podría no haber sido madre tan joven; podría haber sorteado mejor los amores ingratos que tuvo en la vida, podría haberse desarrollado profesionalmente y ser una mujer independiente.

¿Por qué creo que estas cosas podrían haber pasado? Porque yo las logré, sólo teniéndola a ella como mi bastión.

En una ocasión me dediqué a preguntarle a todos mis cercanos si sus mamás eran cariñosas. Las preguntas fueron: ¿tu mamá te dice palabras de afecto? ¿Te abraza? ¿Hace cosas para demostrarte su amor? Pocos respondieron sí.

El resultado fue una sorpresa porque inocentemente había asumido que todas las mamás eran como la mía. Porque ella, a pesar de la falta de abrigo materno a temprana edad, siempre ha sido una madre que nos verbaliza su amor. Es incondicional. Probablemente intenta hasta el día de hoy que no conozcamos la carencia afectiva que ella vivió e intenta bombardearnos de amor por todos los frentes.

Podría decir muchas cosas más de mi madre, pero terminaré diciendo que si bien no se define como feminista, gran parte de mi feminismo se formó en base a ella; se encargó de que sus malas vivencias fueran un ejemplo de situaciones que yo siempre supe que no debía aceptar ni asumir como normales, porque ella en condiciones adversas no las aceptó, fue rupturista para su círculo y aún a sus 70 años es increíblemente fuerte sin perder la ternura.

Si volviera a nacer, ¿elegiría ser la madre de mi madre? No lo sé. Es difícil ponerse en un papel que una no ha habitado (yo no soy mamá) y además asumir que podrías hacerlo bien. Pero definitivamente elegiría volver a ser su hija y desde este lugar, darle los cariños que le fueron escasos”.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.