¿Es hora de feminizar el espéculo vaginal?




Las mujeres lo conocemos bien: se trata de un cilindro hueco, dividido en dos partes, que se inserta en la vagina; se abre y se ajusta – con el sonido de una mini gata mecánica- con el objetivo de lograr una buena apertura de la cavidad vaginal. Se utiliza en la consulta ginecológica especialmente para observar y tomar muestras que permitan realizar diagnósticos o exámenes de la vagina o cuello del útero. Dentro del tradicional diseño existen variaciones en su forma y tamaño, puede ser de acero inoxidable o bien de plástico desechable; este último es hoy el más utilizado en consultas. La revisión con espéculo es considerada imprescindible, la más necesaria y efectiva para prevenir y diagnosticar enfermedades. Pero al mismo tiempo, es también para muchas, la parte más invasiva, incómoda y temida del control ginecológico. Intimida su forma, temperatura, sonido y por sobre todo el poco tacto que tienen algunos profesionales de la salud para introducirlo, llegando al punto de ser una de las razones por la cuales las mujeres no asisten a su control periódico.

Dentro de una ginecología que incorpora cada vez más la perspectiva de género, y considerando que su diseño - hecho por hombres- es casi el mismo hace más de 200 años ¿Llegó la hora de modernizarlo? Ya en Estados Unidos, cuatro mujeres se han puesto en esa tarea.

Lo primero es lo primero: la matrona Ximena Encinas, con vasta experiencia en el utilización del espéculo en consulta, recalca que es importante que las mujeres entendamos que su uso es fundamental para nuestra salud sexual. “Es muy importante para la visualización directa de las características de la mucosa vaginal del cuello uterino, para hacer diagnósticos y para la toma de muestra del PAP que es muy importante para la detección precoz del cáncer uterino. También en el caso de las mujeres gestantes para visualizar ciertas secreciones y para el diagnóstico de rotura de membrana, entre otros”. Sin embargo, sí considera que la forma en que muchas veces se utiliza no toma en cuenta las necesidades y la sensibilidad de las mujeres. Pero para entender esto, es necesario saber su origen.

Una historia oscura

Fue inventado en la Antigua Roma pero luego cayó en desuso, hasta que el doctor J. Marion Sims, conocido como el padre de la ginecología moderna, la misma que se aplica hasta hoy, lo rediseñó en el siglo XIX. Pero si bien el espéculo significó un avance fundamental en la salud sexual reproductiva de las mujeres, existe una historia hasta hace poco desconocida detrás de su creación. James Marion Sims logró sus descubrimientos sobre la sexualidad femenina, entre ellos la creación de este instrumento fundamental, a partir del abuso y experimentación de esclavas afroamericanas, sin su consentimiento y sin anestesia. Este siniestro método, que el doctor realizaba en un hospital improvisado en el patio de su casa, fundó la ginecología que conocemos y usamos las mujeres. Dio pie a un avance crucial en la medicina, pero bajo las bases de una mirada poco empática hacia el cuerpo de la mujer. Para Ximena Encinas, esta mirada masculinizada que ha tenido de la ginecología es fundamental para entender las formas en que se hacen los procedimientos con este instrumento. “Por muchos años los que han utilizado el espéculo son los hombres. Hoy existen más mujeres ginecólogas, pero hasta hace poco la ginecología y obstetricia era un mundo muy patriarcal”.

Un nuevo modelo

“Medieval” es una de las tantas formas que tienen las mujeres para describir el espéculo de Sims. La historiadora, escritora y feminista María José Cumplido, por su parte, lo llama “la máquina del terror”. Asegura que su experiencia frente al momento en que debe someterse a ese instrumento siempre ha sido negativa, por su diseño fálico y también por la disposición del personal de salud. “Creo que hay un punto importante que visibilizar y es lo poco y tarde que se ha investigado el cuerpo de las mujeres. El caso más interesante es que recién en 1998 una doctora descubrió la anatomía correcta del clítoris. Todas estas herramientas, como el espéculo, se hicieron desde la mirada del hombre sin haber estudiado la anatomía de la mujer. Creo que si las mujeres diseñaran un espéculo sería muy distinto”.

Afortunadamente para María José y tantas otras eso ya está ocurriendo. Se trata del “Espéculo del Yona” – cuyo nombre viene de Yoni, que significa vulva en sánscrito- y sus creadoras, cuatro mujeres, aseguran que va a provocar un gran impacto en el modo en que las mujeres enfrentamos los exámenes ginecológicos. Para su rediseño, estas cuatro amigas comenzaron por estudiar cuidadosamente los juguetes sexuales, para inspirarse en su materialidad. También se basaron en su propia experiencia: enumeraron entre ellas las incomodidades que habían vivido con él, por ejemplo; el frío del metal, la sensación de que estiren tu vagina o el simple hecho de que visualmente el aparato pareciera un elemento de tortura. Hoy aseguran que su diseño “es agradable para el cuerpo y accesible en la elección de la forma y el material, lo que lo hace menos frío e incómodo. Visualmente es menos intimidante y auditivamente es silencioso, lo que elimina los clics y los trinquetes discordantes. Funcionalmente es un reemplazo perfecto para el espéculo actual y se puede operar con una mano”, señalan. Está fabricado de silicona esterilizable, por lo tanto es más suave y manejable, y tiene una apertura diferente a la tradicional, lo que lo haría menos dolorosa.

Para las creadoras de Yona, no existe ninguna razón por la cual la responsabilidad de cuidarnos deba implicar una incomodidad tan rutinaria que haga que muchas mujeres retrasen o incluso renuncien a sus exámenes ginecológicos. “Las vaginas son increíbles, cuidarlas también debería serlo”, es uno de los lemas del producto que aún está en su fase de creación pero espera pronto salir al mercado.

La importancia del trato y la empatía

Si bien es cierto que existe un porcentaje de mujeres que no tienen mayor queja o mala experiencia en su utilización, existen otras que le tienen fobia al espéculo ¿En qué puede ir esa diferencia? Para Ximena, en el trato. Recordemos que según la primera encuesta nacional sobre violencia ginecólogica, realizada durante 2019-2020 por la Colectiva contra la violencia ginecológica y obstétrica, un 36% de las encuestadas afirmó que en sus consultas le realizaron procedimientos que le causaron dolor debido a la falta de cuidado o brusquedad del personal de salud, mientras que un 20% afirmó que el personal de salud le realizó procedimientos que le causaron intencionalmente ese dolor. Al respecto, aquello que es clave para mejorar la experiencia de las mujeres según Ximena, más que el rediseño, se trata precisamente de la disposición del personal médico. “La aplicación es clave y eso le corresponde a quien lo realiza. Es necesario que tenga empatía, la sensibilidad necesaria para ese momento. Que utilice todo lo que pueda minimizar el desagrado que pueda ser su aplicación, considerando el tamaño del espéculo, el uso de algún lubricante, preocuparse del ambiente y la intimidad, y por supuesto aproximarse de manera respetuosa y con consentimiento”. Sobre este último punto es enfática “Fundamental es el consentimiento, explicar el motivo de por qué se está haciendo, cuán necesario es su uso. Y si la utilización del espéculo está siendo muy dolorosa o traumática para la persona esta tiene el derecho a negarse, buscar otro momento, a lo mejor hasta pedir anestesia si es que es muy doloroso. Lo mismo quien está realizándolo, debe medir cuán necesario es su aplicación en ese momento, no insistir si está siendo traumático”.

Existen también otras variantes a considerar de parte del personal de salud al momento de introducir un espéculo, dice Ximena. “Introducirse en la parte íntima genital de la mujer puede revivir malas experiencias en términos de abusos de todo tipo. En el caso además de las violaciones, la toma de la muestra en los estudios médicos legales es con espéculo, imagínate cómo está esa mujer o niña, entonces por supuesto requiere todo un contexto respetuoso”.

Como profesan las credoras del nuevo espéculo de Yona, su rediseño es solo la primera parte de una nueva forma de abordar estos exámenes. “Rediseñar el espéculo es el punto de partida, pero es inseparable del contexto en el que se usa. El examen en sí hoy no tiene en cuenta las necesidades físicas y emocionales de las mujeres y, como resultado, puede ser ineficaz desde el punto de vista del procedimiento”.

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