Paula

Abuso sexual infantil: la herida que no se cierra

Una de cada cuatro niñas en Chile ha sido víctima de abuso sexual, revela un informe reciente del Observatorio Niñez Colunga y el Centro Justicia y Sociedad UC. La cifra estremece e interpela: ¿cómo reaccionar y prevenir una violencia tan extendida y silenciada?

Cada cuatro niñas en Chile, una declara haber sido víctima de abuso sexual en algún momento de su vida. La cifra, estremecedora, fue revelada en el reciente informe Violencia contra la niñez: Panorama de los últimos 10 años, elaborado por el Observatorio Niñez de Fundación Colunga junto al Centro Justicia y Sociedad UC, y que fue lanzado en el marco del Día Internacional contra el Maltrato Infantil. Ese 25%, una cifra extremadamente alta, no es un error de medición ni una exageración mediática. Es el reflejo de un drama cotidiano y persistente que, a pesar de avances sociales y movimientos de concientización, sigue creciendo en silencio.

“A pesar de todos los movimientos y campañas, la violencia sexual hacia niñas y adolescentes no ha disminuido: ha aumentado”, advierte Paloma Del Villar, directora de Observatorio Niñez Colunga. Según la Encuesta Nacional de Polivictimización (ENPV) -una de las fuentes analizadas por el informe-, entre 2017 y 2023, el porcentaje de niñas que declara haber sufrido abuso sexual aumentó en cinco puntos porcentuales. Y tal vez lo más desolador: el 61% de las víctimas no se lo contó a nadie. El silencio sigue siendo un muro difícil de derribar.

El informe confirma aspectos dolorosos, pero urgentes de ver, a nivel de la sociedad: la violencia sexual -que consiste en actos de connotación sexual no consentidos, con o sin contacto físico y que pueden ocurrir mediante fuerza, manipulación o aprovechamiento de una relación de poder- ocurre principalmente en los lugares que deberían ser seguros. En dos de cada tres casos, el agresor es alguien cercano. Y en uno de cada diez, según lo que reportan niñas y niños en las encuestas, convivía en el hogar de la víctima. “La violencia lamentablemente se presenta en espacios que deberían ser seguros para niñas y niños, entre ellos, sus hogares. Eso tiene que cambiar”, explica Del Villar.

Barreras para denunciar, la urgencia de prevenir

La pandemia no solo confinó cuerpos; también encerró silencios. Durante meses, niñas y niños vieron reducidas sus posibilidades de buscar ayuda fuera del hogar. Esto, explican desde Observatorio Niñez Colunga y el Centro Justicia y Sociedad UC, hizo que las denuncias de violencia sexual bajaran: con el cierre de los colegios, el espacio donde se suelen detectar este tipo de agresiones y donde niñas y niños encuentra un espacio para contar sus problemas, dejó de funcionar. Eso explica, también, que, tras el desconfinamiento, las cifras de denuncias por abuso sexual alcanzaron un peak histórico, reflejando abusos que durante el encierro no pudieron ser detectados a tiempo.

En un país donde uno de cada tres adolescentes declara haber vivido alguna forma de violencia en su familia, y donde el maltrato psicológico ha aumentado sostenidamente, el mayor riesgo es resignarse. Asumir que la violencia es inevitable. Creer que el abuso es problema de otros. Por eso, durante el lanzamiento de este informe, Violet Speek-Warnery, representante de UNICEF en Chile, fue categórica: “La violencia sexual es una de las formas más graves de violencia que afectan a niñas, niños y adolescentes, y una de las menos visibilizadas. No basta con leyes, necesitamos transformaciones culturales profundas que pongan su bienestar en el centro”.

En ese mismo espacio, de hecho, la subsecretaria de Prevención del Delito, Carolina Leitao, enfatizó la necesidad de construir entornos protectores: “Aquí hay factores de riesgo que debemos identificar para desarrollar factores protectores. Es fundamental promover las denuncias, pero también construir espacios seguros, dentro y fuera del hogar”.

Desde Fundación Para la Confianza, advierten que el abuso sexual infantil sigue siendo un tema tabú, estigmatizado, y que el sistema judicial chileno aún presenta barreras que desalientan la denuncia. “A pesar de su gravedad y frecuencia, el abuso sexual infantil sigue siendo un tema que muchas veces la sociedad prefiere ignorar por el rechazo a enfrentar algo tan horroroso”, señalan. Además, alertan sobre la revictimización en procesos judiciales: largas investigaciones, falta de representación legal adecuada, prescripción de causas. De ahí la urgencia de prevenir que esta violencia ocurra.

En ese sentido, desde el Centro Justicia y Sociedad UC, Francisca González agrega: “Ciertos espacios seguros para muchas niñas y niños se han transformado en un espacio de riesgo. Es fundamental intervenir para que puedan volver a ser entornos de bienestar”.

Además, advierten todas las especialistas consultadas para este artículo, la herida que deja el abuso sexual infantil, no solo es profunda, también es duradera. Por lo mismo la clave es prevenir para evitar que estos casos ocurran. Pero cuando existen, detectar y acompañar a tiempo, ya que cada historia de abuso no acompañada, no reparada, tiene costos enormes para la vida de las víctimas.

¿Cuáles son los caminos para denunciar? Lo puede hacer una niña o niño directamente o dar informe a cualquier autoridad pública: un carabinero o carabinera que incluso se encuentre en la calle, pero también un profesor, un confesor en su iglesia, una persona de su confianza. Estas personas tienen la obligación legal de dar cuenta de la denuncia de manera formal a Carabineros, la que luego llegará al tribunal de familia pertinente, el que pondrá los antecedentes a disposición de la fiscalía, como órgano persecutor.

Y en ese sentido, el informe Violencia contra la niñez llama a un cambio radical: no basta con reaccionar ante los peores casos; prevenir es el desafío mayor. Crear espacios seguros, formar adultos atentos, fortalecer a las familias, educar sobre consentimiento y respeto desde la infancia son acciones urgentes y posibles.

Romper el silencio, acompañar, prevenir: esas son las herramientas más poderosas que tenemos. El futuro de miles de niñas y niños depende de nuestra capacidad de ver lo que hoy preferimos no mirar. Porque la herida que deja el abuso no se cierra sola. Y tampoco debería ser responsabilidad exclusiva de quienes la sufrieron intentar sanarla.

¿QUÉ HACER?

Si estás siendo testigo de alguna situación de abuso sexual contra niñas y niños o estás viviendo una situación de abuso sexual y recuerda que no estás sola o solo. Puedes pedir ayuda. Habla con alguien de confianza: una amiga, familiar, colega o profesional. También puedes contactar servicios de orientación y apoyo disponibles de forma gratuita y confidencial como Línea Libre (1515), Fono Infancia (800 200 818) y 1455 de Sernameg. También puedes denunciar al Fono Niños (147) de Carabineros de Chile.

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