Hace un mes, los distintos clubes deportivos ligados a colonias se contactaron. A distancia, los presidentes del Stadio Italiano, Estadio Croata, Club Palestino, Estadio Español, entre otros, habían decidido empezar a delinear en conjunto un posible retorno de las actividades. Estaban cerrados desde el 15 de marzo y al momento de esa reunión se avizoraba una pronta apertura, las cifras tras el Covid-19 no se habían abultado de manera tan explosiva y el término “nueva normalidad” ya rondaba en el ambiente.
La iniciativa, sin embargo, llegó hasta ahí. El panorama se nubló rápidamente y las prioridades cambiaron en forma drástica: de la planificación de los protocolos ante una reinauguración que estaba a la vuelta de la esquina, se transitó a una debilidad financiera sin precedentes que urgía tomar decisiones en la materia. El cierre ya no sería por un período acotado de tiempo, sino que podría extenderse hasta septiembre… e incluso, una de sus áreas principales -restaurantes y eventos- seguiría suspendida hasta, posiblemente, 2021.
Hoy están reinventándose. Apelan a los socios y ya anticipan meses críticos. “Respecto del tema financiero, estamos todos aproblemados. Yo veo un año complicado, la verdad es que estoy pesimista, no sé lo que va a pasar”, dice el presidente del Club Palestino, Maurice Khamis.
Medidas de emergencia
En la década de los 80, la viabilidad del Stadio Italiano -confidencia su gerente general, Enrique Ravizza- estuvo en riesgo. A raíz de la crisis económica, el establecimiento perdió cerca de 450 socios, bajando de 1.900 a 1.450, en un lapso de varios meses. Hoy, en este 2020, el estadio tiene 350 socios menos, una pérdida del 18% de sus integrantes.
“Nuestro principal financiamiento es la cuota social y es ahí donde estamos con serios problemas, porque alguno de nuestros socios no han podido renovarla”, explica Ravizza. La cuota social de una familia promedio es de 46 UF al año, es decir, $ 1,3 millones. Ese total -que supera los $ 2.470 millones- representa entre el 75% y el 80% de sus ingresos; el resto se distribuye entre arriendo de instalaciones deportivas y salones, lo que está en cero. “El escenario es crítico”, dice el ejecutivo.
Y tal situación se repite. Si bien, en el resto de los clubes contactados no han tenido fuga de socios, un porcentaje alto de sus ventas no existe. Un 34% de los ingresos del Estadio Croata proviene de las escuelas deportivas.
Su presidenta, María Angélica Zulic, cuenta que alrededor de 800 a 850 niños externos al estadio, desde la básica a la media, ocupan las instalaciones. El promedio de cada una de esas membresías es de $ 30.000, lo que da un total de $ 24 millones. “Es una cantidad enorme de plata que dejamos de percibir”, explica. A ello se suma el 25% que recaudan por eventos y la concesión del casino, que desde el estallido social no existe. “Los clubes hoy no se financian con las cuotas de los socios, puede ser el 20%-30% de la operación, y el resto hay que salir a buscarlo vía arriendos de canchas, salones, y hoy no hay nada de eso”, complementa el presidente del Club Palestino.
De hecho, el gerente general del Estadio Español, Javier Viñales, asegura justamente que el 42% proviene de membresías, mientras que todo el resto corresponde a ingresos que han caído a cero, como actividades deportivas, culturales, jardín infantil, ventas de restaurante y eventos. “Hemos proyectado aproximadamente una caída en los ingresos del 25% en este período y hasta fin de año”, subraya.
Producto de ello, hoy todos toman cartas en el asunto.
Hasta abril, el Estadio Croata siguió tal cual. En marzo habían tomado la decisión de seguir adelante con todo el personal, pagando la totalidad de los sueldos, e intentando sortear la ola por otro lado. La crisis no se extendería mucho más -se pensaba-, por ende, dos meses podían aguantarlos. Sin embargo, en mayo, el sentido de realidad derivó en nuevas determinaciones. Ese mes, acogieron a 12 personas a la Ley de Protección al Empleo. Según el reporte del Ministerio del Trabajo, en paralelo, el Estadio Español suspendió la relación laboral de 71 trabajadores; el Estadio Israelita, de 53; el Club Sirio Unido, de 17; el Club Palestino, de 43; y el Stadio Italiano, de 36; todos números considerables, pero lejanos del total de personas que trabajan en ellos. Solo como ejemplo: los suspendidos representan el 20% del Español, y el 34% del Italiano.
Es que en el sector explican que un porcentaje relevante de trabajadores de clubes son adultos mayores que llevan décadas en el lugar -varios jubilados- y, por ende, no están sujetos al seguro de cesantía. Tal es así, que los estadios en general han sometido a estas personas a la Ley de Protección al Empleo, pero costeando el club el porcentaje que debiera pagar la AFC, que en algunos casos supera la mitad de los empleados de los clubes. “Casi el 70% de los trabajadores que no está con seguro de cesantía, los está cubriendo el estadio, y eso ha hecho que hayamos logrado bajar a lo máximo el 35%-40% nuestros costos”, sostiene el gerente general del Stadio Italiano, Enrique Ravizza.
Todos los consultados revelan que han intentado reducir sus gastos lo más posible. Prácticamente están conservando solo al personal de portería, guardias y mantención -para que el establecimiento pueda abrir rápidamente cuando se autorice- y han bajado los servicios básicos al mínimo, sin embargo, no es suficiente.
El presidente del Club Palestino cuenta que hace algunos días les mandaron una carta a los socios pidiéndoles una cuota adicional voluntaria de 1 UF; mientras que a aquellos con más recursos optaron por contactarlos uno a uno para solicitarles un aporte mayor. Para el resto de los establecimientos tal posibilidad se ve lejana. De hecho, están en la línea de insistir en que paguen la cuota tradicional, y evitar las fugas; pedirles dinero extra se ve imposible.
En el Estadio Croata, de hecho, ya empezaron a contactar a los socios para ver su situación ante la inminente renovación de membresías que debe darse en octubre. “De los 340 aproximadamente que tenemos, menos del 1% o 2% ha pedido alguna excepción, como la postergación de un cheque; nada más”, dice Zulic.
Además, el directorio ha mantenido reuniones regulares para llevar un control detallado de las finanzas. “Hemos hecho varios escenarios, de manera de realizar una provisión de esto, entendiendo que no vamos a tener los ingresos totales con los que contábamos para poder pagar todo lo que se puede pagar mensualmente”, explica la presidenta del estadio.
Así, están negociando el pago de los servicios básicos, de tal manera de tener una holgura hasta noviembre, y en diciembre comenzar a pagar regularmente, junto con evaluar la situación con los proveedores. “Hemos intentado dar señales de ir pagando lo que se va adeudando mes a mes, pero siempre con señales de un plan de pago bien estructurado”, subraya.
A lo anterior se suma el evaluar con tiempo la forma de pedir un crédito que les permita unificar en una sola deuda todo lo que tienen. Hoy están analizando el Fogape o un crédito tradicional. “Si esto pasa de septiembre, necesariamente la cosa se complica, y tenemos que ir a un crédito o a algo”, enfatiza.
El Club Palestino ya intentó acceder al Fogape. Y se los negaron, dice Khamis. El Italiano optó por postergar el pago de tres cuotas de un crédito que poseen, para el final. “Los créditos Covid o de ese tipo son más difíciles de acceder, porque somos instituciones sin fines de lucro y no somos una institución productiva, por lo tanto los requisitos de ingreso son mucho más altos”, puntualiza su gerente general.
Y el presidente del Palestino da un paso más: “Tengo ganas de llamar a los presidentes de clubes y ver alguna manera de que la banca nos apoye con el Fogape, porque como somos clubes deportivos, los bancos no nos pasan dinero, desgraciadamente”, enfatiza.
La situación del Estadio Español es diferente: “No mantenemos compromisos bancarios y tampoco tenemos contemplado recurrir a créditos, ya que contamos con nuestro propio fondo de reserva para situaciones como ésta”, explica su gerente general. Hoy sus 4.500 familias han seguido aportando, junto con implementar una reestructuración presupuestaria para lo que resta del 2020 -que se traduce básicamente en frenar todas las inversiones, y reducir el aporte para las ramas deportivas y culturales-, en línea con la caída de ingresos proyectada.
En el intertanto, el Club Palestino dispuso parte de sus accesos a la realización de test PCR por parte de la Municipalidad de Las Condes; el Stadio Italiano optó por mantener los entrenamientos deportivos vía Zoom, mientras que el Estadio Español ha desarrollado clases en línea, charlas y comunicados hacia los socios… todo, para sobrevivir en esta nueva realidad.
Hoy, se encuentran diseñando las condiciones para una futura apertura parcelada y coordinada. “Queremos hacer algo coordinado entre todos, algo ordenado y consistente entre los clubes, portarse bien todos de la misma manera”, señala Khamis. “Nos pusimos de acuerdo de que ningún estadio de colonia va a abrir sin tener los protocolos claros. Y no arriesgarnos por supuesto a ninguna multa ni a infringir alguna norma por partir antes”, añade Zulic.
Hace algún tiempo ya mandaron una carta al Ministerio de Salud para que los incorporarán en los protocolos. Hoy, entienden que para las actividades deportivas deberán regirse por el protocolo emanado del Ministerio del Deporte, mientras que el casino y los eventos irán de la mano del protocolo de Economía para los restaurantes.
Sin embargo, todo ello aún se ve lejano. “Los clubes sociales, culturales y deportivos como los nuestros serán los últimos en abrir, por las restricciones sociales del número de gente”, explica el presidente del Club Palestino. Así, tienen claro que seguirán en esta condición por varios meses; los eventos y restaurantes estarán un largo período en suspenso.
Dado ello, estiman que ya a partir de septiembre deberán reforzar la búsqueda de recursos. En el Stadio Italiano dicen tener ahorros que, si bien, se orientarían a mejorar las instalaciones, hoy serían para seguir adelante. Y si el escenario se vuelve aún más crítico, la colonia será el salvavidas.
“Si se pone compleja la subsistencia vamos a tener que apelar a la colonia, definitivamente. Es apelar a los socios más antiguos y que hagan aportes voluntarios a nuestra institución o a empresas ligadas a la colonia que nos puedan ayudar”, subraya Ravizza. “Si esto se alarga, vamos a tener que pedir apoyo de nuevo a los socios. Confiamos en el amor por la camiseta”, remata el presidente del Club Palestino.