Sebastián García: “Hay espacio para aumentar la carga tributaria de una forma que no sea nociva para el crecimiento”
El vocero de la candidatura de Gonzalo Winter propone una estrategia nacional de desarrollo, fustiga los mecanismos de elusión de los sectores de mayores ingresos y cuestiona el programa de la candidata del Socialismo Democrático. “Al programa de Carolina Tohá… le falta esa dimensión de realidad”, asegura García, quien fue ayudante de cátedra del economista Thomas Piketty, en París.
Fue asistente de cátedra durante dos años del mediático economista francés Thomas Piketty en la Escuela de Economía de París, donde hoy está ad portas de obtener su doctorado. Desde la capital de Francia, Sebastián García (37) asume el rol de vocero económico de la candidatura de Gonzalo Winter (FA), en un nuevo capítulo de la serie de entrevistas a representantes del área económica de las distintas cartas a La Moneda realizadas por Pulso.
El economista, ingeniero comercial de la Universidad de Chile, exayudante en la Cepal del exministro de Hacienda Alberto Arenas, no sólo hace hincapié en la necesidad de subir la carga tributaria e implementar una estrategia nacional de desarrollo, sino también apunta a sus diferencias con la candidatura de la abanderada del Socialismo Democrático, Carolina Tohá, cuyo vocero, Álvaro García, fue entrevistado por Pulso la semana pasada.
¿Desde el punto de vista económico, la propuesta de la candidatura de Gonzalo Winter es la de continuidad de este gobierno?
-Hay alguna idea de continuidad, pero no del todo, porque los desafíos que enfrentamos hoy son distintos de los desafíos que enfrentaba el Presidente Boric al iniciar su gobierno o cuando se armó el programa de gobierno. El mundo ha cambiado drásticamente en el último tiempo. Hoy identificamos con claridad que hay un doble desafío. Por un lado, la economía chilena lleva casi una década de estancamiento y, por otro lado, no existe una estrategia nacional de desarrollo. El problema es doble, porque todos sabemos que no todo el crecimiento implica desarrollo, pero también estamos clarísimos que no hay desarrollo sin crecimiento. Hay elementos de continuidad, pero la prioridad de poner el crecimiento y el desarrollo económico con una perspectiva de mediano o largo plazo como prioridad es algo que marca una diferencia importante con el gobierno del Presidente Boric.
¿Cuáles son los principales ejes de la propuesta económica de la candidatura?
-Lo principal es la idea de que hace falta desarrollar una estrategia nacional de desarrollo. Y para eso se requiere de todo Chile. Este tipo de estrategias no las puede fijar un sector político, ni un gremio en particular, sino que tienen que ser el fruto del diálogo y la deliberación de todos los actores de la economía. Un diagnóstico común, al menos dentro de la coalición, es la necesidad de diversificar nuestra matriz productiva. Eso nos entrega mayor estabilidad. Chile es un país que está muy expuesto tanto a los buenos tiempos de la economía mundial como a las tormentas de la economía mundial. Y si es que mantenemos la matriz productiva que tenemos, lo más probable es que en 20 años más vamos a volver a tener la misma discusión de que tenemos estancamiento económico y que la innovación, el desarrollo y la productividad no aumentan.
Tenemos una estructura productiva que está polarizada. Hay un patrón que se repite y es que tenemos pequeñas empresas que, en general, no son muy productivas, luego hay un vacío enorme, y después tenemos un grupo de grandes empresas que son mucho más productivas que las pequeñas empresas, pero que, en general, privilegian el capital en la repartición de los retornos. Esto no es necesariamente un pecado mortal, pero es algo que los datos nos muestran. Y ahí hay un problema estructural que no tiene solamente que ver con lo que producimos, sino también cómo producimos. Aquí es donde empiezan a aparecer las diferencias con las otras candidaturas
¿Cuáles son esas diferencias?
-La diferencia principal está en la forma y acá es importante evitar caricaturas. Muchas veces se intenta presentar como que hay un sector que está obnubilado y que cree que el Estado puede reemplazarlo todo, y en realidad esa no es la vocación que estamos proponiendo para esta estrategia nacional de desarrollo. Lo principal acá es el diálogo. Lo cierto es que declarar voluntad política no construye carreteras, no fomenta la producción. Esas cosas, si no van acompañadas de una priorización sustantiva y de recursos… Necesitamos un Estado que provea estabilidad en la economía, que se asocie, que invierta, que participe activamente.
Usando como ejemplo una metáfora futbolística, lo que necesitamos es que el Estado acá sea como el director técnico del equipo: que coordine, que haga a los jugadores entrenar, que logre imprimir una coordinación entre todos los actores y que avance en los rumbos decididos. Algunos quisieran que el Estado fuera solamente el árbitro, hay otros que quieren jugar sin árbitro y hay otros que quieren hasta incluso borrar la línea de la cancha para que cada uno haga lo que quiera.
Siguiendo su analogía, su coalición de gobierno optó por jugar con árbitro y sin DT, en el sentido de que no pudo aplicar la misma propuesta de política industrial que estaba en el programa de gobierno… ¿Lo que ustedes proponen es el mismo tipo de política industrial como hoy se conoce?
-Diría que es una política industrial moderna. Aquí no estamos hablando de industrialización por sustitución de importaciones. Estamos hablando de sentarnos al debate con evidencia comparada. Pero, ciertamente, esto tiene un componente de política industrial importante, la que ha estado ausente del debate nacional.
¿Es su prioridad fortalecer la participación del Estado en la economía, cuando hay sectores públicos que tienen bajísima productividad respecto del mundo privado y donde se ha detectado recientemente un abuso millonario con las licencias médicas? Muchos indicadores sugieren una urgente modernización de la función pública…
-Sí, es particularmente una semana delicada en términos de relaciones públicas del funcionario público. Esto me parece lamentable, porque me consta que hay muchísimos funcionarios públicos, si no la gran mayoría, que son honrados, diligentes… El tema de las licencias médicas es una mancha que no se puede esquivar. Nuestro sector también mira con buenos ojos la idea de la modernización del Estado, pero no desde una perspectiva catastrofista como lo hacen algunos sectores. En todas las organizaciones e instituciones del mundo hay espacios donde mejorar. Existe la posibilidad no solo de modernizar el Estado para corregir estas fallas, como el tema de las licencias médicas, sino que además está la oportunidad de abrazar el cambio tecnológico e incorporar al Estado. La evidencia comparada nos dice que cuando los países generan esta reforma, la calidad de los bienes y servicios que se entregan a la ciudadanía mejora.
¿Chile es un país neoliberal aún? ¿Su propuesta económica apunta a terminar con ese neoliberalismo o rasgos que persisten?
-La estrategia nacional de desarrollo tiene en vista no necesariamente terminar con el neoliberalismo, sino que superarlo. Llevamos casi 50 años con este modelo económico y el desarrollo todavía es esquivo, a pesar de los progresos que se han hecho. Las lógicas neoliberales en general no nos preparan ni nos protegen para este tipo de desafíos que vive el mundo y Chile.
Sin embargo, ese modelo de los últimos 30 años, se llame neoliberal o economía social de mercado, llevó a Chile a su época más próspera en la historia…
-… (se toma varios segundos antes de contestar) Lo primero es decir que los avances son innegables. Hay que revisar la historia reciente de Chile con cuidado. Este crecimiento de 30 años que sucede, en el marco de una economía social de mercado, neoliberalismo o como queramos llamarlo, es también acompañada de una acción estatal bien activa en ciertas dimensiones. El gasto, la inversión social, durante esos 30 años no siguió la lógica de quienes instauraron este modelo. Es cierto que el crecimiento de los 30 años de Chile se da en el marco de la economía social de mercado, donde el rol subsidiario del Estado es casi inamovible, pero no sucede aislado de una acción gubernamental que estaba muy preocupada de la construcción de instituciones sólidas, de disminuir la pobreza y de proteger a su población. En ese sentido, hay reformas que salen del marco neoliberal de vez en cuando y que son en alguna medida de vocación universalista, más parecida a lo que hoy las fuerzas políticas de corte progresista proponen.
¿Qué importancia le da la candidatura al crecimiento? Se lo pregunto porque en el programa de gobierno de Apruebo Dignidad de 2021 la palabra “crecimiento” no estaba presente en el programa…
-Es fundamental, pero siempre recordando los dos lados de la moneda: que no todo crecimiento es desarrollo y no hay un desarrollo sin crecimiento. Es una condición necesaria, pero no es una condición suficiente. Hoy hay muchos sectores políticos y también hay candidatos individuales que miran con demasiada ingenuidad el pasado, pensando que las respuestas que había para los desafíos de hace 30 años son las mismas respuestas para los desafíos de hoy. Me parece que eso es preocupante porque el mundo y Chile han cambiado. Es interesante cómo estamos entendiendo y haciendo un nuevo balance respecto de la importancia del crecimiento. La propuesta principal o prioritaria en términos económicos de la candidatura de Gonzalo Winter es esta idea de que es necesaria una estrategia nacional de desarrollo para crecer y crecer bien.
Hoy la economía chilena pasa por un complejo momento fiscal. ¿Hay un déficit fiscal crónico, como coinciden muchos economistas?
-No diría que hay un déficit fiscal crónico, al contrario, crónicamente Chile muestra muy buena salud fiscal, tiene institucionalidad fiscal y económica de primer nivel. Pero lo que sí es cierto es que hoy por la inestabilidad global hay un triple desafío respecto del espacio fiscal. Una política de fomento productiva sólida requiere recursos, requiere que el Estado pueda invertir, comprometerse, asociarse. Segundo, todavía hay demandas sociales sentidas por la ciudadanía chilena en la cual todavía estamos al debe y, tercero, necesitamos recuperar espacio fiscal para proteger el carácter contracíclico de la política fiscal. Esta no puede ser contracíclica si no tiene espacio fiscal y esto es relevante, porque la población que hoy está vulnerable a las crisis internacionales es la población joven, la generación que vio afectada su educación en los últimos años por la pandemia.
Con las demandas sociales que se vienen se necesitan nuevos recursos fiscales. ¿Si no hay ingresos es partidario de echar mano a más deuda pública?
-No. El límite que se ha impuesto de deuda del 45% (del PIB) es razonable, cauteloso y lo peor que podríamos hacer sería imprimir todavía más inestabilidad dentro de la economía nacional profundizando la deuda. Lo que hay que hacer es ganar el espacio fiscal, hay que disminuir la deuda para tener ese margen en caso de alguna crisis internacional vuelva a suceder…
¿… y cómo se gana ese espacio fiscal del que habla?
-Me tiene sorprendido la reacción que han tenido algunos sectores políticos respecto de la situación fiscal actual, la que no es catastrófica, a pesar de que algunos quieran pintarla así. Son esos sectores los que rechazaron la reforma tributaria de este gobierno, la que era responsable fiscalmente porque buscaba aumentar los ingresos fiscales.
Según la Ocde, el ratio de carga tributaria de Chile con respecto a nivel de desarrollo de ingresos está todavía atrasado respecto de lo que era el país promedio de la Ocde con nuestro nivel de desarrollo. Siguiendo esa métrica, Chile debería aumentar gradualmente, con estabilidad, los ingresos tributarios y la forma en que se distribuyen. Las tasas efectivas (de impuestos) que pagan los contribuyentes, según sus niveles de ingresos, van aumentando, es decir, a mayor ingreso uno va tributando más. Sin embargo, esa tendencia se rompe cuando uno se llega al 1% (de mayores ingresos) y ahí se va hacia el otro lado. Los más privilegiados dentro del 1% y los más privilegiados dentro de ese grupo de privilegiados logran generar mecanismos para tributar menos de lo que deberían. Todavía hay tareas.
¿Es decir, su propuesta es de nuevo avanzar hacia un impuesto a los súper ricos?
-Diría ajustar la carga tributaria… el que más pueda, el que más contribuya, y sobre todo buscar eliminar estos mecanismos a los cuales solamente tienen acceso los más ricos. Son mecanismos legales para no pagar los impuestos que corresponden y ahí es necesario no solamente institucionalidad nacional, sino también coordinación internacional.
Pero la propuesta de otros candidatos y del propio gobierno era bajar el impuesto a las empresas…
-Esta idea de aplicar una baja diferenciada y compensada no es una locura. Está íntimamente relacionada con la idea de cómo redistribuir la carga fiscal, pero simplemente bajar los impuestos o eliminar los impuestos es contrario al interés nacional. Tenemos que recuperar espacio fiscal. El país necesita tener más carga fiscal a futuro y todavía es baja. Eso no lo digo yo, lo dice la Ocde. Hay espacio para aumentar la carga tributaria de una forma que no sea nociva para el crecimiento.
En términos económicos, ¿por qué Gonzalo Winter es mejor candidato que Carolina Tohá y Jeannette Jara?
-No he visto mucho de la propuesta de Jeannette Jara. Me gustaría orientar mi respuesta a las diferencias con Carolina Tohá y ahí la diferencia tiene que ver con el rol que le asignamos al Estado para la economía del futuro. Quiero evitar a toda costa la caricaturización de que aquí nosotros creemos ciegamente en el Estado o en su capacidad… El programa Carolina Tohá habla de que el verdadero cambio de paradigma es declarar una voluntad política clara y consistente… y la voluntad política no construye puertos, no construye carreteras. La candidatura de Gonzalo Winter es más pragmática, porque estamos diciendo: ‘esto es prioritario, esto es importante y queremos ponerle recursos para discutir’… Hay ideas concretas. El programa de Carolina Tohá, y a pesar de compartir mucho del diagnóstico, ideas y propuestas concretas, le falta esa dimensión de realidad y de materializar las propuestas. La prioridad que nosotros le damos a la construcción de una estrategia nacional de desarrollo es más profunda y eso se puede verificar en el hecho de que estamos proponiendo ideas concretas, en cómo el Estado puede colaborar y hacer esto realidad. En el programa de Carolina Tohá no parece haber ningún mecanismo institucional para que efectivamente un eventual gobierno pueda llevarlas a cabo.
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