Qué Pasa

La agobiante presión a la que son sometidos los adolescentes

Uno no le teme a lo desconocido, sino a la posibilidad de que lo conocido llegue a su fin (Jiddu Krishnamurti).

Adolescente

Desde que murió Claudio Naranjo no he podido dejar de pensar en él y en como su obra entró en mi vida en plena adolescencia.

Yo no tendría más de 17 años cuando con mis amigos empezamos a explorar los eneagramas de la personalidad.

Eran los años 90 y en ese entonces nada parecía ser mas importante que nuestra búsqueda personal.

No pensábamos mucho sobre nuestro futuro profesional, ni sobre las universidades, carreras o puntajes para entrar en ellas… realidad muy distinta a la que me toca ver en mi consulta.

Los adolescentes que atiendo actualmente suelen estar urgidos "por algo" que no saben verbalizar, pues aunque su futuro sea una nebulosa, tienen claro que no hay tiempo para búsquedas.

El pragmatismo impera y la plata los obliga a tomar decisiones, pues en el mar de incertidumbres que navegan, la única certeza que tienen es que la plata es importante.

Aunque a muchos lectores, padres o adolescentes les moleste lo que describo, la cultura y la biología influyen tan poderosamente en el Cerebro Masculino, que ante la pregunta ¿qué quieren las mujeres? la investigadora Louis Brizendine nos sorprende con una respuesta cavernaria.

"Aunque nadie tiene una respuesta definitiva para este interrogante, los hombres saben lo que las mujeres y la sociedad en general esperan de ellos. Los hombres deben ser fuertes, valientes e independientes. Crecen con la presión de inhibir el miedo y el dolor, de ocultar sus emociones más tiernas, de afrontar los desafíos con firmeza y seguridad (...) Aunque ansían la cercanía y el afecto tanto como las mujeres, o incluso más, si muestran estos deseos se los tilda erróneamente como débiles desde la perspectiva de los demás hombres y también de las mujeres"

El Cerebro Masculino

Termino de transcribir esto y pienso en el largo y solitario camino que muchas veces ha precedido la llegada a mi consulta de adolescentes... y hombres ya nada adolescentes...

En este contexto es inevitable pensar que distinto hubiera sido todo si hubieran consultado antes, pero si entendemos la lógica antes expuesta comprenderemos que ningún macho pecho peludo pide ayuda cuando se encuentra en dificultades pues eso es de perdedores y ellos son cualquier cosa menos perdedores.

Para ilustrar lo anterior los dejo con David, un paciente de la doctora Brizendine:

"A David no sólo le gustaban las escenas de acción y jugar con juguetes de niño, sino que a los cinco años su juego de mesa favorito era el de serpientes y escaleras. Hacía lo imposible para ganar, trampas incluidas (...) Y se sentía desconsolado cuando perdía".

David se descontrolaba tanto cuando perdía, que sus padres decidieron guardar todos los juegos de mesa, pues cada partida terminaba en una pelea entre David y su hermano.

Para los que tengan dos o más hijos hombres esta historia les resultará extraordinariamente ordinaria, pues tal como dice esta autora, en estos juegos y en cualquier juego de hombres, se define algo muy importante...

"La victoria es de una importancia crucial para los niños porque, para ellos, el auténtico fin del juego es decidir la posición social. A una edad muy temprana, el cerebro masculino está deseoso de iniciar juegos de lucha, defensa de territorio y competencia. Perder es inaceptable. Para un cerebro masculino joven, el grito de victoria lo es todo".

En los niños, esta intensidad es observable en la casa, en el colegio y en el deporte...pero en la adolescencia el juego se complejiza, pues ahora entran en juego las mujeres, las hormonas y el sexo. 

Además, la crisis de identidad, propia de esta etapa, hace que los niños de ayer busquen diferenciarse de sus padres para construirse a sí mismos y esto puede poner en riesgo el poder y el futuro de un adolescente y su familia.

Este es el panorama y es por ello que en estos días agradezco que Claudio Naranjo se haya cruzado en mi vida en una etapa tan compleja, pues en sus relatos comprendí que las búsquedas no tienen resultados ciertos ni inmediatos y que a veces lo único que queda son los aprendizajes logrados en base a algunos aciertos y muchos errores.

La actual presión por resultados agobia extraordinariamente a los adolescentes y ese mantra de que hagas lo que hagas… se el mejor… asfixia las mejores intenciones.

Tampoco sirve irse al otro extremo y recomendarles estudiar lo que les haga felices, pues estos horizontes sin límites suelen angustiarlos.

En consulta la realidad no es muy distinta, pues tanto padres como adolescentes, suelen esperar prontas mejorías, éxitos y puntajes, sin cuestionar la enorme carga que inyectan a sus sistemas psíquicos y familiares con estas exigencias.

Y es que hoy, perder y equivocarse son malos resultados de los que hay que salir lo antes posible y es por ello que tantos adolescentes sufren en silencio.

Para ellos... estas sabias palabras finales de Claudio Naranjo...

"Sí. El camino mío ha sido como un empezar a sanar desde que tengo memoria. No me ha interesado otra cosa en la vida que, como Pinocho, llegar a ser una persona de verdad".

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