La importancia de ventilar la casa, incluso en invierno

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Expertos señalan que, en toda época, es fundamental ventilar los hogares. No hay riesgo de que entre el virus por las ventanas y los beneficios son enormes.


Airear la casa para ventilarla aparece a todas luces como una acción sana en cada casa, más aún en estos días de pandemia mundial por coronavirus. Sin embargo, a Chile está llegando la temporada de fríos y la acción se hace más escasa y genera otra preocupación: enfermarse por culpa de abrir la ventana. ¿Qué hay que hacer?

Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en inglés), la concentración de algunos elementos contaminantes en el interior de las casas puede llegar a ser 100 veces mayor que en el exterior. Esto se da en especial por las mañanas, después de haber dormido en ambientes encerrados, pero no solo ahí. “El exceso de dióxido de carbono (CO2), las partículas de alimentos al cocinar; las calefacciones, los hornos que pueden dispersar monóxido de carbono, óxido de nitrógeno o azufre; el pelo de las mascotas, la humedad del baño, duchas y lavadoras”, Todo afecta a la contaminación intradomiciliaria, de acuerdo a la organización norteamericana.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) aclara que hay una falta de datos epidemiológicos fidedignos sobre la relación entre tasa de ventilación e infecciones de transmisión aérea, pero destaca de todas maneras la importancia de la ventilación desde el punto de vista teórico y de la práctica actual en materia de aislamiento.

La OMS señala que “no hay datos de la repercusión de la tasa de ventilación sobre la transmisión de enfermedades transmitidas por gotículas. Esto concuerda con la física de la transmisión por esta vía, que muestra que la ventilación general no debería afectar la transmisión por gotículas grandes”, como es el caso del coronavirus.

Sin embargo, de la misma manera esta determinación excluye la posibilidad de que la infección entre por las ventanas al momento de ventilar, que puede ser uno de los temores. “El flujo de aire procedente de una fuente contaminada puede provocar una infección a distancia de la fuente. La tasa de infección (o de ataque) se reduce a medida que la distancia física de la fuente aumenta. Una de las condiciones esenciales para que se produzca una infección inducida por un flujo de aire es que la concentración de patógenos transportados sea suficientemente elevada en la ubicación de la fuente”.

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Si el contagiado no estornuda justo afuera de su ventana, no corre peligro. Además, la OMS confirma que “tasas de ventilación bajas están asociadas con mayores tasas de infección o brotes de enfermedades de transmisión aérea. En resumen, la institución presidida por Tedros Adhanom recomienda que “para contribuir a la prevención de las infecciones transmitidas por vía aérea, es necesario que haya una ventilación adecuada”.

Nicolás Muena, virólogo de la Fundación Ciencia & Vida, explica que “en espacios cerrados aquellas microgotitas que son pequeñas a partir de exhalaciones pueden mantenerse un tiempo. Esas pueden salir fácilmente ventilando una pieza, los espacios, los autos, las micros, así salen y se diluyen”.

No es necesario generar la temida corriente de aire para ventilar una habitación. Basta con una ventana abierta y la diferencia de las presiones de aire hará el trabajo, pero esa ventilación tendrá un 10% de la efectividad que tendría si se abren la ventana y la puerta hacia el resto de la casa. Lo más recomendable es abrir parcialmente la ventana y mantener la puerta de la casa abiertas, de acuerdo a las recomendaciones de la OMS. Así se logra un 80% de efectividad y se evita la corriente.

En España ya pasaron por este momento hace meses, cuando el coronavirus atacó el país cuando salían del invierno. En esa oportunidad, el Departamento de Salud de Cataluña aconsejaba “ventilar todas las habitaciones de la casa, en especial aquellas en las que se concentren más personas, un mínimo de 10 minutos tres o cuatro veces al día para asegurar una correcta renovación del aire”.

En tanto, la Comunidad de Madrid, la más afectada por la pandemia, enseñaba que “ahora en invierno hay que ventilar en el momento más caliente del día, hacia el mediodía, o aprovecharnos del momento en que incida más el sol. Unos 10 minutos diarios bastan para renovar el aire de una pieza”.

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“Con el frío le gante tiende a concentrarse más en espacios cerrados y a ventilar menos los espacios, se cierran las ventanas de las casas, de las micros, con menos circulación de aire se pueden concentrar las microgotitas que transmiten el Covid”, advierte Muena, de Ciencia & Vida.

¿Qué pasa en el caso de un enfermo o sospechoso? Él debe permanecer aislado, pero no encerrado. La habitación donde descansa el paciente debe tener la puerta cerrada, pero debe estar bien ventilada y con ventanas con salida a la calle”, señala la EPA.

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