¿Tienes los dedos crespos? Más de 20 mil hombres han hecho test para ver si tienen o no limitaciones para hacer tareas domésticas y de cuidado

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Foto: ComunidadMujer

ComunidadMujer presenta campaña que emplaza a los hombres a hacerse cargo del trabajo doméstico y de cuidado. La posibilidad de que ellos puedan participar más en el mercado laboral y ganen más que las mujeres, agregan, se da principalmente porque se desentienden de esas labores.


¿Qué nivel de dedus crespus tienes? Esa es la pregunta que plantea a la población masculina una nueva campaña realizada por ComunidadMujer (CM) titulada “Dedus Crespus: el síndrome de los dedos crespos”. A través de interrogantes como con qué frecuencia lavan los platos en casa (y si los lavan por ambos lados), si se hacen cargo de sacar la basura o si se ocupan de las compras del hogar; interpela a que analicen qué tan responsables y activos son en el desarrollo de tareas domésticas y de cuidado en el hogar.

La campaña está alojada en el sitio web www.deduscrespus.cl donde quienes lo visiten podrán realizar un test para diagnosticar su nivel de “Dedus Crespus”. También, reciben recomendaciones prácticas y un tratamiento “integral” para superar este mal.

“Si no te tratas ahora puedes empeorar. Tranquilo tiene tratamiento y fácil solución”, ironiza sobre este mal la campaña. Orientada a hombres, porque estudios, y la realidad cotidiana de los hogares en Chile revelan, poco o nada se hacen cargo de esas labores. Hasta ahora más de 20 mil personas han medido su nivel de “dedos crespos” (medición hasta las 18 horas del martes 4 de mayo).

Una situación que en pandemia se ha vuelto dramática: el 40% de los hombres destina cero horas a la semana en actividades como cocinar, limpiar o lavar ropa. Eso en un contexto de sobrecarga producto de la crisis sanitaria, que para las mujeres ha implicado nueve horas semanales más que para los hombres de labores domésticas, dice una investigación del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales UC.

Al consultar sobre las horas semanales dedicadas al cuidado de niños y niñas (solo hogares con menores de 14 años), un 57% de los hombres dedicó cero horas a estas actividades la última semana versus 27,6% de las mujeres, según el mismo estudio.

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La campaña está alojada en el sitio web www.deduscrespus.cl donde quienes visiten podrán realizar un test para diagnosticar el nivel de “Dedus Crespus” que tienen, recibir recomendaciones prácticas y un tratamiento “integral” para superar este mal. Foto: ComunidadMujer.

A través del humor y la ironía, la nueva campaña de CM busca instalar en el debate público la reflexión en torno a la marcada ausencia masculina en las tareas del hogar y de cuidado. Un síndrome que los afecta desde hace miles de años, pero cuyas consecuencias perjudican mayoritariamente a las mujeres. “Muchos lo sufren, pero pocos saben que lo tienen”, plantea la campaña.

La idea fue proponer el humor y la ironía, explica Paula Poblete directora de Estudios de CM “para bajar la guardia en un tema en el que hay muchas resistencias”.

Humor que también se ha ocupado en otras iniciativas, como la desarrollada por la ONU en noviembre de 2020 denominada #YoMeOcupo, que ironizaba sobre el modelo de hombres “ayudadores” para eliminar la división sexual de las tareas domésticas

CM lleva muchos años, y en el ámbito privado las mujeres muchas décadas denunciando y viviendo esa realidad, y muchas veces cuando se aborda lo que se obtiene, dice Poblete, es críticas: “Si hacemos algo serio o si ponemos cifras nos dicen que ‘somos densas’, si nos enojamos que ‘nos enojamos por todo’. Las críticas llegan por todos lados, siempre, porque es un tema que toca las relaciones de poder al interior de las familias”.

El test, explica Poblete, es una provocación para tomar conciencia sobre el tema y realizar cambios. “Algunos creerán que porque lavaron la loza el día domingo ya son corresponsables”, indica. También saben que hay personas a las cuales el mensaje no les llegará nunca, “gente que piensa que no hay desigualdad de género, sin embargo, las cifras muestran que esa desigualdad es alarmante”.

Dedos crespos

La igualdad de género es una demanda transversal que a nivel social ha ganado mucho protagonismo en los últimos años. Un tema que cruza distintas esferas, pero que se ha concentrado en la condena a las expresiones de la violencia de género.

Pero aún hay muchos desafíos pendientes en materia de empoderamiento de las mujeres, la igualdad de género y conciencia social.

Una tarea que parte por casa. Pero en ese espacio privado al parecer los estereotipos de género, base de la desigualdad de género, se resisten a ceder. Están mucho más arraigados de lo que se piensa: Un 38% de los hombres y un 39% de las mujeres dice estar de acuerdo o muy de acuerdo con la frase “el lugar más adecuado para la mujer es su casa con su familia”.

Ante la frase “nadie como las mujeres sabe criar a sus hijos”, un 42% de los hombres y un 40% de las mujeres reconoce estar de acuerdo o muy de acuerdo. Esas cifras son parte de un análisis del Estudio Longitudinal Empleo-Covid19: Datos de empleo en tiempo real del Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales realizado en 2020.

Esa división tradicional del trabajo, que considera a las mujeres como las encargadas del cuidado y a los hombres quienes hacen el trabajo remunerado, indica Poblete, no permite el desarrollo en igualdad de condiciones. “Esta sobrecarga se traduce en un déficit crónico de tiempo que dificulta el acceso en el mercado laboral, que tiene efectos después en las pensiones, junto con una serie de consecuencias”, detalla.

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La división tradicional del trabajo, que considera a las mujeres como las encargadas del cuidado y a los hombres quienes hacen el trabajo remunerado, no permite el desarrollo en igualdad de condiciones. Foto: Reuters.

Tareas domésticas y de cuidado

Tradicionalmente, desde una mirada sexista, en las mujeres ha recaído la responsabilidad del llamado trabajo reproductivo, es decir, todo lo vinculado al cuidado de la casa y de quienes en ella habitan. Una labor que se ha diferenciado del denominado trabajo productivo, aquel que involucra un intercambio monetarios en el mercado, reservado principalmente a los hombres.

El costo de esa división ha sido alto. La sobrecarga femenina en tareas domésticas y cuidado les impide ingresar en igualdad de condiciones al mercado laboral. Ello involucra elevados costos personales y en salud mental. En ese sentido, por ejemplo, el peso que implica la planificación y gestión del hogar (conocida como carga mental), es única y exclusivamente de las mujeres.

¿Cuánto aporta al PIB el trabajo doméstico? Un estudio de ComunidadMujer señala que las tareas domésticas femeninas implican un aporte de 21,8% del total del PIB, mucho más que cualquier otro rubro económico, seguido por servicios financieros y empresariales con un 11,8%.

El trabajo remunerado, tal como Poblete explica, es una moneda de dos caras: “La posibilidad de que los hombres puedan trabajar se da principalmente porque se desentienden del trabajo doméstico”. Por otro lado, dice, las mujeres muchas veces tienen que conciliar la vida laboral y doméstica.

En Chile, aunque ellas representan más del 50% de la población según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (50,7%), no solo participan menos del mercado laboral (en el trimestre móvil de octubre-diciembre de 2020 solo 4 de cada 10 mujeres en edad de trabajar estaban ocupadas, mientras que para los hombres fueron 6 de cada 10), a su vez obtienen un 27% menos ingresos y tienen menor autonomía que los hombres.

En el trimestre octubre-diciembre de 2020, un 33,9% de las mujeres declararon como razón principal para no participar en el mercado laboral, motivos familiares permanentes (sólo un 1,7% de los hombres da esa razón), es decir, tener que realizar trabajo doméstico y de cuidados no remunerados en en sus hogares. Mientras que para los hombres la principal razón es estar estudiando (38,4%).

Espacios y determinaciones íntimas, como quién hace qué en casa, repercuten en el ámbito político y social, advierte Poblete. “El cómo ordenemos la distribución del trabajo en la casa tiene consecuencias en la vida pública, por eso hay menos mujeres que pueden trabajan, menos mujeres que se pueden dedicar a la política o que están presentes en las empresas”.

Por eso es importante avanzar en corresponsabilidad parental y social. “Avanzar en proveer infraestructura para compartir las labores de cuidados, un tema que hoy se entiende como un problema privado, familiar y por lo tanto de las mujeres, pero es una construcción social que ya es hora de que cambie, porque es muy dañino para las mujeres y tiene muchas consecuencias”, indica Poblete.

Una mirada que también está presente en el Código del Trabajo, que establece, recalca Poblete, solo derechos de cuidado y protección de hijos e hijas para las mujeres, como sala cuna y postnatal, y excluye a los hombres.

Los intentos a la fecha de involucrar a hombres no han prosperado. En 2019, por ejemplo, a siete años de la Ley de Posnatal Parental, que busca que los hombres cuiden a sus hijos recién nacidos, solo se habían registrado 1.556 traspasos a hombres, es decir, el 0,23% del total de permisos de postnatal parental iniciados hasta esa fecha.

“La normativa del Código del Trabajo deposita toda la responsabilidad del cuidado en las mujeres, los hombres no tienen el derecho a cuidar. Con estas campañas se hace una interpelación a la política pública, porque si queremos generaciones futuras más responsables tenemos que hacer cambios, y cambios en la legislación laboral para que ambos tengan responsabilidades de cuidado, que hoy solo están diseñados en beneficios para mujeres y que implican costos diferenciados: las mujeres somos más caras, nos pagan menos para compensar esos costos asociados en la maternidad. Por eso hay que otorgarles derechos a los hombres”, sostiene Poblete.

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