Recién a inicios de marzo de 2017, el Mandatario logró sellar el respaldo de su familia para repostular a La Moneda. El rechazo a una nueva aventura presidencial había sido tan cerrado que Piñera alcanzó a escribir una carta dirigida a Chile Vamos para declinar competir. Aunque pudo imaginar los problemas de una segunda administración, nada lo preparó para lo que tuvo que enfrentar.

Entre el 18 y el 28 de octubre de 2019 se acabó el gobierno del Presidente Piñera, al menos tal como lo había imaginado cuando asumió un año y medio antes. Un violento estallido social azotó al país, remeció los cimientos de La Moneda y abrió paso -a contrapelo de buena parte del oficialismo- a un proceso constitucional inédito que -incluso hasta hoy- genera desprecio en los sectores más duros de la derecha.

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Durante su segundo mandato, el Presidente debió realizar más de 13 cambios a su equipo de gobierno. Algunos ministros pidieron dejar sus carteras en estados anímicos críticos –como la primera titular de la Mujer, Isabel Plá-, otros se fueron molestos con el rumbo del gobierno –como la ministra de Educación, Marcela Cubillos. Ninguna despedida –sin embargo- fue más amarga para Piñera que la de su primer ministro del Interior, Andrés Chadwick. Además de su vínculo familiar –ambos son primos hermanos-, el Mandatario sabía que Chadwick sería acusado constitucionalmente tras el estallido social. Peor aún, entendía que el destino político de su ministro era un sacrificio para neutralizar la amenaza de su propia destitución.

La rápida expansión por el mundo del coronavirus -durante los primeros meses de 2020- sacó a relucir las mejores características del liderazgo del Presidente: afán competitivo, habilidad para encarar transacciones y definir planes para cumplir metas. Pero también algunas de sus debilidades -como el exceso de celo en el gasto de recursos que ralentizó la entrega de ayudas económicas a la ciudadanía y desató una rebelión oficialista que apoyó el retiro de fondos previsionales.

El 11 de marzo el Mandatario terminará su segunda administración. Un gobierno que estuvo muy lejos de lo que imaginó cuando conquistó con holgura La Moneda en diciembre de 2017. Un estallido social, el embate de la pandemia y una oposición tenaz que lo acusó constitucionalmente en dos oportunidades fueron parte del recuento. A él se suma una profunda fractura en la derecha por el devenir de su administración. Piñera, en todo caso, prepara su propia versión de los tumultuosos cuatro años a la cabeza del país y escribirá un libro.