Soy nutricionista y así es cómo puedes diferenciar el hambre real del hambre emocional

Cómo diferenciar el hambre real del hambre emocional, según un nutricionista

Según el experto, el hambre emocional —que consiste en comer en exceso a raíz de las emociones y estado de ánimo— puede desencadenar en graves problemas de salud.


¿Te ha pasado que estás tan triste que lo único que quieres es estar en tu sillón, comiendo todo el helado de chocolate que puedas? ¿O has estado con tanto estrés mientras trabajas que no puedes parar de picotear lo que sea que tengas en el refrigerador y la despensa?

Comer guiados por el estado de ánimo se le llama “hambre emocional”, una especie de hábito que está normalizado entre las personas pero que, según el nutricionista Pablo Ojeda, puede desencadenar un trastorno alimentario y afectar severamente la salud.

Y es que la persona podría no saber diferenciarla del hambre real y estaría comiendo no porque realmente su cuerpo lo necesita, sino porque sus emociones se lo dictan.

¿Qué se puede hacer en estos casos? Esta es la explicación del experto.

Cómo diferenciar el hambre real del hambre emocional, según un nutricionista

Cómo diferenciar el hambre real del hambre emocional

Según expuso el nutricionista Ojeda en el medio español La Sexta, los atracones repetidos son una señal de alarma. “Si esto se repite en el tiempo, ese descontrol, hay que ir al psicólogo, al médico, porque estamos hablando de un trastorno de la conducta alimentaria”, aseguró.

Ahí reside la importancia de saber diferenciar el tipo de hambre que sentimos, para así saber si necesitamos ayuda de un profesional o si simplemente podemos saciarla, nutriendo al cuerpo.

Estos son algunos pasos para diferenciar entre el hambre real y el emocional:

  1. Tu antojo es de algo en específico. Además, según explicó el experto, estos antojos suelen ser de comida “no saludable”, como cosas dulces.
  2. Lo quieres inmediatamente.
  3. Tu hambre no se sacia después de haber comido. “Cuando el hambre es real, se encuentra en el estómago y se escucha en lo más profundo”, dijo Ojeda. Además, el hambre emocional persiste aún después de haber comido.

“Una vez que comes, no necesitas más, ya que experimentas la sensación de saciedad. En cambio, si como desaforadamente y no me sacio es porque no busco saciar mi hambre, sino que estoy queriendo tapar otra cosa con la comida”.

Es ahí donde el nutricionista señala que la persona debe buscar ayuda profesional, pues puede estar ad portas de tener un trastorno alimentario que —según especifica MayoClinic— es una afección que influye en la forma de pensar sobre la comida, problemas en la alimentación, peso, figura y comportamientos.

Cómo diferenciar el hambre real del hambre emocional, según un nutricionista

La importancia de ser flexibles en la dieta

Pese a que el hambre emocional puede desencadenar problemas graves, el llamado del nutricionista Ojeda también fue a no “satanizar” los alimentos: “El problema actual de la comida no es la comida, no es que comas un pastel un día, que te comas una hamburguesa… El problema es la culpa”.

Es decir, se puede disfrutar de esa hambre emocional “de vez en cuando”: “Un trozo de chocolate a tiempo, una tarta a tiempo, una buena hamburguesa a tiempo, a veces es mucho más beneficioso que un filete de pollo a la plancha con una ensalada”.

“No estoy hablando lógicamente del plano nutricional, estoy hablando de la rigidez, de ser un poquito flexible”.

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