V.E. Schwab, escritora: “J.K. Rowling hirió repetidamente a sus seguidores y negó la identidad transgénero”

La escritora estadounidense es autora de la trilogía Sombras de magia.

La prolífica autora de fantasía acaba de publicar en Chile La vida invisible de Addie LaRue, una historia que reinventa el mito de Fausto, ahora con una mujer protagonista y con personajes LGBT. La novela está entre los libros más vendidos en Estados Unidos.


Los últimos diez años parecieran ser una carrera contra el tiempo para Victoria Schwab (1987), quien rompe marcas de velocidad como una atleta de la publicación narrativa. Desde que comenzó su profesión literaria en el 2011 ha escrito 20 libros (es decir, dos por año) y en un mes más saldrá otro, parte de su trilogía Cassidy Blake sobre cazadores de fantasmas. Estará bajo el nombre de Victoria Schwab, que es el que utiliza para sus creaciones más juveniles o incluso infantiles.

Para las más “adultas”, echa mano a otra rúbrica. Se hace llamar V. E. Schwab. Es bajo esa firma que han aparecido tal vez sus libros más conocidos y mejor criticados y ella misma reconoce que el estilo simple y sintético de las letras capitales le acomoda más que su nombre completo. Así publicó, por ejemplo, su popular trilogía Sombras de magia (2015-2017) o Una obsesión perversa (2013), descrita por el diario The Guardian como “una brillante exploración del mito del superhéroe”.

Bajo las iniciales V. E. llega también La vida invisible de Addie LaRue, una obra que le tomó una década de trabajo y que está entre los diez libros más vendidos del ranking de The New York Times, el más importante de EE.UU. La novela es un cambio de paradigma con respecto a sus obras anteriores y revitaliza el viejo mito de Fausto en clave femenina y con personajes de la comunidad LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales).

En términos generales, cuenta las experiencias de Adeline LaRue, una muchacha que en la Francia de 1714 se escabulle de un matrimonio forzado gracias a un pacto con un desconocido que se hace llamar Lucas. El hechizo permite que nadie la recuerde y que, por consiguiente, ni sus padres, ni su eventual futuro esposo sepan quién es.

Es más, el mefistofélico Lucas le ha concedido la inmortalidad a cambio del anonimato: vivirá errando de siglo en siglo y de país en país sin nunca estampar su recuerdo en nadie hasta que un día un muchacho llamado Henry sí la retenga en su retina. Tal como Addie, Henry es bisexual.

Poseedora de un estilo ameno y con una ambición mayor que sus narraciones previas, La vida invisible de Addie LaRue ha logrado también buenas críticas, entre ellas del diario The Washington Post, donde fue llamada “una de las más adictivas y cautivantes novelas de los últimos años”. En octubre del 2020 sus derechos de adaptación cinematográfica fueron adquiridos por Entertainment One, la misma compañía tras 1917, de Sam Mendes.

Residente momentánea en París, donde acompaña a sus padres desde que se inició la pandemia (“ellos viven acá hace seis años, desde su jubilación”), V. E. Schwab conversa con Culto sobre su última obra, recién publicada en Chile por Ediciones Urano.

-La vida invisible de Addie LaRue le tomó 10 años de trabajo. ¿Por qué?

Concebí la primera idea seis meses antes de publicar mi primera novela, La bruja de Near (2011). Me demoré diez años en escribir La vida invisible de Addie LaRue, pues no quería apurar nada: primero me faltaba el final y nunca empiezo una narración sin tener la conclusión antes. No quería que lo que escribiera fuera menos que lo que tenía en mi cabeza. Básicamente me la pasé ocho años entre dos opciones: escribir un libro imperfecto o no escribir nada. Finalmente lo empecé.

-Mientras tanto, en la última década, publicó 20 libros. ¿Cómo mantiene ese ritmo?

La gente cree que soy rápida, pero no es así. No soy una escritora rápida, sino que constante. No desperdicio el tiempo, pero tampoco escribo cinco mil palabras al día. Por el contrario, no paso de las mil. Aún así me gusta usar la metáfora de que soy una especie de cocina con cinco o seis quemadores: a veces sólo uno de ellos está encendido y los otros descansan o están a fuego lento. La idea es estar siempre con algo que hacer, nunca sin ninguna historia frente en mi computador.

-La historia de La vida invisible de Addie LaRue transcurre desde la Francia prerrevolucionaria hasta hoy. ¿Cómo logró introducir una historia de ficción dentro de circunstancias históricas?

Hay que encontrar un balance entre lo que se crea y lo que es la realidad. Tampoco quería que el libro fuera una especie de Forrest Gump en el sentido de que la protagonista Addie sólo se encuentra con tipos famosos. Al final la novela es una gran mezcla de eventos reales y ficticios a partes iguales: el contexto es verdadero, las modas y los salones de París son de la época, pero hay muchos artistas que se nombran que no existen. En Nueva York eso es aún más evidente.

-Usted ha sido lectora de Harry Potter y a veces aplica las normas de las diferentes casas de Hogwarts (Gryffindor, Slytherin, Hufflepuff y Ravenclaw) para referirse a sus personajes.

(Ríe). Sí. Históricamente en el género de la fantasía las mujeres tienden a ser descritas como sensitivas, tolerantes y poco ambiciosas. Por el contrario, los hombres son luchadores y egoístas. En esta novela quise que fuera al revés. Addie es la ambiciosa y autosuficiente, mientras que Henry (el hombre que conoce en Nueva York y el primero en recordarla en 300 años) es sensible y más pasivo. Eso corresponde a las características de las casas de Slytherin y Hufflepuff, respectivamente.

-¿Cree que J. K. Rowling fue víctima de la llamada “cultura de la cancelación” cuando sus comentarios en Twitter fueron considerados transfóbicos?

Es una situación muy perturbadora. No voy a mentir: siempre encontré mucho amor en sus libros y también me identifiqué con lo que ahí pasaba. Crecí leyéndolos y me eduqué como lectora y escritora con ellos. Les debo mucho. Por otro lado, no creo que el suyo sea un caso de cultura de la cancelación, donde básicamente se anula o responde a alguien en forma inmediata y casi sin reflexión previa. Lo de Rowling se extiende desde hace años. Con sus palabras y posturas hirió repetidamente a sus seguidores y negó la identidad transgénero. Muchos lectores LGBT se hallaron a sí mismos en sus libros y ella ahora, de alguna manera, les arrebata ese mundo. Como miembro de la comunidad LGBT, es muy doloroso para mí comprobar que J. K. Rowling les ha hecho ese daño.

-¿Cree que perderá lectores por su postura sobre la transexualidad?

Es difícil saberlo, pues no todo el mundo está atento al debate de las redes ni tiene el dedo puesto en el pulso de lo que está sucediendo. Sé que hay muchos lectores y autores decepcionados por su conducta. Pero más allá de negar libros, tenemos la oportunidad de recomendar otros o de crear historias que sí respeten a la comunidad LGBT.

-¿Está leyendo algo en este momento?

Sí, siempre. Mi marca son 100 libros al año y el año pasado leí 113. Acabo de terminar dos: The extraordinaries, de T. J. Klune, y Greenlights, de Matthew McConaughey. Las memorias de McConaughey están particularmente buenas.

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