Pedro Mairal, escritor argentino: “La verdad, no soy optimista, me parece que hay una furia en el aire”
El reconocido autor de Una noche con Sabrina Love y La uruguaya está de regreso. En las librerías nacionales ya se encuentra Los nuevos, su nueva novela en la que cuenta la historia de tres adolescentes que intentan aprender sobre el mundo al que salen, no sin una cuota de crítica a lo que consideran hipocresía o cinismo. Acá, Mairal habla del libro, lo que significaron sus anteriores éxitos para su trayectoria, y una mirada sobre el gobierno de Javier Milei.
Fueron las frías playas de Rocha, en Uruguay, una localidad turística por excelencia, las que le dieron el impulso al escritor argentino Pedro Mairal (55) para un nueva novela. Ahí, en ese apacible balneario que recibe a los amantes del outdoor, el senderismo, el surf y la equitación, Mairal comenzó a masticar los primeros rudimentos de una historia que tendría a un adolescente como protagonista.
“Apareció esta idea de la novela inexistente, era un personaje que no quería contar algo, eso me gustaba y me parecía potente esa idea. ¿Qué es lo que no quiere contar? Es un chico que está en carne viva porque se le murió la madre hace poco y va a una especie de felicidad obligatoria en un lugar de vacaciones con su padre, la novia del padre y su hermanastro. Pero está muy enojado. Esa voz fue lo primero que apareció”, comenta Mairal a Culto vía Zoom desde Uruguay, país donde reside.
El chico se llama Thiago, y tiene una actitud crítica hacia el mundo, que considera de alguna manera falso. Un escepticismo un poco a la manera del inolvidable Holden Caulfield de El guardián entre el centeno. “Yo lo dejé hablar al personaje de Thiago. Que saliera toda su bronca, su enojo contra esa hipocresía de ese lugar que él considera tan absurdo que es un lugar donde gente de clase media alta va a buscar a jugar a la precariedad, en esas cabañas sin agua corriente, ni luz, ni Wi-Fi”.
Como buen joven de 19 años, tiene una pandilla de amigos: Bruno y Pilar. El primero está en EE.UU., tratando de sobrevivir como estudiante en un mundo hostil hacia los extranjeros; y la segunda, busca su lugar en el mundo. Ninguno tiene su vida tan resuelta ni sabe para dónde van. Es lo que narra Los nuevos (Planeta), el regreso a la novela de Pedro Mairal después del exitazo que significó La uruguaya (2016).
Parte de una generosa generación de escritores trasandinos, que incluye nombres capitales como Fabián Casas, Mariana Enriquez, Samanta Schweblin y Selva Almada, Mairal despuntó desde su primera novela Una noche con Sabrina Love (1998), que obtuvo el importante Premio Clarín de Novela y posteriormente fue llevada al cine por Alejandro Agresti. Desde ahí ha logrado consolidarse como uno de los importantes nombres literarios de su país.
¿Cuánto de usted hay en Thiago, Bruno y Pilar?
Por más que él diga “no quiero escribir”, Thiago es alguien que escribe, ahí está mi veta literaria; en Bruno sin duda está mi veta musical y en Pilar está mi veta cinematográfica si se quiere, mi costado de guionista, contar las cosas con imágenes. Pero también hay que decir que son ellos, particularmente. Me preguntaba de dónde salían, eso es algo muy misterioso. Incluso, me encariñé con ellos, nunca me había pasado encariñarme con personajes, eso lo noté cuando los tuve que maltratar, porque para que haya una historia tenés que maltratarlos, así como Cervantes hace que le peguen al pobre Quijote varias veces por capítulo, ¿no? Si no, no hay cuento. Entonces Bruno se enamora hasta el tuétano pero después yo tenía que romperle el corazón, entonces ahí hay un lado mío que decía cómo voy a lastimar a este pobre muchacho, me sentí un dios cruel, pero si no, no había historia. Eso fue bastante extraño porque, como te decía hay un desprendimiento de mí en los personajes, pero también son ellos. Entonces me salía un costado extraño, paternal, de cuidarlos.
Los personajes están a la deriva, buscándose, muy en la adolescencia, pero de alguna manera desilusionados. ¿Le parece que las actuales generaciones tienen una mirada más pesimista del mundo?
Yo creo que sí. Hay una bronca, hay una furia en esa voz y por supuesto en parte es mía. A Thiago todo le parece un poco falso, hipócrita, hay un intento de desenmascarar algo, esa ojeada también está en Holden Caulfield. Hay una mirada que sale por primera vez al mundo, mira a los adultos y le parecen casi como actores que están representando una gran obra de teatro en la que no le interesa participar, y frente a esa furia que él tiene hay una reacción de institucionalizarlo: o lo puede tomar la ley, o la psiquiatría. Entonces, sí hay algo en esa furia, ese enojo. No sé bien si es actual o es algo también de época que se retrotrae al siglo XX, o no sé si es de un período de la vida. Me cuesta teorizar al respecto.
Pero, ¿usted es optimista o pesimista?
No, no soy optimista. La verdad no soy optimista, me parece que sí que hay una furia en el aire. Cada uno está sobre informado y creo que nuestro cerebro supura con el exceso de información y redes sociales. Está lo que llaman el hate, y a mí la literatura me sirve para no enloquecer. Entonces, mi propia furia sale por ahí también.
¿Definiría Los nuevos como una novela de aprendizaje?
Claramente no es una novela juvenil, no creo que lo sea. Pero sí tiene el costado del aprendizaje, yo creo que sí, en el sentido que Thiago aprende a sobrevivir en ese neuropsiquiátrico, cuenta lo que aprendió de Aguirre, este hombre de campo que le enseña le enseña cosas, a trabajar con los animales, a hacer cosas con sogas y artes manuales; Bruno aprende a trabajar y Pilar aprende a manejar. De pronto, esos chicos salen de sus casas por primera vez y se enfrentan a un mundo con el que tienen que reaccionar y interactuar, entonces sí creo que hay algo de novela de aprendizaje. Cada uno aprende más cosas pero todo les sucede por primera vez.
Después de una trayectoria tan consolidada, ¿qué significa para usted lanzar una nueva novela? ¿Sigue sintiendo los mismos nervios o la misma emoción que al principio?
Mirá, lo que me pasa es que yo tengo que aprender a escribir cada libro. No es que tenga una especie de motor que funcione, lo enciendo y avanza. No. Es tracción a sangre, a remo. Para mí, el oficio (de escritor) funciona como una manera de seguir adelante a pesar de la frustración de sentir que estoy arruinando una buena idea. Creo que el oficio de escritor es sentarse y hacerlo, pero nada más. No es una facilidad, y sabiendo que van a haber preguntas y que después el libro tiene su recorrido, que pueden haber traducciones, etc. Pero no puedo pensar en eso cuando escribo, porque me silencia por completo. Creo que necesito escribir en un estado un poco sonámbulo, sin ser del todo consciente de lo que estoy haciendo.
Hablemos de Una noche con Sabrina Love y La Uruguaya, ¿qué significaron para su carrera de escritor?
Son novelas escritas en momentos muy distintos y cada una tiene algo que ver con esa etapa. Una noche con Sabrina Love es la historia de un chico que sale a la ruta, se va de su casa y de alguna manera emprende un viaje que se parecía un poco al viaje que yo estaba emprendiendo. Nunca había escrito una novela y ni siquiera sabía si era una novela, para mí era un cuento largo. La escribí a los 28 años, hoy día la leo y creo que está bien, pero ya no escribo así y le veo algunos tics: quizá demasiado adorno verbal, hay como una celebración del lenguaje que era propia de esa época. En las reediciones me preguntaron si quería corregir algo y la verdad que me puse a releer y me pareció que el cuarentón desencantado no tenía por qué ir a corregirle la novela al veinteañero entusiasta. El libro está bien así y no tenía por qué ir a bajarle el tono lírico. Después La Uruguaya, ocupó mucho tiempo de mi vida, con reediciones, traducciones, con la película. Las repercusiones de ese libro siguen y siguen haciendo esta especie de olas concéntricas y lo celebro, pero es muy difícil de controlar. Esas dos novelas se volvieron leídas más allá del círculo de lo literario. Fue una cosa extraña, súper bienvenido que eso suceda, pero es muy difícil repetir voluntariamente ese tipo de experiencia. A veces sucede con algunos libros y a veces no.
En otro ámbito, ¿qué piensa del gobierno de Javier Milei?
Yo creo que el fenómeno Milei no es algo que se pueda entender como algo que surgió de golpe en diciembre del 2023, me parece que hay que pensar también lo que fueron los últimos años del gobierno anterior. El gran deterioro económico que hubo, como la gente vivió eso con un sufrimiento que se vio reflejado en ese voto bronca. Digamos, es un voto casi autodestructivo, alguien que aparece con una motosierra diciendo voy a romper todo. Ese voto que surgió se debe a una oposición y un enojo muy grande con el gobierno anterior. Pero me parece realmente preocupante el nivel de regodeo en la crueldad que hay ahora, y también de esta concepción de que todo lo cultural es un robo. La verdad que está provocando un desequilibrio enorme en la Argentina y también el surgimiento de una naturalización de la crueldad, es como que es cool ser cruel.
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