12 shows en la vida de la fan número uno en Chile de Marco Antonio Solís
<P>En primera persona, la presidenta del fan club, Rosa Zúñiga, describe cómo ha volcado su devoción por el ídolo mexicano que canta hoy.</P>
"Me dicen la 'Señora Solís'. Donde vaya soy la 'Señora Solís'. Tengo 49 años y lo he visto 11 veces desde el primer show que dio en Chile. He estado en todos: la Pista Atlética, el Festival de Viña, el Parque O'Higgins, el Estadio Nacional, dos veces en el Movistar Arena, el Festival de nuevo, Talcahuano, Iquique, otra vez Movistar Arena y Quillota. Ahora voy por los 12.
Me acuerdo de todos, con día y hora. Si consideramos que cada concierto dura dos horas, me ha pasado 24 horas completas mirándolo. Son hartos los minutos, pero también la emoción. Es mucha la plata, pero también el cariño. Todas fueron únicas, aunque atesoro con toda mi alma una jornada anterior. El 7 de octubre de 2003: fue el día en que lo conocí. Dios es grande y me dio esa opción.
Ya era una de las primeras y más fieles fanáticas de su música y lo vi en un restaurante del Mall Plaza Vespucio. Ese año vino sólo a hacer promoción y me gané un concurso para poder estar con él: es como si lo hubiera conocido desde siempre.
Humilde y cálido, como sus letras. Porque yo no lo amo como hombre ni como macho. Tampoco por algo de piel o un afán sexual. Lo amo como ser humano. Como algo sagrado. Como algo divino. Es muy parecido a Jesucristo y así también va por la vida. Es un millonario, pero nunca se olvida ni de dónde vino ni de sus fans.
Cuando lo veo, me dan ganas de protegerlo. Eso es lo que me provoca. Cuando salen sus singles en México o Estados Unidos, llamo a Pablito Aguilera para decirle que las programe, que les dé espacio y que suban en el ranking de audiencia. A la distancia, estoy pendiente de él. Me convertí en presidente de su fans club oficial en Chile. Empezamos a construir una relación, nos vemos cada vez que viene y él también dice que me quiere. Que me protege. 'Es recíproco, Rosita, es recíproco', me dice cada vez que nos encontramos, con su tono paternal. 'Ya estás nerviosita Rosita, ya estás nerviosita', me dice otras veces, porque, sí, me pongo nerviosa.
Por él he conocido lugares impensados. La primera vez que viajé en avión fue para verlo: fui a Iquique y me gasté 190 mil pesos, porque era temporada alta. Nací en el sur, en Colbún, y primera vez que estoy en un paisaje donde no hay un solo lugar verde. Nada. En el otro extremo, una vez lo seguí hasta Talcahuano y el último bus de vuelta a Santiago salía a las 12 de la noche. El show terminó 15 minutos antes y debí salir corriendo del estadio persiguiendo el bus.
Cualquiera podría pensar que en esto se gasta mucho. Nada: nunca compro entradas caras. Siempre galería. El lo sabe y lo aprueba: como fanáticas, jamás vamos adelante, porque ese mismo dinero nos puede servir para obras sociales.
Cualquiera podría pensar que no le doy tiempo a mi familia. Nada: tengo dos hijos y un esposo, Sergio, que me apoya en todo. Las reuniones del club son en mi casa en La Florida y él se convierte en el esposo de todas nosotras. Ama lo que hago y dice que me cuide. Que vaya, que lo siga. Además, ordené mi vida para equilibrar mi amor por Marco y por mi familia. Trabajo en una empresa de gas y entro a las 18 y salgo a las 23 horas. El resto, lo dedico a mi lado de fan, a mi club y a ayudar a una fundación que cuenta con toda la venia de él. Como debe ser".
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.