5 lugares asombrosos del Altiplano
<P>Desde cavernas que parecen paisajes de Marte hasta un cementerio de trenes en el desierto. Estos son algunos de los más sorprendentes y desconocidos paisajes andinos.</P>
1. Cráter del volcán Cotopaxi
Con sus 5.900 metros de altura es el segundo volcán más alto de Ecuador, detrás del Chimborazo, y el segundo activo más grande de Sudamérica, después del Ojos del Salado. El Cotopaxi es la montaña más escalada del país, y si bien por su geografía no es considerada una escalada difícil, sí complica la falta de oxígeno por la altura. Para acceder a la cumbre, hay que llegar hasta el refugio José Rivas, ubicado sólo a hora y media a pie desde la autopista Panamericana, dentro del Parque Nacional Cotopaxi. Al cráter se puede llegar en un día desde allí, claro, a paso lentísimo para evitar la puna y utilizando botas, piolets y crampones. Pasados los 5.500 m, el olor a azufre anuncia la cumbre y regala una espectacular vista del enorme cráter de un kilómetro de diámetro y 200 metros de profundidad.
2. Cementerio de Trenes de Uyuni
Nadie duda que los irreales paisajes del Salar de Uyuni generan sensaciones especiales. Por eso no es de extrañar el asombro de los turistas cuando llegan a este melancólico cementerio de antiguos trenes victorianos. ¿Cómo estas otroras poderosas y elegantes máquinas llegaron a "morir" aquí? Todo se debe a la "fiebre de la plata", generada por las minas de Potosí. A través de la línea ferroviaria que unía Uyuni con Antofagasta, estas locomotoras llevaban el mineral que se extraía en las minas de Pulacayo y Oruro hasta la fundición de Huanchaca, en Chile. El auge de la plata duró hasta 1902, abandonándose toda la infraestructura del desarrollo minero. Así, estas máquinas quedaron como los oxidados testigos de ese pasado, en medio de la desolación del paisaje altiplánico.
3. Cuevas de Acsibi
Entre las múltiples sorpresas que entrega Salta, hay un lugar que parece salido de otro planeta. Siguiendo el lecho casi siempre seco del río Montenieva, se llega hasta las Cuevas de Acsibi, ubicadas a 15 km de la localidad de Secantlás (Valles Calchaquíes). El gran cañón natural de tonos rojizos ofrece una espectacular ruta, donde las parades de las quebradas se van volviendo más y más angostas a medida que se avanza por el camino hasta las alucinantes cuevas, las que presentan las fomas más extrañas que se puedan imaginar. En medio de este paisaje marciano, es imperdible observar los haces de luz que se cuelan por las cavernas y los cambios de coloración de las rocas mientras avanzan las horas del día.
4. Salineras de Maras
Al caminar hacia las "minas de sal" ubicadas al noroeste del pueblo Maras, cercano a Cusco, es difícil creer que la imagen que aparece frente a los ojos haya sido creada por el hombre. Las salineras son alrededor de 3.000 pozos pequeños de 5 m2 que parecen desafiar la gravedad colgando de los bordes de las quebradas del valle. En épocas de sequía, las piscinas se llenan con agua salada proveniente de un manantial ubicado sobre los pozos , y que cuando se evapora la sal se cristaliza y le entrega el característico color blanco a las salineras. Cuando se acumulan unos 10 cm de sal, los locales la retiran para llevarla a mercados de la región, en un proceso que puede llegar a ser todo un espectáculo para los amante de la fotografía.
5. Laguna Roja
Está ubicada en los alrededores de la comunidad de Camiña, Región de Tarapacá,y probablemente es el secreto natural mejor guardado del norte de Chile. La llamada simplemente Laguna Roja se encuentra a 3.500 m de altura y su coloración única siempre ha sido motivo de asombro. Los antiguos aimaras pensaban que estaba "maldita" y actualmente se cree que su color rojo intenso -como si fuera sangre- se debe a la sedimentación de minerales que emanan del fondo de la laguna mezclados con pigmentos de algas. El camino de acceso a la laguna se encuentra en malas condiciones y muy mal señalizado, por lo que es conveniente acceder a través de tours, que tienen un valor de $ 75.000 aprox. (www.suriretours.cl).
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